Rolando Rocha, alias Aztec Mystic, es un dj estadunidense de origen mexicano que a finales de los 90 se colocó entre las estrellas de la música tecno internacional. Tras una serie de disputas –una de ellas contra las trasnacionales de la industria discográfica Sony-BMG–, DJ Rolando pasó del estrellato al olvido. Ahora está de regreso desde Edimburgo, donde se estableció. La revista francesa Trax, especializada en músicas electrónicas, publicó un texto sobre la historia de DJ Rolando en su edición de junio. Europafocus lo traduce para sus lectores.
Parece que el tecno ha dejado de ser un fenómeno de moda y hoy es un género musical soberano y aceptado, como lo prueban los innumerables festivales que le son consagrados por todo París (y el mundo). ¿El tecno tenía una vocación underground? Todo eso hoy es historia y Rolando encarna probablemente la primera paradoja que puso en dificultades esa idea.
Por Christian Bernard-Cedervall (Revista TRAX)
Mientras que los ravers (asistentes a fiestas descampadas de música electrónica conocidas como raves) y los policías juegan todavía a las escondidillas a finales de los años 90, el tecno ya no es la última moda. Éste incluso había caído en un relativo anonimato cultural-mediático, dejando lugar a los caminos más experimentales de la música electrónica. Sin embargo, en 1999, un sólo título contradice este estado de hechos: Knights of the Jaguar (Caballeros Jaguar) de Aztec Mystic, alias DJ Rolando. En unas cuantas semanas, el título es programado y, sobre todo, tocado por todos los DJ’s del planeta, tanto los menos conocidos como las estrellas. Caución underground o caballo de Troya, el fenómeno es tal que suscita el interés de las grandes disqueras ¡que huelen el negocio!
Detroit y la resistencia
Si Rolando Rocha no era para nada un desconocido, permanecía hasta esa época como un simple actor de la escena tecno, autor de algunos maxis remarcables pero claramente circunscritos al underground. Crecido en un barrio latino del suroeste de Detroit, él se baña desde su más joven edad en el sonido de la música tradicional mexicana, con su padre que toca en varios grupos: “Desde que me acuerdo había música mexicana donde fuera, una boda, una fiesta o incluso en la escuela, y junto con el hip-hop que también se escuchaba por todos lados, ¡la tengo en mis genes! Esos ritmos de América Latina, especificidad de la ciudad, depasan de sobra la comunidad latinoamericana y, cuando Rolando descubre a mediados de los años 80 a Jeff Mills detrás de los platinos, el Wizard (como también se le conoce) incorpora ya esas influencias en el tecno que comenzaba a despuntar.
Animado por su padre, Rolando se convierte en DJ; rápidamente es respetado y presentado por un amigo comun a Underground Resistance. Mad Mike y sus compinches guerrean desde hace un rato cuando, para su gran alegría, le proponen a Rolando integrarse al colectivo. Él se vuelve rápidamente uno de los hombres de confianza de Mad Mike, pero únicamente se preocupa por la música y no se interesa en el aspecto político del proyecto: “No había ningún militantismo o aspecto político. En todo caso ninguno en el que yo haya participado. Era una disquera, ni más ni menos”.
Ese era un discurso en desfase con el dogma de UR que se tradujo en cierta problemática en cuanto a la supuesta ideología del colectivo: “No buscamos disimular nuestra identidad. Estar enmascarados servía para crear una marca, era un argumento de venta. Yo jamás me puse una máscara u oculté mi identidad. Si hoy Mad Mike acepta jugar el juego de los medios es porque su plan de comunicación no funciona más y está ‘obligado’ a vender su música en cualquier lado donde quieran escucharlo”.
Éxito y envidias
¿Amargura? Quizás. Por otro lado, el productor-DJ abandonó Detroit en 2004 para instalarse con su pareja en Edimburgo: “Antes que nada había el amor, pero también me sirvió para alejarme de todo eso: UR era como una mafia, una vez entrando con ellos, tus fans querían que jamás te fueras. Y es un poco parecido con Mike. Mi éxito terminó por no pertenecerme más”.
Y ese éxito es por supuesto ese famoso Knights of the Jaguar que mencionamos antes, ¡un verdadero hit que las grandes disqueras no buscaban comprender sino robarse! En 1998, Sony-BMG lanza en la vorágine del éxito una versión “club trance” para el mercado comercial, sin nunca haber pedido la autorización al artista o al sello. Sacado por una subdivisión alemana, el proyecto terminó por llegar a los oídos del colectivo y provocar su ira. Después de haber intentado impresionar a Rolando y Mike Banks amenazándolos, Sony-BMG acabó dándose cuenta de la imagen ultranegativa que brotaba por todas partes y tiró la toalla, ¡rogándole a UR disculparlos e incluso yendo hasta reconocer la pobreza artística de su propia producción! He ahí quizá una de las razones del éxito de ese título al paso de las épocas, primer indicio de la solidaridad de una escena hasta entonces marginada, sobre todo compuesta de individualidades raramente preocupadas por el mundo exterior. Una primera mentada del tecno al mundo de las disqueras trasnacionales y quizás un signo de los tiempos a venir.
Un regreso maduro
Desafortunadamente, una guerra como esa no se va sin causar daños, y se crean fisuras entre el productor y UR, más aún porque él se vuelve el hombre de un sólo éxito. El fenómeno olvida el resto de su obra pasada y probablemente futura. Dejando Detroit por Europa, Rolando comienza entonces, lo quiera o no, un profundo replanteamiento que lo dejará en la sombra durante algunos años, el tiempo de emanciparse del mito que había creado sin, por tanto, renegarlo completamente. Regresando simbólicamente al negocio en 2008, con el título Where were you? sobre el bien nombrado EP Hiatus, él ha sabido establecerse desde entonces fuera del tiempo y de las tendencias, domesticando el sonido del momento como un verdadero DJ productor, versátil y alerta, capaz de electrizar el Berghain (club de música electrónica de Berlín) como la enorme escena de un festival o la más pequeña de las fiestas de bodega, capturando la imaginación de los veteranos como de los recién llegados, con nuevos títulos en 2013 que saldrán con D´julz (un dj parisino cuyo propio sello lleva el mismo nombre), los nuevos techno-héroes de la disquera sueca Skudge o bien el templo sagrado del sello danés Ostgut Ton.
Es un hecho: Rolando es uno de los mejores DJ de nuestro tiempo, y probablemente también del mañana. Él no se contenta con capitalizar un éxito fenomenal, sin duda una de las más bellas encarnaciones del tecno original de Detroit. Knights of the Jaguar es un maravilloso y apasionante documento que constata la riqueza frecuentemente insospechada de las influencias tradicionales del tecno. Pero esa pieza no es, afortunadamente, que sólo una faceta de la personalidad de un auténtico artista que traza su ruta volteando la mirada lo menos posible, marcando el futuro con el ánimo de un neofito y la competencia de un viejo sabio.