BRUSELAS (apro).– El hecho de que los “líderes reales” operen por encima de la dirigencia del partido; el empecinamiento de Andrés Manuel López Obrador a dinamitar la “institucionalidad” del mismo, y la aplicación de un método poco eficiente de elección interna, son los factores que se encuentran detrás de la profunda crisis en que está sumida el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
(Artículo publicado el 14 de abril de 2008 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)
La izquierda europea, sin embargo, ha superado crisis similares a través del fortalecimiento de los órganos de decisión partidistas. De no hacerlo así, el PRD no sólo pondría en juego el futuro de la izquierda mexicana, sino de todo el sistema político frente a los ciudadanos, señala Günther Maihold, director adjunto del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y la Seguridad.
El principal elemento en la crisis del PRD es “la presencia de fuertes liderazgos al exterior de la dirección del partido: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. La experiencia europea muestra que un partido sólo desarrolla su estructura democrática si los líderes reales están en los puestos de dirección”, dice. Si, por el contrario, esos líderes, que no se han sometido a ningún escrutinio interno, “crean corrientes” y “delegan su liderazgo en otros militantes, eso genera conflictos de segundo rango: los actores internos siempre deben demandar una autorización de los liderazgos externos, que no gozan de ninguna legitimidad democrática”, favoreciendo “relaciones clientelistas”.
–¿Cuál es la experiencia en Europa con las elecciones internas? se le pregunta.
–En 1986 lo aplicó el Partido Socialdemócrata alemán. Había cuatro candidatos que aspiraban a la dirigencia y con esto se esperaba limitar las divisiones que provocaría un congreso de partido. Sin embargo, el candidato elegido llevó después al fracaso al partido. Fue la única vez que los socialdemócratas emplearon este instrumento. Las elecciones primarias son un elemento típico de los partidos poco estables. Cuando éstos no cuentan con una membresía fija, ni vida partidaria entre elecciones, este tipo de elecciones ofrecen un momento oportuno para movilizar militantes y buscar nuevos electores.
Maihold, autor de libros y ensayos sobre el sistema político mexicano, entre ellos México y las elecciones del 2 de julio de 2006: gobernar después de un final de fotografía (2006); La transformación de las élites y tecnocracia política en México (2006), o México: hacia un cambio a la modernidad (2003), analiza la actual crisis perredista, y afirma que “la conformación de tribus es una expresión que caracteriza a la política latinoamericana en general”.
–En ese marco, ¿López Obrador une o polariza en el PRD?
–Está dañando al partido. No fomenta el funcionamiento normal de sus instituciones. Si fuera el candidato para dirigir el PRD, podríamos garantizar que la elección interna definiría el futuro del partido, puesto que implicaría un proceso de clarificación de posiciones. Se sabría exactamente qué nivel de apoyo genera. Daría una señal clara de hacia dónde se dirige éste organismo político. Pero no es el caso, López Obrador no ayuda a la cohesión del partido.
En ese sentido, afirma que no fue acertada la estrategia de López Obrador de no reconocer a Felipe Calderón como presidente, ya que “puso en bastantes aprietos al partido” y a sus diputados, al ponerlos en la encrucijada de “no actuar en casi ningún renglón de la acción parlamentaria”. Maihold reflexiona sobre López Obrador: “La imagen que tenemos en Europa de él es más la de un líder social que está tratando de recuperar fuerzas para las próximas presidenciales. Pero no es reconocido como un líder de izquierda real: no tiene un planteamiento de política internacional y ninguna presencia en ninguno de los ámbitos de la llamada izquierda internacional. Siempre ha sido una persona muy apegada a su propio país y ha dejado vacío el rol que jugaba Cárdenas como figura de identificación más allá de las fronteras nacionales. Eso ocasiona que el PRD, como tal, no pueda desarrollar un perfil reconocible en Europa.
Maihold opina que el PRD está dilapidando su fuerza electoral en pugnas internas. Señala que “el proceso de las elecciones internas está dando una pésima señal sobre el grado de institucionalidad de la izquierda en México”.
Y explica: “En la historia de México ha habido varios intentos de generar una izquierda sólida: la izquierda social, la universitaria, la emanada de las organizaciones sociales. El PRD era el primer proyecto que intentaba cohesionar estas izquierdas de la sociedad civil en una estructura de partido.
Primero, bajo la figura de Cuauhtémoc Cárdenas y como un partido antiPRI. Después, ha intentado desarrollar un proyecto político propio. Por eso lo que está en juego es la viabilidad de la izquierda como tal”. Además, indica, lo anterior “daña a todo el sistema de partidos, ya que debilita todavía más a las instituciones que deberían estar en condiciones de sostener y fomentar el desarrollo democrático del país”.
Y detalla: “Hemos visto crisis como la del PRD en partidos de izquierda en Italia, Alemania, Francia siempre con cambios dramáticos en el liderazgo. Es una fase normal en los partidos. De estos procesos surgieron nuevos partidos o se desmembraron. Los sistemas de partidos como tales se ampliaron y, de esa forma, se dieron nuevas formas de coaliciones entre fuerzas de izquierda y centro para generar mayorías. En Alemania el gobierno de coalición pasó de tres partidos a cinco”.
Lo compara con México: “Ahí la tendencia es hacia un sistema tripartidista con algunos partidos pequeños. Es un sistema que elimina la generación de mayorías convincentes. Con la crisis de los partidos mayoritarios, y ahora con la del PRD, hay una gran posibilidad de que los partidos pequeños tengan más afluencia de electores, más aceptación pública y que surjan nuevos liderazgos. El efecto de todo esto podría ser la ampliación del sistema de partidos. Pero eso no genera necesariamente mejores condiciones de gobernabilidad”.
Advierte que, “por la experiencia del voto ciudadano en México, el efecto de este tipo de crisis, como la del PRD, es el aumento del abstencionismo. Ese será el mayor problema. La identificación de los ciudadanos con los partidos va a bajar. La lección que puede sacar el PRD de estas crisis europeas es que lo que mantiene un partido es la institucionalidad y una membresía comprometida más allá de las desavenencias que puedan tener los liderazgos en turno”.
–¿Quién sale ganando con esta crisis: el gobierno de Calderón o el PRI?
–El PRI sigue siendo una maquinaria electoral viable. Ha sido el ganador en la confrontación entre el PAN y el PRD. El PAN está en el tope de la votación que puede alcanzar. Puede aprovechar que los votantes de otros partidos no acudan a las urnas. Por lo tanto, al bajar la asistencia de perredistas a las urnas, se fortalece el PRI, en primer término, y en segundo el PAN.
Sobre el futuro del PRD, Maihold advierte: “Hay un peligro real de una fragmentación del partido”, cuya realización depende de cómo se comporte López Obrador. En la medida en que no debilite la institucionalidad del partido, de que pueda desarrollar discursos integracionistas dentro del partido; o por el contrario, de que siga concibiendo al PRD como un proyecto personal que debe seguirlo o no le sirve, el partido resurgirá o se fragmentará”.
Concluye: “López Obrador siempre opera a través de ciertos temas que explota para movilizar a su propia gente. Es el caso de Pemex ahora. Siempre encuentra temas para aglutinar su clientela. Pero esa estrategia resulta insuficiente para mantener cohesionado un partido a la larga”.