BRUSELAS (apro).- En 1994 irrumpió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas; 20 años después nació otro EZLN, pero esta vez en Bélgica y sin armas, aunque utiliza las mismas siglas en honor a los guerrilleros mexicanos y se inscribe como parte de su lucha.
Se trata del Ensemble Zoologique de Libération de la Nature, o Conjunto Zoológico de Liberación de la Naturaleza en español, cuya declaración de principios (la “Declaración del Bosque de Soignes”, de 2016), está inspirada en la Primera Declaración de la Selva Lacandona de los zapatistas mexicanos: “Somos producto de cinco siglos de lucha contra el capitalismo”, comienzan el texto europeo.
Fundado y compuesto en su mayoría por jóvenes antineoliberales y seguidores del zapatismo, el “EZLN belga” ha saltado a la fama por sus campañas de desobediencia civil pacífica en contra de las multinacionales que invierten y hacen cabildeo en favor de actividades industriales que afectan el medio ambiente y provocan el cambio climático.
En particular, y más recientemente, han captado los reflectores mediáticos por dirigir sus acciones en contra de las compañías que fabrican químicos como el glisofato, un pesticida de uso agrícola y que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es “probablemente” cancerígeno. Ese ingrediente lo contiene el herbicida Roundup, que es el producto más rentable de la firma Monsanto.
Sus protestas son singulares: los activistas se disfrazan de todo tipo de animales (de oso polar, cocodrilo, mariposa, pescado o cebra) y así, imitando ruidos o movimientos de esa fauna, se presentan para provocar un caos y rayar con mensajes los inmuebles que toman como blancos de sus “acciones directas no violentas”, las cuales graban y luego difunden en redes sociales.
Así ocurrió en el banco PNB Paribas Fortis, al que se le cuestionan sus inversiones en la industria del carbón, el petróleo y el gas, o en la sede de la Comisión Europea, la institución que está en proceso de decidir si prolonga o no la autorización del uso del glisofato y, además, negocia con Estados Unidos la Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés), el cual el EZLN considera que disparará las emisiones de dióxido de carbono que causan el calentamiento global.
El pasado 9 de mayo, una acción en el edificio de Bruselas de la European Crop Protection Association (ECPA), la organización de cabildeo de las empresas productoras de pesticidas, tomó un giro inesperado.
Ese performance fue la Operación Know your enemy, “Conoce a tu enemigo”, inspirada en la canción de 1992 del grupo prozapatista Rage Against the Machine, que musicaliza el video que divulgó la acción y en cuya parte final dice:
“Ahora se deben tomar medidas,
ya no tengo paciencia,
ya estoy tan harto de la complacencia,
estoy tan harto de la complacencia,
ya no… harto…
harto… harto…
conozcan al enemigo”.
Ese día unos 70 activistas del EZLN invadieron por sorpresa las instalaciones de dicha asociación que agrupa a compañías de agrotecnología como Monsanto, Bayer, Syngenta, BASF, Down o Dupont.
Los muchachos regaron en el exterior y en los pasillos tierra de cultivo, hierbas y paja; grafitearon en la fachada de cristal el mensaje “¡Dejen de vender glisofato o ya verán!”, y en las paredes pintaron varias veces su logotipo (un caracol con una bandera donde advierte “¡van a ver!”).
Los militantes del EZLN también lanzaron huevos con pintura roja, colgaron dos grandes mantas que decían: “Alto al glisofato” y “Detengan sus estudios engañosos” y, como una manera de reivindicar su acción, ejecutaron el llamado “haka animal”, una danza maorí inventada por ellos y en la que terminan gritando en inglés “¡Somos la naturaleza defendiéndose a sí misma!”.
La operación finalizó y los activistas se retiraron, pero nueve de ellos –seis hombres y tres mujeres de entre 23 y 49 años– regresaron a recoger sus bicicletas. Fueron arrestados por la policía, que los detuvo durante 24 horas y después el Estado belga los procesó por vandalizar el inmueble durante la manifestación, a pesar de que Monsanto y la ECPA decidieron no presentarse como parte civil en la acusación.
La demanda ha sido considerada “exagerada” por los activistas del colectivo, pero también por académicos, políticos, sindicatos y un grupo de 46 organizaciones no gubernamentales locales e internacionales como Greenpeace, Oxfam o Corporate Europe Observatory, que han expresado públicamente su solidaridad con “los nueve procesados”, quienes comparecieron el jueves 9 ante el tribunal correccional de Bruselas, acompañados por unos 150 compañeros suyos como muestra de apoyo. El fallo se anunciará el próximo 7 de diciembre.
Aunque el delito que se les imputa alcanza una pena de seis meses de prisión condicional y multa, el fiscal está solicitando al juez que imponga a cada acusado el pago de una indemnización, que los abogados de los activistas estiman que puede ir de mil a dos mil euros por cabeza.
Para juntar el dinero, el EZLN está vendiendo papas y verduras provenientes de la agricultura biológica en tiendas orgánicas, e incluyen en la presentación del producto un mensaje sobre qué es el EZLN y el glisofato y cuál será el destino de su compra, para así “sensibilizar” a los clientes. Hasta el momento han reunido 4 mil euros.
Este columnista conversó con el subcomandante Gato, fundador y vocero del EZLN, quien comentó que para él “fue un sueño cumplido” haber podido viajar a las comunidades zapatistas de Chiapas como activista y también como observador de derechos humanos con una organización belga. A sus 37 años, es uno de los más viejos del grupo.
Explica: “Semanas antes habíamos efectuado una acción en el edificio de Bayer, que está comprando Monsanto. Cuando terminamos, la policía arrestó a tres personas, pero el Estado decidió no perseguirlos y Bayer no levantó demanda”.
Agrega: “Nunca habíamos tenido problemas, y en esta ocasión el juez hubiera podido decir que el delito no es tan grave y no perseguir, pero no fue así y decidió, por primera vez, procesar judicialmente a los nueve detenidos ante el tribunal correccional. Se supone que la justicia es independiente, pero creemos que hay presión del Ministerio del Interior para que sean perseguidos con más énfasis los movimientos de izquierda radical en Bélgica”.
–Algunos los acusan de ser unos vándalos.
“No es el caso. En nuestras acciones no atacamos a las personas y tampoco hay violencia en contra del material. Las cosas que dejamos sólo deben barrerse, y la pintura que usamos es natural y puede limpiarse con un trapo y agua”.
Continúa: “Es claro que no respetamos la ley porque hay una urgencia de actuar respecto al cambio climático y la degradación del medio ambiente. Es triste decirlo: los ciudadanos estamos obligados a desobedecer la ley para que el Estado y las multinacionales la respeten, así como los derechos de las generaciones futuras. Si su conducta cambiara con una petición o votando una vez cada cinco años, no haríamos lo que hacemos”.
Y concluye: “La democracia europea está enferma. Para nosotros no hay menos corrupción en Europa que en los países del sur, sólo es diferente, es más compleja; las personas de las instituciones que deben realizar los reglamentos sobre medio ambiente tienen contactos muy cercanos con las trasnacionales o peor, provienen de ellas o las contratan después”.
Al citar al subcomandante Galeano (antes Marcos), el vocero del EZLN europeo suele decir que les hizo falta enmascararse para que los vieran, y con una variante muy acorde al humor belga insiste: “Ha hecho falta que nos hagamos los payasos para que nos tomen en serio”.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 15 de noviembre de 2017 en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original➔.