BRUSELAS (apro).- Es común que en las películas, cómics o novelas de ciencia ficción, particularmente dentro del imaginario cyberpunk, los habitantes del mundo futuro consuman ordinariamente “drogas sintéticas” de laboratorio.
En esas sociedades hipermodernas, los cárteles del narcotráfico y el consumo de sus productos, tal como los conocemos hoy, parecen anacrónicos.
¿Están las tentaculares y poderosas organizaciones del tráfico de drogas condenadas a desaparecer tarde o temprano del negocio? ¿O sobrevivirán sólo aquellas que se adapten a los nuevos mercados y generaciones de estupefacientes?
Entre 2008 y 2015 fueron registradas en Europa cerca de 400 nuevas drogas sintéticas o de diseño, es decir, sustancias psicoactivas que imitan los mismos efectos o las estructuras químicas de las drogas ilícitas “tradicionales” como la cocaína o la heroína.
De acuerdo con la Oficina de la ONU para la Droga y el Delito, a nivel internacional existen registradas unas 700 nuevas drogas de ese tipo, cuando hace una década habían sido notificadas apenas 26.
El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) registró tan sólo en 2015 la aparición en Europa de 98 nuevas sustancias psicoactivas.
De las anteriores, 26 concernían a la familia de los catinones, que reproducen los efectos estimulantes del cat, una planta que se utiliza en África oriental y que es químicamente semejante a la efedrina y otras anfetaminas. Otras 24 correspondían al género de los cannabinoides sintéticos, que contienen compuestos químicos encontrados en la planta de la mariguana.
A principios de junio, el OEDT presentó su informe 2017 sobre tendencias y novedades en el consumo y el mercado de drogas en Europa.
En su diagnóstico señala que los niveles de pureza de los estimulantes ilegales más consumidos en Europa -que son la cocaína, la MDMA (el componente principal del popular éxtasis) y las anfetaminas- son mayores que hace una década.
Revela que la complejidad de esta clase de sustancias “ha aumentado debido a la rápida disponibilidad de nuevos estimulantes, como los catinones y las fenetilaminas”. Éstos últimos son análogos químicos de la dopamina y la adrenalina y afectan ciertos sistemas neurotransmisores.
MDMA, favorita de los jóvenes
Un dato es trascendente: el OEDT publicó en mayo del año pasado que el número de consumidores de MDMA en Europa se está acercando mucho al de consumidores de cocaína, que es la reina de los estimulantes y una de las drogas “tradicionales” que movilizan los poderosos cárteles mexicanos o colombianos.
El observatorio europeo encontró que 4% de la población europea entre 15 y 64 años ha probado la MDMA, es decir 13 millones; la cocaína, 5.1%. Esa droga sintética seduce particularmente a los más jóvenes: de los 2.5 millones que habían consumido MDMA en el curso del año anterior al mencionado estudio del OEDT, 84% (2.1 millones) tenía menos de 35 años.
“En unos cuantos años, la MDMA se ha convertido en la droga más hype (en boga) en detrimento de la cocaína”, afirmaba ya desde 2013 un reportaje de la revista gala Les Inrockuptibles, una referencia europea en la cobertura de culturas emergentes.
Ese reportaje tuvo un gran impacto. La publicación no dudó en considerar el consumo de MDMA un “fenómeno mundial” impulsado por sus pocos efectos secundarios, una débil adicción y la sensación entactógena que produce (“sensación de amor universal”), aunque en exceso puede producir daños. Eso sin contar que, contrario a la cocaína, su precio había disminuido considerablemente al pasar en esa época de 80 a 55 euros el gramo en promedio. En comparación, en ese momento en España un gramo de cocaína costaba 60 euros (50 actualmente).
La revista entrevistó en esa ocasión a varios muchachos que tomaban la droga, que pasó de circular en los raves o fiestas de música electrónica de los años 90 a ser “la nueva droga de la élite urbana”.
Uno de ellos, “Mateo”, a quien consumir cocaína le parecía “anticuado”, afirmó que el MDMA es la mejor droga posible “porque no cuesta demasiado cara y es fácil de absorber”. Y se explayó:
“Después de haberla ingerido, lo menos que hay que hacer es mirar el reloj. Luego de 30 a 40 minutos sientes la subida y te quedas esperando lo que viene. En general los efectos duran entre seis y ocho horas”.
En su informe de 2016, el OEDT resalta que están aumentando tanto la disponibilidad como el consumo de alto contenido de MDMA, y que esta tendencia se sigue apreciando en los datos más recientes.
Precisa el informe: “El alto contenido de MDMA que se encuentra en la actualidad en las pastillas incautadas indica que los productores no tienen dificultades para adquirir los precursores necesarios para producir la droga. Los datos sobre incautaciones señalan también que Europa sigue siendo un gran productor en el mercado mundial de MDMA”.
Nuevas y lícitas
Las drogas sintéticas tienen otra ventaja: pueden ser completamente lícitas. Resulta que, por más pequeña que sea, toda modificación química a la molécula clasificada como ilegal puede dar una nueva droga… legal.
Los expertos señalan que no sirve de nada prohibirlas.
En una entrevista realizada en agosto de 2015 por Radio France Internacional (RFI), el director de la asociación de riesgos para usuarios de drogas y miembro del comité consultivo en estupefacientes de Francia, Fabrice Olivet, confesó: “No sólo no se resuelve nada, sino que se agrava todavía más el fenómeno. La respuesta policiaca no es eficaz. Con las drogas de diseño y el internet, la oferta es mundial y los compradores están siempre seguros de recibir sus sustancias sin tener problemas”.
En 2010, el OEDT identificó 170 sitios de venta de drogas sintéticas por Internet; dos años más tarde ya eran 693, la mayoría basados en Reino Unido o Estados Unidos y sus precios, que van de ocho a 20 euros el gramo, desafiaban aquellos de las drogas tradicionales.
La opinión de Olivet, quien es consultado por las autoridades de su país sobre la clasificación de cada nueva sustancia psicoactiva, es lapidaria: “Esta es una guerra perdida por adelantado”.
El tiempo que toma a las autoridades declarar ilegal una nueva droga de este tipo oscila entre varios meses y más de un año dependiendo del país, algo de lo que se sabe aprovechar un mercado en evolución meteórica.
El pasado 8 de junio, el Parlamento Europeo aprobó una normativa (que costó cuatro años de discusión) que permitirá a la Comisión Europea presentar una orden de prohibición de una nueva droga hasta un mes y medio posterior a un informe inicial de evaluación de riesgo del OEDT. Sin embargo, los gobiernos de los Estados miembros tendrán seis meses más como límite para aplicar la prohibición de la misma.
Vale la pena entonces recordar el título que llevaba el citado reportaje de RFI sobre las nuevas drogas de síntesis: ¿Vamos hacia el fin de la guerra contra las drogas?
No parece que ocurrirá pronto. El valor del mercado de las drogas tradicionales aún es enorme. En lo que respecta a los 28 Estados que componen la UE, el mercado minorista de las drogas representa más de 24 mil millones de euros en ventas. De ese monto, poco más de nueve mil millones corresponden al tráfico de hierba de cannabis y hachís -de producción interna o proveniente de Marruecos- y casi siete mil millones al de heroína, procedente en su mayoría de Afganistán.
La venta de cocaína – procedente de América Latina- genera cinco mil millones de euros. Las anfetaminas y el MDMA representan ventas, hasta ahora, por 600 millones de euros; son fabricadas en Bélgica, Holanda y Polonia.
La competencia será cada vez más fuerte para las drogas tradicionales, sobre todo entre las nuevas generaciones.
El video de la canción E-Talking del grupo belga Soulwax lo ilustra de manera divertida al enlistar en orden alfabético más de 20 diferentes drogas que consumían los jóvenes asistentes de una discoteca… además de alcohol y cocaína. Y eso que el video es de 2004.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 15 de junio de 2017 en el portal de la revista PROCESO. Lee aquí el texto original➠