BARCELONA (apro).- El conflicto catalán está a flor de calle. Muros, balcones, escaparates de comercios, postes de luz… cualquier rincón del espacio público sirve para exhibir dos reclamos: la independencia de Cataluña y la liberación de los líderes separatistas.
A principios del pasado junio –luego de las elecciones locales–, Cataluña recuperó su autonomía.
Como se recordará, la administración de Mariano Rajoy –que cayó tras una moción de censura, justificada en un caso de corrupción de su partido– tomó el control del gobierno autónomo catalán en octubre de 2017, mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución española. Lo anterior, como consecuencia de la realización del referéndum ilegal de independencia organizado por las autoridades de Cataluña, el cual fue duramente reprimido por Madrid.
Nadie puede sustraerse del tema actualmente. Así lo constató este columnista en localidades como Girona, Figueras, Bordils, Bagur, Ampurias, La Escala o la capital catalana, Barcelona.
Los mensajes “soberanistas” no pueden pasar desapercibidos para los montones de turistas extranjeros que llegan a veranear a las playas y ciudades de esa comunidad autónoma española.
Pululan los listones amarillos, que representan la solidaridad con los separatistas encarcelados por Rajoy, y con quienes tuvieron que exiliarse, como sucedió con el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, que regresó la semana pasada a Bruselas después de haber permanecido en Alemania.
Hay crespones colgados en balcones, en postes del alumbrado público o en edificios oficiales. Muchos residentes los portan en la solapa. También están dibujados en muros, mobiliario urbano, en banquetas, avenidas y carreteras y hasta en contenedores de desechos.
En una guerra por los símbolos, opositores a la separación catalana han agregado a tales lazos, con pintura roja, una “o” y una “é” con las que forman la muy española palabra “olé”.
“Llibertat presos politics!” es una de las frases más visibles en pintas murales o carteles que están colocados en bares, ventanas de casas particulares o escaparates de comercios sin importar giro, sean heladerías, panaderías o cafeterías.
Otra pinta recurrente en las calles dice: “Som República”.
Las pintas independentistas están generalmente ubicadas en paredes grandes de lugares transitados. Casi todas dan la impresión de haber sido autorizadas –o realizadas– por las autoridades locales.
El activismo gráfico incluye calcomanías contra la realeza o España. Una cadena de tiendas que vende ropa con motivos antifascistas las distribuye en sus sucursales de Barcelona y Girona al comprar sus productos.
Frente a esa abundancia de símbolos y propaganda de índole separatista, los turistas franceses con quienes viaja este columnista confiesan que no se sienten del todo en territorio español.
La guerrilla comunicacional catalana se está imponiendo en las calles.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 3 de agosto de 2018 en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original➨