BRUSELAS (apro).-La ‘Consulta pública sobre el futuro de las relaciones económicas y comerciales México-Unión Europea’ (UE) –disponible en la página de Internet de la Comisión Europea desde el pasado 1 de julio– somete a la opinión de las sociedades de ambas partes el tema de los derechos humanos.
Sin embargo, el enfoque que interesa a dicha consulta de los derechos humanos se circunscribe a los efectos económicos del Tratado de Libre Comercio (TLCUE-México) del Acuerdo Global, y de ninguna manera a las violaciones contra tales derechos por parte de las fuerzas armadas y de seguridad mexicanas.
Más allá de ese enfoque económico-comercial, diversos funcionarios y parlamentarios de la UE han expresado la urgente necesidad de reforzar la defensa de los derechos humanos en México en todos sus aspectos, especialmente después de que la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa en septiembre pasado confrontara crudamente a los europeos con la profunda crisis que atraviesa el país en esa materia.
Tal consulta –que estará abierta hasta el 31 de agosto– está contemplada dentro de los requisitos obligatorios del lado europeo para poder emprender una eventual renegociación del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación (Acuerdo Global) con México.
La consulta, que consta de 30 páginas, contiene un capítulo sobre ‘Comercio y desarrollo sustentable’, donde se abordan desde esa perspectiva los derechos humanos.
Al comienzo se explica: “En una economía en creciente globalización, todos los países comparten la responsabilidad de alcanzar la cohesión social (igualdad) y promover empleos plenos y productivos y trabajo decente para todos”.
Más adelante, la primera pregunta sobre derechos humanos gira en torno a las consecuencias para ambos socios de una modernización del TLC: si éstas serán “positivas o negativas”, si no las habrá, o si no tiene opinión al respecto el consultado. Se considera el derecho al disfrute de condiciones de trabajo justas y favorables, a la seguridad social, a un adecuado estándar de vida, al disfrute de los más altos estándares alcanzables de salud física y mental, y los derechos de los pueblos indígenas.
En ambos casos se incluye un espacio donde el participante puede proponer medidas para mitigar los eventuales impactos negativos, y otro más donde puede exponer comentarios abiertos sobre derechos humanos en particular.
Derechos laborales
Los derechos sociales y laborales también son sometidos a la consulta en el mismo capítulo sobre ‘Comercio y desarrollo sustentable’.
Con opciones de respuesta similares sobre los impactos de un nuevo TLC (impacto negativo o positivo, sin él, además de “sin opinión”), la consulta incluye los siguientes aspectos: cantidad y calidad del empleo, salarios, ingresos del hogar y normas laborales internacionales (derecho a la asociación y al contrato colectivo de trabajo, la eliminación de toda forma de trabajo forzado, la efectiva abolición del trabajo infantil y la eliminación de la discriminación por el empleo y la ocupación).
También abarca la protección y el diálogo social, la reducción de la pobreza y las temáticas de género.
En su parte introductoria, la consulta expone un panorama de hechos. Explica que desde que entró en vigor el TLCUE-México en 2000, el comercio entre ambos socios aumentó 237%, y representó un monto de 47 mil millones de euros en 2014. Desglosado, las exportaciones mexicanas a la UE alcanzaron un valor de 18 mil millones de euros y las importaciones desde la UE uno de 28 mil millones ese mismo año. Estados Unidos, se subraya, sigue concentrando 80% de las exportaciones mexicanas y 51% de sus importaciones (datos de 2013).
El texto refiere que ha habido cambios en la dinámica comercial internacional desde 2000. Por ejemplo, en 2006 la Comisión Europea adoptó una estrategia más agresiva, llamada ‘Global Europe’, para promover la apertura de los mercados mundiales. Así, la UE puso en marcha una modernización de su política comercial con la búsqueda de tratados comerciales que cubrieran mucho más que el desmantelamiento de las tarifas.
El objetivo de la UE, dice su texto introductorio, es levantar las barreras regulatorias al comercio de bienes y servicios y a las inversiones, así como a los derechos de propiedad intelectual, las compras gubernamentales, la protección a la innovación o al desarrollo sustentable. Asegura que las recientes negociaciones comerciales de la UE con Canadá y Estados Unidos, los socios comerciales de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, “reflejan esta ambición” europea.
La UE remarca que desde 2009, con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Comisión Europea adquirió la competencia en materia de inversiones (antes era de cada Estado miembro).
Durante la cumbre de Santiago de Chile en enero de 2013, ambas partes decidieron entonces explorar opciones para actualizar de manera integral el Acuerdo Global en sus tres pilares o componentes (económico, político y cooperación), aunque necesita una renovación más ambiciosa el comercial, considera la UE, por lo que se creó un Grupo de Trabajo Conjunto que incluyó un subgrupo exclusivo para comercio e inversiones.
Ese subgrupo tomó la decisión de lanzar un “ejercicio de alcance” para explorar a detalle los resultados a los que debería llegar una modernización del TLC. Ese ejercicio fue materializado en el llamado ‘Reporte de Visión Conjunta’, cuya conclusión fue anunciada el pasado 12 de junio en Bruselas por el presidente Enrique Peña Nieto tras la cumbre bilateral que sostuvo con la UE. Ambas partes se comprometieron a empezar las negociaciones este año, pero antes la Comisión Europea debe pedir a los Estados miembros de la UE (y recibir) el mandato para renegociar el tratado con los mexicanos.
Desventaja mexicana
Si el tratado comercial del acuerdo global no se moderniza, las relaciones preferenciales que hay entre la UE y México “corren el riesgo de quedar atrás” de los intercambios con otros socios comerciales, advierte el documento que abre la consulta pública.
Se explica que el TLCUE-México fue un acuerdo muy amplio en su época, que cubre el comercio en bienes y de algunos servicios e incluye capítulos específicos sobre medidas no tarifarias, compras públicas, competencia y ciertas áreas en derechos de propiedad intelectual.
Desde entonces ambas partes han firmado otros importantes acuerdos de libre comercio. Por ejemplo, cita el documento, México se unió a la Alianza del Pacífico formada por Chile, Colombia y Perú, y a las negociaciones del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica con Australia, Brunei, Nueva Zelanda, Chile, Canadá, Japón, Malasia, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam.
La UE, por su parte, ha concluido acuerdos de “nueva generación” con Corea del Sur, finalizó negociaciones con Canadá y Singapur, y está en negociaciones con Estados Unidos desde 2013 para un Acuerdo Trasatlántico sobre Comercio e Inversiones.
Y esos acuerdos o negociaciones en curso “van mucho más allá” del tratado comercial con México, se explica en el documento que antecede a los cuestionamientos de la consulta.
Ahí mismo se reconoce que hubo intentos para modernizar los capítulos de agricultura, servicios e inversiones del TLCUE-México de manera sectorial, usando las cláusulas de revisión del acuerdo, pero que resultó en un fracaso.
El mencionado ‘Reporte de Visión Conjunta’ llegó a la conclusión, señalan los europeos, de que hay un entendimiento común con los negociadores mexicanos sobre lo que debe ser un ambicioso y modernizado TLC bilateral. Este proceso, aseguran, afectará a los empresarios mexicanos y de la UE, incluyendo a los fabricantes, a las industrias de servicios, a las compañías comerciales y sus trabajadores, así como a los consumidores de ambas sociedades.
La Comisión Europea anota que los resultados de la consulta pública alimentarán la Evaluación de impacto que sus servicios de análisis elaboran actualmente, y el cual ayudará a esa institución a moldear su posición respecto a la potencial modernización del TLCUE-México.
*Este reportaje fue publicado el 24 de julio de 2015 en la sección Prisma Internacional del portal de la revista PROCESO. Aquí el texto original➜