STIEG LARSSON: La amenaza del “poder blanco”

El escritor y periodista sueco Stieg Larsson, autor de la célebre trilogía de novelas policiacas Millennium, alertó sobre el crecimiento de la extrema derecha en su país y documentó la “tendencia a la criminalidad” de candidatos y dirigentes de los Demócratas de Suecia, partido racista y xenófobo que, según las encuestas, podría obtener 5.4% de los sufragios en las elecciones generales del próximo 19 de septiembre, y con ello tener diputados en el Parlamento. Larsson hizo tal advertencia en 2003 –un año antes de su muerte–, en un extenso ensayo titulado Estudio nacional analítico sobre el crimen y la violencia racista, algunos de cuyos extractos se reproducen a continuación.

(Texto traducido por Marco Appel y publicado en la edición del 21 de agosto de 2010 de la revista PROCESO)

Después de sobrevivir los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la extrema derecha sueca ganó nuevos terrenos en los ochenta. Una nueva generación de activistas, bastante despectivos hacia los veteranos de la vieja guardia del Partido Nórdico del Reich (Nordiska Rikspartiet o NRP) y grupos similares, miró al extranjero en busca de nueva inspiración.

El año de 1979 marcó la formación de Conservemos Suecia Sueca (Bevara Sverige Svenskt o BSS), organización antiinmigrante basada en gran parte en el proyecto del Frente Nacional Británico. A pesar de que todos los fundadores eran activistas del extremismo nazi –como Nuevo Movimiento Sueco (NSR) o Frente Nacional-Socialista (SNF)– la retórica política cambió marcadamente. BSS negó rotundamente ser “racista”, pero se enfocó en las “diferencias culturales” para sembrar sospechas contra los inmigrantes.

El reclamo ya no fue que “los extranjeros eran inferiores a la raza sueca”, a pesar de que tales sentimientos prevalecieron, sino que “los extranjeros están amenazando la estabilidad cultural de los países nórdicos” o que “los extranjeros están tomando los empleos de los suecos”.

Pese a que nunca fue numeroso –BSS llegó a tener 400 miembros–, la organización acaparó los titulares de la prensa y dio orientación ideológica a gran parte de la extrema derecha. En resumen, toda la gama de la extrema derecha se aglutinó en BSS, desde los nazis de uniforme a los historiadores revisionistas, los racistas y los populistas “de traje y corbata”.

A mediados de los ochenta surgió una división. Una fracción de miembros de BSS vestidos con botas y uniformes formó el movimiento nazi moderno o neonazismo. Esta fracción se inspiró fundamentalmente en varias teorías conspiracionistas antisemitas y tomó como modelos a grupos de Gran Bretaña y Estados Unidos, así como al movimiento skinhead.

En el corazón de sus creencias está la visión de una “Sagrada Guerra Racial” (RAHOWA) que encabeza una militancia blanca clandestina en lucha contra un “Gobierno Sionista de Ocupación” (ZOG). En 1991, este movimiento formó Resistencia Blanca Aria (VAM), un grupo de skinheads nazis que imitaban a la organización terrorista estadunidense The Order. VAM efectuó asaltos bancarios y el atraco de una estación de policía en Estocolmo, donde robó armas para la “revolución”.

Populismo y nacionalismo

A comienzos de los noventa, VAM apareció en los medios brevemente. Algunos de sus líderes fueron capturados por la policía y sentenciados a cortas penas de prisión. Para 1993 la llamada “industria del poder blanco” se había formado, produciendo una multitud de propaganda de odio racial en formato de discos compactos, videos, revistas y páginas en internet. Para 1996, Suecia estaba entre los primeros productores mundiales de material de odio racial.

Puede decirse que actualmente todas las organizaciones nazis que operan en Suecia tienen su raíz en BSS y VAM.

Ellas son:

El Frente Nacional Socialista, basado en Karlskrona, en el sur de Suecia. Es un partido nacional-socialista de corte tradicional, en el que militan de 250 a 500 partidarios que toman como modelo el nazismo de los años treinta.

Resistencia Sueca/Juventud Nacional (SMR/NU). Una organización nazi con base en Estocolmo, con cientos de miembros y con una dirigencia formada por antiguos activistas de VAM. Es el grupo más pro-terrorista de Suecia.

Sangre y Honor (B&H), asentado en Helsingborg, al sur de Suecia. Se le considera el centro de las actividades del “poder blanco” y de los grupos de skinheads alineados con el movimiento internacional B&H. Tiene varios cientos de militantes que, a su vez, pueden ser miembros de otros grupos.

Entre las pequeñas organizaciones con importancia está Info-14, que es vista como el “servicio de inteligencia” de la extrema derecha. Otros grupúsculos, como Hermandad Aria o Cruz Amarilla, organizan a los llamados “prisioneros de guerra”, es decir, nazis que han sido sentenciados a prisión. También existen otros grupos extremistas como los paramilitares de Legión Wasa, que negociaron unirse como mercenarios de Saddam Hussein para combatir a los invasores estadunidenses (…)

Otra fracción de BSS se inspiró de Jean Marie Le Pen y el Frente Nacional de Francia. En 1988 renombraron a BSS y formaron un nuevo partido, Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna o SD).

Desde el principio su ambición fue ganar influencia parlamentaria. A finales de los ochenta y durante la mayor parte de los noventa el partido permaneció como una secta marginal aislada y con muy poca credibilidad. En esa época, la fuerte influencia de conocidos activistas nazis que tenían el liderazgo de la organización era tan obvia que los votantes en general no aceptaban a este partido.

A pesar de que la xenofobia es el único tema que importa a sus miembros, el SD no puede ser descrito como una “organización nazi”, sino más bien como un movimiento populista y nacionalista alimentado por la insatisfacción con la clase política. El partido propaga varios temas. Destacan los siguientes:

–Los políticos de los partidos democráticos establecidos son unos “traidores”, pues “llevan a cabo actividades antisuecas” y encabezan el apoyo que se brinda a una “fuerza de ocupación extranjera”: los inmigrantes. Los políticos del sistema son corruptos y han abandonado a los suecos.

–Los crímenes violentos en Suecia son consecuencia de la inmigración masiva. Los inmigrantes que llegan a Suecia están detrás de la mayoría de los casos de violaciones, robos, tráfico de dogas, etcétera.

–Y la islamofobia (o rechazo a la religión del Islam y a quienes la practican).

A pesar de que muchos de los reclamos de SD son estrafalarios, la propaganda ha sido eficiente y ha alcanzado una creciente audiencia, como se puede ver en los resultados electorales de años pasados: 1988, mil 100 votos; 1991, 5 mil; 1994, 13 mil; 1998, 20 mil, y 2002, 76 mil. El dramático incremento del voto de SD en 2002 lo convierte en el partido más grande de Suecia fuera del Parlamento (…)

“De traje y corbata”

El “factor criminal” no está limitado a las organizaciones de militantes neonazis o de skinheads que forman una subcultura. El mismo elemento funciona para los grupos que intentan formar organizaciones xenofóbicas o nacionalistas más respetables del tipo “traje y corbata”.

El autor de este texto y el periodista Mikael Ekman publicamos en 2001 un estudio de la Fundación Expo sobre los registros criminales de los líderes del SD en un periodo de 10 años: de 1988 a 1998, desde la formación oficial del partido hasta el año de la más reciente elección en la que éste participó.

El estudio se enfoca en quienes fueron miembros de la dirección nacional del partido en algún momento dentro del periodo de esos 10 años, o en quienes aparecieron como sus candidatos oficiales. Se identificó una lista de 330 “líderes” –una pequeña pero significativa muestra estadística– y se compararon esos nombres con los registros de sentencias criminales de las cortes de justicia.

El resultado de la investigación mostró que el SD era por mucho margen la organización política de Suecia más inclinada a la criminalidad, comparada con cualquier partido democrático establecido. Una compilación de las sentencias de las cortes arrojó que los miembros dirigentes del SD fueron sentenciados por una multitud de delitos, los cuales no eran necesariamente motivados por cuestiones raciales o ideológicas. Las actividades delictivas incluyen incendios provocados, agresión, fraude a aseguradoras, conducir en estado de ebriedad, violencia doméstica, insultos, extorsión, delitos relacionados con drogas, etcétera.

Los registros demostraron que, de un total de 311 candidatos electorales del SD, no menos de 72 (23.2%) recibieron sentencias. En conjunto, fueron declarados culpables por entre 250 a 500 crímenes individuales. De un total de 84 miembros de la dirección del SD, 17 individuos (20.2%) habían sido sentenciados por lo menos en 40 ocasiones (…)

Hay que notar que las estadísticas criminales sobre el SD son las más bajas posibles y sólo incluyen las sentencias que los autores encontraron en cortes de varios distritos. Desde que el estudio fue publicado, un número adicional de sentencias fue encontrado y la actual estadística es más alta: de 25% a 27% de los dirigentes recibieron sentencias criminales.

El estudio referido comparó las estadísticas criminales del SD con las de partidos democráticos ordinarios. Se seleccionaron a los miembros de las secciones juveniles de tres partidos políticos en 2001 –una lista de 42 individuos– y se encontró una sola sentencia: alguien que rehusó hacer su servicio militar y que fue multado.

La conclusión es que las estadísticas del SD están por arriba del promedio nacional de criminalidad (5%-7%) y ciertamente muy por encima de la tasa de los partidos políticos establecidos. Ningún partido competiría en una elección con un cuarto de sus candidatos sentenciados por haber cometido crímenes.

Lo que puede ser determinado, como sea, es que todas las estadísticas disponibles indican que las organizaciones que incitan al odio racial, los partidos xenófobos, los grupos de supremacía blanca y otros que componen el “movimiento nacionalista” están generalmente más inclinados a la criminalidad que la mayoría de la población.

Cuando tales individuos forman grupos locales de activismo, se puede esperar que una cantidad de actividades estén fuera de la ley. También puede esperarse que cuando nuevos jóvenes se unan a tales grupos (por ejemplo, una banda local de skinheads), incluso si ellos previamente no han recibido sentencias, entrarán hasta cierto punto en un medio criminal y correrán el riesgo de ser arrastrados hacia actividades que terminarán en las cortes (Traducción: Marco Appel).