En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebra en París se han infiltrado representantes de las grandes industrias contaminadoras, especialmente las petrolera y automotriz. Estos actores participan en el diseño de medidas para, supuestamente, luchar contra el cambio climático, pero que en realidad benefician a los intereses de dichas industrias, denuncia la organización Corporate Europe Observatory en dos reportes difundidos en vísperas de la cita mundial.
BRUSELAS (Proceso).- Desde que en 1992 fue acordada la Convención Marco de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), las grandes industrias contaminadoras han cabildeado para poder ser parte de la toma de decisiones de la misma y así evitar políticas estrictas contra el calentamiento global que atenten contra sus intereses.
*Este reportaje fue publicado el 11 de diciembre de 2015 en la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original.
La ONU recibió a esas industrias “con los brazos abiertos”, creando nuevos canales e instituciones a modo que aumentaron la influencia empresarial dentro del campo de acción de la convención.
El resultado que vemos hoy es “la promoción a nivel internacional de tecnologías y soluciones más acordes con los intereses económicos de los mismos corporativos que más contribuyen al cambio climático” y menos con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Lo anterior lo afirma Corporate Europe Observatory (CEO), una organización independiente con sede en Bruselas, en dos reportes que componen la serie “Capturando la COP21”, publicados el pasado noviembre.
En uno de los esos informes, Cómo los criminales climáticos han capturado la COP21 (vigesimoprimera Conferencia de las Partes de la UNFCCC, que se celebra en París desde el pasado 30 de noviembre), agrega que una prueba de que la industria se apropió del combate global contra el calentamiento del planeta es el hecho de que la secretaria ejecutiva del secretariado de la UNFCCC, Christiana Figueres, antes fue consejera de la empresa energética española Endesa.
El pasado 26 de mayo, Figueres incluso defendió públicamente a esa industria y exigió que se dejara de “satanizar a las empresas petroleras y gaseras” como un problema de calentamiento global.
Además de que empresas petroleras y otras grandes contaminantes patrocinan la COP21 –como se permite desde la COP19 de Varsovia de hace dos años (Proceso 1933)–, el gobierno francés acordó con la UNFCCC abrir una sección especial de “aportaciones” empresariales –llamada Agenda de Soluciones, y hace un año en la COP20 de Perú, Plan de Acción Lima-París– que influirán en cualquier eventual texto de negociación.
“Se supone que en París los gobiernos mundiales firmarán un acuerdo global para combatir el cambio climático hasta 2050, pero todas las señales apuntan a una catástrofe en las negociaciones, con una baja ambición de los países contaminadores históricos y con la UE poniendo las necesidades de la industria por encima de los ciudadanos y los del planeta”, subraya el reporte de CEO.
La organización sostiene que la Unión Europea (UE) ha sucumbido al poder del cabildeo de las compañías más contaminantes del planeta.
Por ejemplo, durante el periodo en el cual se intensificaron las negociaciones para definir las políticas europeas de combate al calentamiento global, las grandes empresas contaminantes tuvieron acceso privilegiado a los comisarios Miguel Arias Cañete, de Cambio Climático y Energía, y Maros Sefcovic, de la Unión de la Energía.
En la COP21 –denuncia la ONG– Arias Cañete defiende una posición basada en la “neutralidad de emisiones” (reducir lo mismo que se genera), y no en la eliminación gradual de los combustibles fósiles, causantes del calentamiento global.
Una de las técnicas de “neutralización” que más promueve la UE es la de “captura y almacenamiento” de los gases contaminantes en el subsuelo, pero es una tecnología muy cara y está en una etapa muy experimental, por lo que necesitará “décadas” de desarrollo y no augura éxito: la práctica requeriría una superficie subterránea equivalente a dos continentes africanos, señala el reporte.
El comisario de origen español declaró el 4 de febrero pasado que no representaría un fracaso que la comunidad internacional no acuerde en París limitar la temperatura global a 2 grados centígrados, como los expertos en la materia han advertido que debe suceder para evitar un desastre natural de proporciones insospechadas.
Acceso privilegiado
Otro de los informes de CEO explica por qué la línea del comisario español coincide con la de la industria energética. Con base en los registros de las reuniones que sostienen los comisarios con los cabilderos (públicos desde diciembre de 2014), el reporte revela que 80% de ellas tuvieron lugar con representantes de empresas energéticas privadas. De esas, la mayoría cabildeó a favor de compañías que explotan combustibles fósiles.
Las compañías que más se reunieron con ambos comisarios fueron la petrolera BP –que declaró haber gastado en 2014 casi 3 millones de euros en cabildeo, sin contar el de las asociaciones a las que pertenece en Bruselas–, y la empresa alemana de gas y electricidad E.ON (con 15 encuentros cada una).
Le siguieron, en orden de número de reuniones (entre 14 y 6) Statoil (Noruega), Shell (Holanda), Engie (Francia), Iberdrola y Gas Natural Fenosa (España), ENEL (Italia), RWE (Alemania), EDF (Francia), Eni (Italia), Repsol (España) y Vantenfall (Suecia).
El caso de E.ON llama la atención en el reporte porque ilustra la cercanía empresarial con quienes determinan en las altas esferas las políticas climáticas. La facilidad con que esa empresa ha podido acceder a Arias Cañete se la debe a Joachim Balke, miembro del gabinete del comisario y empleado de E.ON entre 2004 y 2008.
Balke estuvo presente en casi todas las reuniones con su anterior empresa (en algunas incluso él fue el único representante de Arias Cañete) y sostuvo una “correspondencia regular” con gente de E.ON, según pudo constatar CEO en los correos que obtuvo tras una solicitud de acceso a la información.
De hecho, la primera reunión de Arias Cañete como comisario contra el cambio climático fue con Joahnnes Teyssen, presidente y director general de esa compañía alemana y, en aquel momento, también presidente de Eurelectric, la asociación de cabildeo de la industria eléctrica europea.
Otro claro caso de conflicto de interés es el de Guy Lentz, a quien Arias Cañete nombró consejero especial sin importar que sea miembro pagado del Consejo de Administración de la principal compañía energética de Luxemburgo, Enovos, y que durante ocho años (entre 1993 y 2000) haya trabajado para la petrolera Shell.
Cristina Lobillo, la jefa del gabinete del comisario español, no encontró ningún impedimento y confirmó el nombramiento de Lentz, por lo que CEO presentó una queja a la Comisión Europea por conflicto de interés.
Los expertos de CEO explican que las empresas de combustibles fósiles están empujando duro, y con mucho éxito, para que el gas sea considerado por las autoridades europeas un energético “limpio” y que así pueda componer una buena parte de la oferta futura, aunque diversos estudios científicos hayan probado que la fuga de metano durante su proceso de extracción es más dañina que la quema de carbón para la atmósfera.
Los planes para la unión de la energía preparados por ambos comisarios y presentados en febrero de 2015 afirman que su propósito es fomentar la eficiencia energética, el desarrollo de los combustibles renovables y la reducción de las emisiones, pero al mismo tiempo promueven el gas como un “combustible fósil limpio”.
El cabildeo de la industria automotriz también ha sido provechoso. Tan sólo en 2014 esa actividad costó 18 millones de euros, que aportaron principalmente Volks-wagen, Daimler, la Asociación Alemana de la Industria Automotriz, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles y BMW, en ese orden.
Los resultados saltan a la vista: a pesar de que los automóviles son causantes de 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, el cabildeo de sus fabricantes ha logrado desde los noventa que las autoridades no impongan límites de contaminación obligatorios y que retrasen una vez más la introducción de nuevas normativas de emisiones hasta 2019 en lugar de 2017, como estaba previsto.
Comisario a modo
Otra de las políticas que más interesa conservar a las industrias contaminantes pesadas es el llamado Esquema Europeo de Comercio de Derechos de Emisión, un mercado de bonos de carbón que funciona desde hace una década.
Ese sistema, creado para reducir las emisiones de gases contaminantes, es “un fracaso”, explica el reporte de CEO. Pero la industria energética continua recibiendo gratuitamente los permisos que le permiten operar sin contratiempos.
La Comisión Europea prometió en 2008 que esos permisos gratuitos se terminarían en 2020, pero la última propuesta de actualización del esquema (que data de 2014) los ofrece al menos hasta 2030 a 50 sectores industriales. El propio Arias Cañete declaró durante una audiencia en el Parlamento Europeo el 1 de octubre de 2014 que esos privilegios serían necesarios después de 2020 para asegurar la competitividad de las industrias con uso intensivo de energía de Europa.
Sin embargo, la situación más escandalosa es la que rodea al propio Arias Cañete, un importante cuadro del Partido Popular Español, que fue designado comisario contra el cambio climático a pesar de haber sido presidente entre 2005 y 2011 de las petroleras Petrologis Canarias y Petróleos Dúcar, ambas fundadas por la familia de su esposa.
El español vendió sus acciones en tales compañías sólo después de haber sido nominado comisario, pero su hijo siguió siendo parte del Consejo de Administración de ambas empresas, las cuales preside el cuñado de Arias Cañete, Miguel Domecq Solís, el segundo mayor accionista de Petróleos Dúcar y junto con su hermano Rafael, dueño también de Petrologis Canarias.
Debido a tan evidente conflicto de intereses y al perfil contradictorio del político con su cargo, medio millón de europeos firmó una petición en la que exigió que no fuera nombrado titular de la dependencia que lucha contra el calentamiento global.
Pero Cañete fue confirmado en el puesto y, como se temía, privilegió sus relaciones con cabilderos de la industria energética y marginó a aquellos de las ONG representando el interés público.
Resalta la cantidad de veces que se entrevistó con cabilderos españoles (22% del total con ese gremio). Gran parte de esas reuniones (40%) ocurrieron en España, adonde asistían él o miembros de su gabinete a eventos corporativos. En esos viajes no hubo ni una sola reunión con ONG o sindicatos.
Pese al discurso oficial europeo de promoción de las energías renovables o “verdes”, otro de los hallazgos del reporte de CEO apunta al hecho simbólico de que los representantes de ese sector apenas se reunieron 17 veces con ambos comisarios, de un total de 383 encuentros que éstos tuvieron con el conjunto de las empresas de la industria energética.
Más todavía, sólo 15% de las reuniones de Arias Cañete y Sefcovic las celebraron con activistas de ONG y sindicalistas, pero esa cifra ya está abultada, acusa CEO, pues el comisario español comenzó a recibirlos más conforme se acercaba la cumbre climática de París, con el objetivo de incrementar el porcentaje de esos encuentros en su propio beneficio: a Cañete, indica CEO, le gusta vender la imagen de un comisario dispuesto “a escuchar a todos”.