A esta conclusión llega el Grupo de Trabajo C de la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo, el cual evaluó la Guía estratégica de cooperación con México para el período 2007-2013, elaborada por la Comisión Europea con la participación de las autoridades mexicanas.
La evaluación –condensada en un documento interno en poder de Proceso– resume: “Al término de este análisis, el Grupo de Trabajo C señala que una parte considerable de los fondos (destinados a México) ha sido puesta al servicio de objetivos distintos al campo del desarrollo”, a pesar de que éstos se definen “en el ‘Acuerdo Global’ UE-México” (o Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, en vigor desde 2000).
Pero, acusa, “la prioridad (en la guía estratégica) es la cooperación económica, y no la erradicación de la pobreza”. Este énfasis del gobierno mexicano, prosigue el texto, se ve reforzado por la “constante referencia” que hace la guía al Acuerdo Global “y no a los instrumentos o indicadores específicos en cuestión de desarrollo”.
Y es que, considera el documento del Grupo de Trabajo C, la política de cooperación que pretende implantar la Comisión Europea en México “se concentra débilmente” en el cumplimiento de las directrices en materia social que marca la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Y lo mismo ocurre en relación con los Objetivos del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que incluyen el compromiso de “erradicar la extrema pobreza y el hambre”, “lograr la enseñanza primaria universal” o “mejorar la salud materna”.
Remarca que “las explicaciones de la Comisión Europea respecto al nivel de desarrollo alcanzado por México (‘país intermedio’), y la voluntad de utilizar la (política de) cooperación para permitir a México la movilización de sus propios recursos y así mejorar su nivel económico global, no son suficientes para despejar todas las incógnitas, y menos cuando (la misma guía estratégica) subraya que el problema de la pobreza, que concierne a más de 40% de la población (mexicana), permanece como una apuesta mayor”.
Por tanto, el documento recomienda que el Parlamento Europeo solicite a la Comisión Europea “explicaciones y aclaraciones en torno a las interrogantes suscitadas”, como condición previa a la eventual aprobación de la guía estratégica.
Objetivos desviados
En lo referente a las documentadas violaciones a los derechos humanos cometidas recientemente por fuerzas policiacas mexicanas, el documento reprueba que “el reforzamiento del estado de derecho ya no figure entre los dominios de acción prioritaria” de la UE hacia México, como lo fue durante el período de 2002 a 2006.
Y explica que, “a pesar de los progresos recientes, como el papel de México en la abolición de la pena de muerte o en (el nacimiento) del Tribunal Penal Internacional, queda mucho por hacer en materia de derechos humanos”, por lo que “deplora que el reforzamiento del estado de derecho no sea más un objetivo global”.
Otra crítica relevante a la Guía estratégica de cooperación con México para el período 2007-2013 es la que concierne a la anunciada creación de un “instrumento flexible” que servirá para financiar programas tendientes a reforzar la competitividad mexicana y la integración del país al mercado mundial, en el marco del acuerdo de libre comercio con la UE. “El comercio y la competitividad deben ser un medio para alcanzar los Objetivos del Milenio y no un fin en sí”, observa el texto europarlamentario, que por tal motivo se opone a autorizar los fondos correspondientes.
Más aún: exhorta a la Comisión Europea a “justificar” la utilidad del “fondo especial para la difusión de la información y la visibilidad de la UE”, que en el caso de la guía se prevé utilizar para la organización de conciertos, exposiciones y otras manifestaciones culturales. El motivo: estas actividades no encajan en los criterios de la OCDE en materia de cooperación para el desarrollo.
En su documento, el Grupo de Trabajo C de la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo considera que de no realizarse la justificación mencionada, será mejor desaparecer ese fondo especial.
El pasado 7 de febrero, el representante de la Comisión Europea, Giovanni di Girolamo, presentó oficialmente al Parlamento Europeo la Guía estratégica de cooperación con México.
En una reunión confidencial efectuada en ese recinto legislativo, Girolamo explicó “los tres sectores focales” a los que la UE destinará una ayuda para la cooperación por un monto total de 55 millones de euros: “cohesión social”, 40% de los fondos; “economía sustentable y competitividad”, 35%; y “educación y cultura”, 25%.
En la reunión participó la embajadora mexicana ante la UE, María de Lourdes Dieck-Assad, quien defendió el contenido de la guía: “México lo apoya al ciento por ciento. Es el fruto de las buenas relaciones con la UE. Por eso estamos contentos con el resultado”.
Sin embargo, la eurodiputada socialista Marie-Arlette Carlotti encaró tanto a Girolamo como a Dieck-Assad. A ambos les reprochó que en la guía no se establecieran “acciones concretas”. “¡En ningún lado tampoco veo los Objetivos del Milenio!”, exclamó Carlotti.
La eurodiputada de nacionalidad francesa “deploró” que el tema de la salud esté “totalmente ausente” de la guía, lo mismo que el del medio ambiente, y advirtió que vigilaría la correcta aplicación de la “asistencia europea en el dominio de propiedad intelectual”, con el fin de prevenir “toda interpretación basada en el ADPIC Plus (Acuerdo de Propiedad Intelectual Relacionado con el Comercio)”, el cual protege a las grandes farmacéuticas por encima de la salud pública.
Además, Carlotti tachó de “vago” el razonamiento de la Comisión Europea según el cual en México no hacen falta programas de apoyo a la educación básica porque el sistema nacional es ya “satisfactorio”.
“Nos gustaría, señora embajadora, que nos proporcionara más información al respecto”, solicitó la eurodiputada a Dieck-Assad, quien para ejemplificar el supuesto avance mexicano en ese campo respondió que “incluso en las zonas indígenas más alejadas” llega la televisión educativa.
Vigilancia
El pasado 26 de febrero, la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo transmitió oficialmente a la Comisión Europea el documento interno de evaluación. La eurodiputada Marie-Arlette Carlotti fue la encargada de coordinar la elaboración del texto y de presentarlo a nombre del Parlamento. Su asistente, Sébastien Cocard, tomó parte en este trabajo.
“Aceptamos las versiones de la Comisión Europea en el sentido de que México es un país cuya economía debemos fomentar, y que las sinergias que ello genere lo irán desarrollando gradualmente. Pero si lo que se quiere es apoyar a las empresas en el marco del acuerdo comercial, o a la cultura, para eso no es necesario recurrir al presupuesto para la cooperación al desarrollo; hay otros fondos para hacerlo. Por ejemplo, existen apoyos a la investigación e innovación empresarial”, dice Cocard en entrevista con Proceso.
A partir de este año, la Comisión Europea está obligada a someter al escrutinio del Parlamento Europeo la política de cooperación con terceros países, aunque no está forzada a seguir sus recomendaciones.
En el caso de México, explica Cocard, se tenía la opción de cuestionar “legalmente” a la Comisión Europea por el incumplimiento de ciertas directrices temáticas internacionales. “Pero ésta hubiera simplemente borrado o reacomodado la redacción en los párrafos que criticamos, y ya. Así, por golpear tan fuerte en la mesa, es muy probable que la comisión nos hubiera cerrado las puertas, y no hubiéramos ganado nada”, declara.
Se optó entonces por emitir el documento de evaluación pero con carácter de “resolución política”, el cual prevé el inicio de un procedimiento de “comitología” (es decir, la fórmula de comités donde representantes de las instituciones de la UE se sientan a tratar un tema).
“De esta manera –argumenta el experto–, habrá un ‘diálogo estructurado’ hasta 2013 con la Comisión Europea. Podremos realizar verificaciones anuales y una gran revisión de la guía estratégica a la mitad del período, la cual debe tomar en cuenta las opiniones del Parlamento Europeo y de la sociedad civil”.
–¿Y qué resultados concretos pueden desprenderse de este “diálogo estructurado”? –le pregunta el corresponsal.
–No se puede descartar la posibilidad de lograr alguna reorientación de las prioridades, o conseguir un cambio en la programación de los fondos, ya que, por ejemplo, la mayor parte de los créditos a la cohesión social, el objetivo primordial, no llegarán hasta la segunda fase, de 2010 a 2013. En todo caso, el hecho de que el Parlamento Europeo goce del derecho de escrutinio en esta materia es un gran avance democrático. La Comisión Europea sabe que ahora alguien está vigilando su desempeño en México.