Es uno de esos días en los que la nieve no perdona. Y mucho menos el frío. Son ya casi las doce del mediodía pero ni siquiera el barrio berlinés de Kreuzberg, donde siempre todo es una fiesta, hay signos de vida. Desde el ventanal de una discreta cafetería, Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983) deja que su mirada se pierda en el paisaje.
“Nosotros también tuvimos un invierno muy blanco”, confiesa, y después pide a la camarera un poco de agua caliente sobre la que deposita una bolsita de té. Para ser sinceros, la hostilidad del clima no debe parecerle un tema ajeno, mucho menos si se consideran las terribles olas de fría que maltrataron la costa este de Estados Unidos en tiempos recientes, incluida, por supuesto, Nueva York, ciudad en la que Luiselli reside desde hace varios años.
De hecho fue precisamente allí donde comenzó a escribir Los Ingrávidos (Editorial Sexto Piso, 2011), novela que el año pasado se publicó en alemán bajo el título Die Schwerelosen (Editorial Antje Kunstmann) y cuya excelente recepción tomó por sorpresa a muchas personas, entre ellos, o para empezar, a la propia escritora: “creo que después de México y los países hispanos, donde es obvio que tu libro se lea bien, Alemania es el lugar en donde mi libro ha sido mejor leído o interpretado, tanto a nivel de la crítica como de lectores”, asegura Luiselli, cuya presencia en el país germano fue requerida el verano pasado, luego de que el manuscrito en cuestión recibiera sendas nominaciones a dos premios literarios importantes. De esos calurosos días no queda nada pero ciertamente, y por fortuna, tampoco hay evento atmosférico que pueda con la programación de las agendas culturales. Fue así que la también autora de Papeles Falsos recibió la invitación de regresar en el presente invierno. Su itinerario incluyó la participación en un encuentro de literatura centroamericana que tuvo lugar en Frankfurt y la impartición de lecturas por varias ciudades alemanas.
Sin dejar de dar devotos sorbitos a su té, ni miradas intermitentes al paisaje invernal, Luiselli nos comparte los pormenores de esta afortunada relación que ha generado con Alemania y que inclusive podría desembocar en un plan de estancia de mayor duración.
En Berlín, por supuesto.
Aquí la charla:
CAI: ¿Te alegra el haber vuelto?
Valeria Luiselli: Sí, mucho. Me siento muy afortunada de que mi obra haya sido recibida en Alemania de una manera tan satisfactoria y positiva.
CAI: Algo de lo que sinceramente no podría presumir cualquier escritor…
Valeria Luiselli: Lo sé. Es sorprendente, algo que jamás en mi vida me habría imaginado. Los Ingrávidos fue nominada a un par de premios alemanes el año pasado, incluyendo uno que otorga La Casa de las Culturas del Mundo en Berlín y fue muy gratificante. Y hay que decir que ha sido a partir de ese buen recibimiento que establecí una relación más estrecha con Alemania, lo que también se ha traducido en más viajes.
CAI: Incluyendo el encuentro literario que hubo en Frankfurt a fines de enero…
Valeria Luiselli: Sí, aunque no solamente vine por ello. También vine a hacer lecturas a Munich, Heidelberg y Berlín. También fui a Zurich, en Suiza, y tenía planeado ir a Colonia pero ya no tuve energías para hacerlo. Fue una especie de tour de lecturas por Alemania que me permitió recopilar experiencias muy gratas.
CAI: ¿Cómo cuáles?
Valeria Luiselli: Como comprobar, por ejemplo, que en este país se toma muy en serio la traducción. Aquí hay una tradición muy sólida de traductores que empieza, supongo, con los trabajos de Friedrich Schleiermacher y con las teorías de la traducción del siglo XIX. Y digamos que toda esta tradición ha arraigado y al tiempo ha desembocado en que haya una serie de traductores literarios magníficos. Incluso se otorgan premios para traductores. Además, he constatado que las lecturas son dadas en ambos idiomas con una traducción simultánea de un profesionalismo impresionante, dotadas de un nivel que yo no he visto en ningún otro lado. Me parece que en Alemania la traducción es considerada una disciplina mayor. Eso, me parece, le da mucha vida a la literatura alemana, pues es una literatura que está formada de otras literaturas.
CAI: En tu caso, ¿cómo se dio el acercamiento para que tu primera novela, Los Ingrávidos, se tradujera al alemán?
Valeria Luiselli: Se dio a través de mi agente una vez que yo ya había terminado el manuscrito en español. Ella lo leyó y lo movió donde consideró que valía la pena. Aquí en particular encontró una muy buena casa editorial llamada Antje Kunstmann Verlag. Es independiente pero muy sólida y nada pequeña. Su editora y fundadora, Antje, es un titán, un personaje de la cultura alemana muy interesante. Empezó el negocio en su departamento, el mismo en donde vive ahora. La suya es una de las editoriales independientes alemanas de más prestigio.
CAI: El éxito de tu libro y otros autores hispanoamericanos, ¿no delata una curiosidad latente del lector alemán por la literatura de estos países?
Valeria Luiselli: Totalmente. Las lecturas además han sido un espacio perfecto para comprobarlo. La gente acude a ellas para escuchar tu texto, sin pre-concepciones de ningún tipo, contrario a lo que a veces sucede en los festivales grandes. Eso permite establecer un diálogo rico con el público, lo que incluso da lugar a preguntas cómicas. En una de estas lecturas, por ejemplo, un viejito me preguntó qué opinaba sobre la Revolución Mexicana (risas). Asimismo, constantemente se me cuestionó acerca de los temas sobre los que están escribiendo los jóvenes latinoamericanos.
CAI: ¿Por qué crees que Los Ingrávidosha tenido este éxito entre los lectores alemanes?, ¿cómo es el libro ha logrado conectar con ellos?
Valeria Luiselli: Primero tengo que decir que también se acaban de traducir mis ensayos, Falsche Papiere (Papeles Falsos) y probablemente pronto ocurrirá lo mismo con mi novela más reciente, La historia de mis dientes. Hay, por fortuna, señales de continuidad. Lo que no puedo explicarte son las razones que hay detrás de esta conexión que mencionas. Es un misterio. No es algo que pueda responder. Yo escribo con los poros muy abiertos a lo que sucede en mi entorno, en mi época, pero elijo muy conscientemente no representar la realidad noticiosa de nuestra era. No escribo sobre el narco o fenómenos que ocurren y leemos en los periódicos aunque, repito, sí lo hago muy al tanto de lo que me rodea. Supongo que eso conecta de alguna manera con los lectores de ahora. O, pensándolo de otra manera, escribo pensando en nuestra época pero a través de figuras del pasado, como sucede en Los Ingrávidos.
CAI: ¿Pero esa conexión, cualquiera que sea la razón que la sustenta, se ha dado sobre todo con los lectores alemanes jóvenes?, ¿son ellos los que más atienden las lecturas que brindas?
Valeria Luiselli: Es una pregunta interesante. No, para nada, no suelen ser jóvenes. En mi primera visita a Berlín sí que había una mezcla de edades, pero en Zurich, por ejemplo, la mayor parte era gente de edad avanzada. Aunque no sé si eso se debió al espacio o a los horarios en que fue programada. En cualquier caso, me enorgullece que los mayores me lean. El que una persona de poco más de treinta años pueda compartir algo con alguien que posee bastante más experiencia me parece chingonsísimo. Aunque no veo un patrón. Quizá tenga que ver con la naturaleza de los eventos o las dinámicas propias de cada ciudad que visité.
CAI: Previo a tu visita del año pasado, ¿ya habías venido a Berlín o a Alemania?
Valeria Luiselli: Sí. Había venido una vez hace mucho tiempo con mi madre. Era invierno y estuvimos solo por unos días. Aquella vez no conecté con la ciudad por el poco tiempo y porque me la viví metida en la Staatsbiliothek de Berlín escribiendo un ensayo. Hacía además un frío terrible.
CAI: Por fortuna mejoró tu concepto de la ciudad…
Valeria Luiselli: Sí, gracias a la visita del año pasado. Y a ésta. Este año vendré además muchísimo. Regresaré en mayo porque me dieron una beca de la Junge Akademie. Generalmente se la proporcionan a artistas plásticos pero a veces también a escritores. Por eso vuelvo a una reunión preliminar con el jurado para exponer mi proyecto de trabajo y demás. Así pues, estaré dos o tres meses en Berlín, con todo y la familia. La idea de Álvaro (Enrigue, también escritor) y la mía es estar aquí para cuando empiece el mundial de fútbol porque en Estados Unidos difícilmente se puede ver un partido (risas).
CAI: Entonces Berlín es una ciudad que te despierta un gran interés…
Valeria Luiselli: Sin duda. Desde hace varios años hemos pensado en venir a vivir por un tiempo largo. Tal vez en el futuro esto sea posible.
CAI: Para terminar, ¿podrías decirnos qué autores o artistas alemanes han sido importantes para ti, para tu literatura?
Valeria Luiselli: Varios alemanes han sido importantes para mí. Y en todos los campos. Estudié filosofía, así que me formé leyendo a los filósofos alemanes o que escribieron en lengua alemana. Una de mis grandes obsesiones es la traducción, doy clases de eso en la Universidad de Columbia y siempre ando metida en algún proyecto de traducción, así que mi formación intelectual o teórica en este tema proviene de Alemania, con Schleiermacher, a quien ya mencioné, con Schopenhauer, con Humboldt. Luego, por supuesto, está la figura de Walter Benjamin, quien se ha transformado en una lectura indispensable del siglo XX, cercano a Borges, a Kafka. Robert Walser, que creo que nació en Suiza pero escribía en alemán, o Kafka… es ineludible el encuentro con la germanidad, me parece.
CAI: ¿Has leído a algún autor alemán contemporáneo?
Valeria Luiselli: Mencionaría a W. G. Sebald. Aunque no dejo de preguntar sobre autores nuevos alemanes cada vez que vengo aquí. Por desgracia, se está traduciendo poco del alemán al inglés y del alemán al español, lo que evidencia que el acto de la traducción del que he hablado lamentablemente no se realiza de manera recíproca.
CAI: Muchas gracias por tu tiempo…
Valeria Luiselli: La agradecida soy yo.
Entrevista publicada en febrero de 2014 por el Centro Alemán de Información. Agradecemos el permiso del autor y del centro para su publicación en Europafocus.