BRUSELAS (apro).- El grupo de los socialistas en el Parlamento Europeo anunció, dos días después del asesinato del periodista Javier Valdez –ocurrido en Culiacán, Sinaloa, el 15 de mayo pasado– que “promoverá una resolución de urgencia sobre los crímenes contra los periodistas, defensores de derechos humanos y líderes comunitarios en México”.
Dicha resolución sería votada en la próxima sesión plenaria que tendrá lugar del 12 al 15 de junio, y fijaría la posición institucional del Parlamento Europeo al respecto tras una votación general de los eurodiputados.
De llegarse a concretar la resolución y ser aprobada, el anuncio de los socialistas europeos significa dos cosas para el gobierno de Enrique Peña Nieto: primero, que nuevamente resalta a nivel internacional la ineptitud de su gobierno para proteger los derechos humanos en el país y castigar a quienes los violenten. En octubre de 2014, el Parlamento Europeo también emitió una resolución de urgencia –y otra aparte fue emitida por dos partidos de izquierda– por el caso de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
Y segundo, que el anuncio plantea una aparente variación en la postura del grupo socialista (Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas Europeos), el segundo con más curules. Los socialistas, desde hace más de una década, han apoyado –junto con el grupo del Partido Popular Europeo, el mayoritario—los supuestos esfuerzos y reformas de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en materia de derechos humanos, y han negado la necesidad de invocar la cláusula democrática del acuerdo México-Unión Europea (UE) como pugnan grupos minoritarios del Parlamento Europeo y ONG.
Los socialistas europeos, por cierto, son compañeros ideológicos de los priistas en la Internacional Socialista.
En un comunicado de prensa que divulgó el 17 de mayo pasado el grupo socialista, el eurodiputado Ramón Jáuregui, copresidente de la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana, acusa: “Le pedimos al gobierno mexicano que frene esta deriva criminal provocada por el narcotráfico y el crimen organizado, que amenazan con destruir su democracia”. Palabras duras del eurodiputado Jáuregui, quien durante la legislatura pasada fue presidente de la delegación para México del Parlamento Europeo.
El mismo Jáuregui, que también es presidente de los socialistas españoles en la Eurocámara, publicó además un comunicado conjunto con el eurodiputado portugués Francisco de Assis (sic), que es igualmente el portavoz de la bancada socialista. Ambos expresan su “conmoción por la última víctima de la violencia” en México, el periodista Javier Valdez.
“Cada profesional del periodismo asesinado –escriben—es un golpe duro contra la democracia, y desde el Parlamento Europeo lo denunciamos con claridad y contundencia (…) La violencia causada por el narco en México ha alcanzado unos niveles intolerables, y la sensación de impunidad no hace más que alimentar el terror y enriquecer a quienes lo causan. Esto tiene que cambiar”.
Prosiguen: “Somos conscientes de que combatir al narcotráfico no es fácil, pero pedimos al gobierno mexicano un esfuerzo mayor para extirpar de una vez por todas esa lacra, que causa un enorme dolor y desestabiliza las estructuras del Estado y de la democracia”.
Y rematan con una crítica no muy sutil: “Ese esfuerzo que pedimos a las autoridades mexicanas a todos los niveles tiene que ser más visible, estar mejor coordinado y resultar más fructífero para ser creíble”.
Un día antes, otra eurodiputada socialista había llevado el tema al corazón del Parlamento Europeo. En un tono enérgico, la eurodiputada portuguesa Ana Gomes pidió la palabra en el intervalo que antecedió a las votaciones de la sesión plenaria del 16 de mayo, por lo que la asistencia estaba al tope.
“Aprovecho –dijo de pie—para solicitar el apoyo de esta Cámara y llamar la atención de las autoridades mexicanas sobre el asesinato de Javier Valdez Cárdenas, un brillante periodista que estaba revelando las tramas de la mafia del narcotráfico. Era un periodista de investigación. Queremos pedir a las autoridades mexicanas que lleven ante la justicia a los autores de este atroz asesinato. Nosotros guardamos su memoria”.
Lo que siguió fue un sonoro aplauso de los diputados europeos.
Igual de significativo fue que, al día siguiente al asesinato de Valdez, la oficina de la Alta Representante para Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad de la UE, Federica Mogherini, emitió una declaración en la que se señala que “la continua ola de asesinatos y ataques selectivos contra periodistas en México plantea serias preocupaciones”.
Y hay una advertencia: “se espera que las autoridades mexicanas protejan eficazmente a los periodistas para permitirles trabajar sin temor a represalias, y que pongan fin a la impunidad en los casos de crímenes contra periodistas y activistas”.
En esa declaración, Mogherini le recuerda al gobierno peñanietista que “la existencia de medios libres, diversos e independientes es una condición previa indispensable para la protección y la promoción de la democracia”.
No obstante, esos mensajes de preocupación contrastan con la condescendencia de la Comisión Europea, que se ocupa de las relaciones del bloque con México y, por consiguiente del proceso de renegociación del acuerdo que actualmente se lleva a cabo entre ambas partes.
Una semana antes del asesinato de Valdez, y tres días antes del homicidio de la defensora de derechos humanos Miriam Rodríguez en Tamaulipas, la comisaria de Comercio de la UE, la sueca Cecilia Malmström, visitó la Ciudad de México y tras reunirse con autoridades, empresarios y sociedad civil afirmó que “es realista pensar” que las negociaciones podrían acabar antes de finalizar este año.
Las negociaciones comerciales, cuya próxima ronda es en junio, avanzan a alta velocidad; las violaciones a los derechos humanos, se condenan en los discursos pero se ignoran en los hechos de forma que no obstaculizan el ritmo frenético de las primeras.
El 9 de mayo, Malmström se refirió en un discurso en la Universidad Nacional Autónoma de México a la “responsabilidad de promover valores progresistas como los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, la protección del medio ambiente, el Estado de derecho, etcétera”.
Pero también fue sincera, para decirlo diplomáticamente, al afirmar que “en el centro de las relaciones “entre México y la UE está, sí, el comercio”.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 19 de mayo de 2017 en el portal de la revista PROCESO. Aquí el texto original➜