OPINIÓN: “Periodismo” en venta. Marco Appel en Cuadernos Doble Raya

El periodista Spider Jerusalem, protagonista del cómic cyberpunk Transmetropolitan del británico Warren Ellis

“Publicidad mata periodismo”. Así fue como un editor me abrevió en una ocasión el esquema que movía al periódico. Lo decía con un arrogante cinismo, propio del mal maestro, aquél que transmite a los más jóvenes sus derrotas personales. Eso ocurrió hace muchos años, pero la anécdota volvió a mi memoria cuando hace poco escuché a una ejecutiva de medios afirmar que los periodistas deberíamos olvidarnos de la palabra “periodismo” y definir nuestra profesión de otra manera, una adaptada al mundo de los negocios y desprovista de su vocación “casi religiosa”.

[pullquote align=”right”]Artículo de opinión publicado el 14 de enero de 2014 en el sitio Cuadernos Doble Raya[/pullquote]

“La palabra periodismo confunde, porque pareciera que el periodismo es como una vocación casi religiosa, sin fines de lucro, en donde no se puede hablar de dinero”, dijo Adriana Peña en una entrevista para un curso por Internet sobre desarrollo de proyectos periodísticos para la web, que impartió a finales del año pasado una fundación estadunidense.

Peña, vicepresidente ejecutivo de ventas y desarrollo de marca de la compañía estadunidense de medios Entravision Communications Corporation –dueña de 53 estaciones de televisión, 49 de radio y sitios de Internet–, fue presentada en el curso como “uno de los ejecutivos más influyentes e innovadores en la creación y la monetización de contenido digital para el mercado latino de Estados Unidos y Latinoamérica”. En México, Peña trabajó para Terra Networks Televisa y Grupo Reforma.

La ejecutiva expuso que “estamos en otra era”, la de internet, “donde entendemos que (el periodismo) tiene que ser un negocio sustentable”, razón por la que, dijo, tendríamos que “olvidarnos quizá de la palabra ‘periodismo’” para llamarlo “generación de contenidos”; según ella, habría que “buscar una nueva manera de definirlo”, tal vez “negocio de contenido o negocio de la información”, propuso.

“Quien esté pensando que ese (el periodismo) sea su modelo de vida, tiene que pensarlo en (términos de) mercadotecnia”, sostuvo Peña, quien estimó que el periodista que “se quita” de encima el viejo “paradigma”, y asume que su trabajo “debe y puede ser sustentable”, “automáticamente comienza a ser creativo” en las opciones de comercializar sus “contenidos”.

Imaginó un sitio de Internet que ofreciera el servicio de ubicar los baches en una zona. Un periodista que piense “fuera de lo establecido”, explicó, podría comercializarlo vendiendo anuncios a la vulcanizadora local, las llanteras o los negocios de automóviles nuevos.

Más aún: la ejecutiva recomendó a los periodistas incursionar en el llamado Contenido de Marca, que, estimó, es una de las tendencias más exitosas en el mercado, siempre y cuando, acotó, no se entre en conflicto con las marcas que adquieren los “contenidos”, es decir, no criticar sus productos.

La página de internet Puro Marketing define así el Contenido de Marca:

“La publicidad tradicional agoniza, cambian los canales, los consumidores y los anunciantes, lo que deriva en la necesidad de reinventar el enfoque para captar la atención del nuevo consumidor. El objetivo, en definitiva, es lograr que las marcas recuperen el poder que da la confianza de su target (consumidor objetivo). Crear contenido vinculado a la marca, contenido entretenido y en la que el producto sea una parte más de la historia, es lo que podemos denominar como Contenido de Marca”.

Algunas opiniones al respecto:

1) Desde mi punto de vista, el periodismo no puede considerarse un producto o mercancía: su ejercicio no puede de ningún modo disociarse de derechos fundamentales como la libertad de expresión y el acceso a la información, a su vez principios inherentes al ideal democrático. La existencia de una prensa independiente y crítica del poder refleja el nivel de salud democrática de una sociedad. Por eso, porque no es un bien de mercado como tal, en varios países europeos la prensa suele recibir apoyos especiales.

2) Es de sentido común aceptar que el periodismo encierra en sí mismo un alto componente vocacional. Basta con voltear a ver a aquellos colegas que en México, y en otros países, sacrifican su paz familiar, su estabilidad emocional, su situación económica y hasta ponen en riesgo su vida –la cual muchos han perdido— por continuar ejerciendo la actividad periodística.

3) Creo que el periodismo no puede nacer a partir de juicios ajenos al interés público y a la ética profesional. El periodismo serio y crítico puede ser rentable, como lo muestra en Francia, por ejemplo, el semanario Le Canard Enchainé (que hasta hace poco no tenía página de internet y que vive sin publicidad) o Mediapart, el sitio que fundó hace apenas cinco años el exdirector de la redacción del periódico Le Monde, Edwy Plenel, y el cual se sostiene de suscripciones.

Lectores de periodismo hay… en Francia y en México (la revista Proceso acaba de cumplir 37 años de existencia). Lo que quizás haga falta es dejar de pensar convencionalmente para poder generar ideas novedosas que ayuden a rentabilizar el buen periodismo, en lugar de declararlo obsoleto, acabado y carente del interés ciudadano actual.

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En un post anterior titulado Periodismo “indigente” escribí acerca de los periodistas freelance. Añado información: en 2008 la Fundación Rory Peck, con el apoyo del Open Society Institute de Londres, publicó el estudio Freelancers en México (pulse aquí para ver el estudio).

Sus hallazgos fueron los siguientes: 32% de los reporteros freelance trabajaba de forma independiente porque era su única opción laboral, y 86% reporteaba en dos o más medios de comunicación de manera simultánea para poder satisfacer sus necesidades económicas. Además, 60% reconoció que no contaba con ingresos regulares. Según la investigación, un reportero freelance mexicano ganaba en promedio entre 300 y 500 dólares mensuales. No sólo eso: 65% declaró que no disponía de seguro de salud ni de vida y que no contaba con equipo de trabajo, mientras que 50% denunció haber recibido algún tipo de amenaza de muerte.

El día de la presentación del estudio, el 28 de febrero de 2008 en Londres, el colega Leonardo Boix, corresponsal de Proceso en la capital británica, le preguntó a Darío Fritz, entonces coordinador del programa mexicano de la Fundación Rory Peck:

–¿Por qué cree que existe tanta diferencia entre la situación de los freelancers en países como Gran Bretaña y México?

Fritz respondió:

–Eso tiene que ver con cuestiones económicas y culturales. También un ingeniero va a ganar mucho mejor en Europa que en América Latina. Lo que ocurre en México es que la misma estratificación social que se da en la sociedad, se da en la prensa. Los directivos ganan muy buenos ingresos y no tienen tantos problemas de amenazas, y los periodistas ganan muy mal, son los que hacen el trabajo más duro y los más afectados por las amenazas y ataques. Tiene que ver con la cuestión del desarrollo cultural: la prensa trata de ser maniatada bajo viejos esquemas de organización del poder político. En cuanto a Europa, esas cosas se han superado bastante y hay muchas más libertades y respeto para informar. (Pulse aquí para ver la nota entera)