La vida de vez en cuando nos sigue sorprendiendo. Lo mismo la moda. Y es que la moda es vida, es intrínseca a ella, aunque a veces nos parezca ajena, irreal, glamurosa, inaccesible, superficial… que no tiene cabida en nuestro día a día. Podemos pensar que un vestido de noche o un esmoquin poco tienen que ver en la rutina de cualquier humilde persona (aunque ya sé que es una comparación extrema). Será que hay distintas maneras de considerar a la moda y acercarse a ella.
Todo esto viene a cuento porque acabo de descubrir a una pareja de diseñadores o artistas (no sé cómo se autocalifican). La propuesta de Eckhaus Latta me ha sorprendido verdaderamente. Andaba yo en busca de algo…y justo en el momento en que había dado por concluida mi búsqueda ¡doy con lo que buscaba!, así, de pura casualidad.
Una ráfaga de aire fresco me roza el rostro. Y no es la brisa de la mañana porque hoy tengo la ventana cerrada.
Hoy en día es difícil encontrar propuestas tan puras, frescas y arriesgadas como la de Eckhaus Latta. En un momento en que parece que está todo inventado y las propuestas nuevas no reflejan los tiempos que vivimos, dejándonos un sabor un tanto rancio y añejo, una proposición así nos reafirma nuestra existencia y lugar en la vida.
Eckhaus Latta son Mike Eckhaus y Zoe Latta. Mike es de Nueva York y Zoe de Los Ángeles. Se conocieron estudiando arte en la Rhode Island School of Design. Ambos congeniaron: compartían opiniones similares respecto a la ropa y la moda y decidieron marchar a Nueva York. Allí trabajaron con los diseñadores más punteros: Proenza Shouler, Marc Jacobs, Mathew Barney. Pero como al final de la jornada no se sentían satisfechos, decidieron trabajar por su cuenta. Así nació Eckhaus Latta.
[one_third] [/one_third] [one_third] [/one_third] [one_third_last] [/one_third_last]Ellos consideran que sus creaciones son el fruto de la transformación del arte en moda, algo que califican como “desarrollo lógico”, y sus prendas son “una manifestación física” de esas conversiones. En sus propuestas se adentran en territorios poéticos y hasta afirman haber escrito poemas en ruedas de prensa.
Las prendas, los modelos, el maquillaje, la iluminación y la puesta en escena forman parte de un todo. Así conciben la moda. Ellos mismos planifican y piensan todo hasta el último detalle. Dan mucha importancia al material y lo trabajan arduamente. La mayoría de las veces utilizan restos de materiales ya descatalogados que encuentran en fábricas y que ya no se volverán a producir. Así fue como dieron con el polar de la colección de otoño invierno de 2013: un tejido a primera vista nada atractivo que se suele emplear en prendas exteriores deportivas o de montaña.
Todo lo que en un principio es inusual y raro, ellos lo acogen para convertirlo en atractivo y sorprendente. Han estampado con ruedas, han utilizado su propia piel como motivo, han utilizado rejillas, tejidos plásticos, mohair. En esta última colección las esterillas de rafia que todos hemos llevado a la playa las han convertido en vestidos. Otras prendas tenían un aspecto oxidado debido a un tinte que ellos mismos realizaron a partir de hierro.
Sus shows son auténticos performances: en el de esta edición, antes de que comenzasen a desfilar los modelos, una chica con camiseta de la firma tiraba hojas de lechuga por la pasarela. En una edición anterior desfilaron mientras se fotografiaban y tuiteaban.
Desde luego que las creaciones de este dúo no dejan indiferente a nadie: provocan sensaciones, al igual que el arte, y eso es lo que muchos esperamos también de la moda. Sus propuestas se dirigen a un público amplio y diverso, sin límites de edad, que aprecia el arte, con una fuerte personalidad y que no se deja llevar por los dictados de la moda.