BRUSELAS (apro).- Hace casi una década la Comisión Europea publicó un cómic que describía cómo un virus transmitido a los humanos por un animal se propagaba sin control por todo el planeta.
Si bien el volumen contiene elementos de ciencia ficción, la trama revela un sorprendente parecido con la actual situación de emergencia sanitaria mundial que ha desatado el coronavirus. El cómic incluso se anticipa a las reflexiones que actualmente proliferan en torno a la nueva sociedad que podría estar naciendo.
La historia que relata Infected (Infectado) no es totalmente la invención de mentes creativas. Hay mucha información científica en la base narrativa que aportaron los especialistas en salud pública de la Unión Europea (UE) a los artistas involucrados en el proyecto.
“Recuerdo que el tema de la pandemia era el centro de preocupación de los expertos de la Comisión Europea con los que me reunía”, comenta a Proceso el conocido autor francés de tiras cómicas Jean David Morvan (JD Morvan, su nombre artístico), quien se encargó de realizar el guion.
Morvan afirma que los funcionarios europeos “sabían muy bien que una nueva pandemia llegaría en cualquier momento. Desconocían qué virus brotaría, pero es algo para lo que estaban preparados desde hace mucho tiempo”. Aun estaba fresca en la memoria la pandemia de influenza A-H1N1 que le costó la vida al menos a 180 mil personas en el mundo en poco más de un año que duró (2009-2010), según datos de la OMS.
La historieta, de 52 páginas y disponible en inglés, tenía como objetivo que sirviera para divulgar un programa de cooperación regional de la UE “sobre enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes en Asia”. Su producción corrió a cargo de la Dirección General de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea.
Ambientada en 2006, una parte decisiva del cómic ocurre cuando uno de los personajes principales, Samuel de la Mancha, el enviado especial de la ONU para pandemias, viaja a Asia con un equipo de periodistas suizos para explicar sobre el terreno el peligro que representa para la salud humana la estrecha convivencia con animales.
El personaje de De la Mancha –señala Agence Europe– está inspirado en el médico británico David Nabarro, quien entre 2005 y 2014 fue el coordinador de la ONU para la influenza aviar y humana. Curiosamente Nabarro sería uno de los seis enviados especiales que nombró la dirección general de la OMS para responder desde febrero pasado a la pandemia de covid-19.
En el cómic, De la Mancha, paseando entre cerdos, gallinas, perros y primates, expone a los periodistas que 75% de las nuevas enfermedades infecciosas son de origen animal, afectan sobre todo regiones densamente pobladas que están en contacto con fauna y se propagan fácilmente por la globalización y la destrucción del medio ambiente.
“Imaginen si ustedes son infectados en este mercado por un nuevo agente infeccioso”, dice el diplomático. “Quizás se darían cuenta hasta el fin del periodo de incubación. Mientras tanto seguirían su viaje a Europa, Estados Unidos, Latinoamérica o Australia vía un aeropuerto internacional e infectarían a mucha gente que a su vez se trasladaría a otros destinos”.
Hablaba frente a la cámara cuando un mono salta desde un árbol y al intentar arrebatarle el teléfono rasguña al funcionario de la ONU, quien queda infectado del virus B-1049. Cuando empiezan a aparecen los síntomas, trata de aislarse. Pero ya es demasiado tarde: los periodistas estaban contagiados. Con su regreso a Europa se desencadena una terrible pandemia que mataría a mil millones de personas en todo el mundo.
Pandemia prevista
Morvan es un afamado escritor de cómics con más de 200 títulos firmados en su carrera. El año pasado lanzó una serie de 30 biografías de asesinos seriales, para la que contó con la asesoría del escritor y experto francés en la materia Stéphane Bourgoin.
En 2011, recuerda Morvan, fue contactado por el ilustrador belga Laurent Durieux, quien con su hermano Jack tenía una empresa de gestión de proyectos de cómics. “Me llamó para preguntarme si me gustaría hacer el escenario de un cómic para la UE sobre una pandemia. Dije: ‘¿Por qué no?’. Fui a Bruselas, donde viví dos años durante mis estudios en la Academia de Artes de Saint-Luc, y montamos el proyecto con Huang Jia Wei, un dibujante chino amigo mío con quien trabajaba en esa época”.
–¿Con qué material informativo construyó la intriga?
–La estructuré en equipo con la gente de la Comisión Europea. Había información que estaba obligado a meter en el cómic. Tenía que relatar el surgimiento de la pandemia. Lo que hice fue crear una aventura para dar al lector las ganas de descubrir la realidad de una pandemia. Mi trabajo como escenarista fue integrar lo que me pedían de una manera que no fuera aburrida.
–¿Entonces la información científica fue aportada por los expertos en salud de la Comisión Europea?
–Exactamente. Ellos querían un medio simple para explicar al gran público el surgimiento de una pandemia; un medio fácil y didáctico. La historieta tiene esa ventaja, es fácil de leer y uno aprende cosas. Es su principal cualidad. Nadie está obligado a leer un cómic, como sí pasa con los reportes.
La historieta ofrece una visión futurista de los efectos sociales y políticos de la pandemia del virus B-1049, que también resulta inquietantemente familiar.
Para empezar se plantea el fracaso de la OMS en el combate al brote epidémico y la subsecuente desconfianza ciudadana en las instituciones que no fueron capaces de anticipar la emergencia sanitaria. Lo anterior propicia que la población acepte severas medidas de seguridad “que hacen la vida insoportable”.
En una medida extrema que provoca una hambruna en los países pobres, los animales y los seres humanos son absolutamente separados. La idea de implantar barreras gana terreno en la sociedad y, una década más tarde, los humanos dejan de acercarse entre ellos para no contraer el virus. La depresión se convierte en la enfermedad más común.
Pero la trama da un giro esperanzador con la llegada de un héroe enviado desde 2111 por un grupo de científicos que construye en secreto una máquina del tiempo; el personaje irrumpe en medio de un laboratorio altamente protegido de tipo P4 como el que hay en Wuhan, la ciudad china donde surgió el brote de coronavirus. El “viajero” tiene la misión de cambiar el rumbo de la historia llevando al pasado la medicina que cura el virus y que debe entregar a Chang Wenling, la asistente de De la Mancha.
Pero primero tendrá que escapar del villano que intenta despojarlo del medicamento para venderlo a una farmacéutica y hacerse rico. Luego debe rescatar a la joven asistente de una organización criminal para finalmente salvar de la muerte a De la Mancha.
La cooperación internacional y la producción masiva de una vacuna, desarrollada por un consorcio de empresas farmacéuticas, permite que la pandemia sea controlada en seis semanas y que el número de víctimas se reduzca a menos de un millón. El mundo recobra su normalidad y la comunidad internacional sale fortalecida.
Poco conocido
A diferencia del desenlace optimista de Infected, en la realidad los Estados miembros de la UE actuaron cada uno por su lado frente al covid-19: sin coordinarse cerraron fronteras, prohibieron la exportación de material médico como tapabocas y respiradores, adoptaron dispositivos de confinamiento distintos –a veces francamente opuestos– y, entre cruces de acusaciones, no han logrado acordar un paquete de recuperación económica para la región.
“En los cómics podemos imaginarnos que todo pasa bien”, suelta Morvan con desenfado. Agrega: “Infectedmuestra lo que nos gustaría que pasara ante una pandemia, que todo el mundo se uniera y trabajara en armonía. Pero ya vimos que cuando llega una pandemia, no es exactamente lo que pasa. Surge una situación de crisis y la gente prefiere plegarse sobre sí misma que abrirse a los otros. Cada quien se las arregla como puede.”
El propósito del cómic fue explicar a un gran público adolescente qué es una pandemia y mostrar que el multilateralismo puede contribuir a detenerlas.
De acuerdo con datos proporcionados a este corresponsal por la Comisión Europea, el presupuesto para su diseño fue de 85 mil 705 euros (poco más de dos millones de pesos) y para su impresión se gastaron otros cuatro mil 84 euros (casi 100 mil pesos).
Según la misma fuente, fueron apenas publicados cinco mil 20 ejemplares, que nunca fueron distribuidos en tiendas o librerías. Fueron regalados en las contadas oficinas de información de la Comisión Europea y en las delegaciones de la UE en Asia.
Ni siquiera Morvan conoció el destino del cómic, del que conserva sólo una copia. Comenta: “La publicación de este proyecto fue un misterio para mí. La producción pasó muy bien y trabajé con gente estupenda. Tuve un montón de reuniones muy interesantes en las que aprendí mucho. Pero una vez que Infected fue publicado se entregó a servicios oscuros de la Comisión Europea y desapareció: no conozco ni el número de ejemplares que se imprimieron”.
El artista francés considera que valdría la pena reimprimir Infected y darle más difusión, aunque añade: “No sé si la gente quiera acordarse de una pandemia después del covid-19, pero creo que el cómic en sí mismo está padre”.
Como anécdota, en dos viñetas aparece, en una vista aérea, un inmueble idéntico al Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Es donde vive el jefe del poderoso grupo criminal que pretende robar la vacuna.
–¿Usted conocía el edificio o es pura coincidencia que esté en su cómic?
Responde mientras hace memoria: “Creo que es una coincidencia, porque nunca he estado en México. Seguro buscaba un inmueble interesante para el dibujante y encontré ese que menciona. Utilizo mucho fotografías de Google para encontrar lugares con poderío gráfico y lindos para una página de cómic. Me ha de haber parecido padre el lugar y le envié la imagen al dibujante. Es lo más probable”.
EN ESTE ENLACE PUEDES VER Y DESCARGAR EL CÓMIC*Este reportaje fue publicado el 3 de junio de 2020 en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original.