Objetivo de Europa: posicionar a sus pymes en México

BRUSELAS (apro).- La carta de intención para la promoción de pequeñas y medianas empresas (pymes), que firmó el pasado 14 de mayo la Unión Europea (UE) y el gobierno de Felipe Calderón, beneficiará sobre todo a ese tipo de empresas con capital europeo, ya que las mexicanas no están preparadas para aprovechar estos apoyos.

Más aún: confrontada a una fuerte contracción de la demanda interna a causa de la crisis económica que atraviesa, la UE ha puesto en marcha una nueva y “urgente” estrategia para posicionar a sus pymes en un grupo de países seleccionados por su gran potencial, entre ellos México, indican documentos de la Comisión Europea.

(Artículo publicado el 25 de mayo de 2012 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

La mencionada carta de intención –suscrita en la Ciudad de México por el secretario de Economía de México, Bruno Ferrari, y el comisario de Empresa e Industria de la UE, Antonio Tajani—, establece el compromiso de ayudar a las pymes de uno y otro lado del Atlántico para que éstas puedan “prosperar en un entorno económico propicio a la inversión empresarial”, y “mejorar las condiciones marco para facilitar su potencial crecimiento”.

En ese texto, de dos páginas, ambos socios externan su intención de establecer un “diálogo” en materia de política de pymes bajo la tutela del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación entre México y la UE que entró en vigor en 2000.

El artículo 17 de este último acuerdo –recuerda la carta de intención– prevé la promoción del entendimiento mutuo, el reforzamiento de la cooperación bilateral y el intercambio de información relativa a la política en materia de PyMES.

También estipula “el establecimiento de canales de comunicación para intensificar el intercambio de información por medio de conferencias, seminarios y misiones destinadas a identificar y explotar áreas de interés empresarial común e impulsar el comercio, la inversión y la cooperación de pymes”.

La carta de intención señala que el gobierno de México y la UE se comprometen a promover “la colaboración entre agentes económicos y entre redes a través de los programas transversales existentes para fomentar las inversiones conjuntas y crear oportunidades de negocios”.

En concreto, las autoridades mexicanas y europeas tendrán que comunicarse los programas de financiamiento público para pymes disponibles en sus respectivos territorios, organizar reuniones “cuando resulte conveniente”, probablemente una vez al año, y establecer “puntos de contacto de carácter técnico”.

Estrategia europea

Aunque oficialmente la carta de intención establece una alianza con beneficios mutuos –como también lo menciona el comunicado de prensa conjunto–, la UE revela en otros documentos que su objetivo estratégico es posicionar en el mercado mexicano a sus propias pymes, cuyas ventajas sobre las latinoamericanas ha documentado.

En el comunicado que emitió el mismo 14 de mayo el servicio de prensa de la Comisión Europea se afirma que el viaje de Tajani a México se dio en el marco de las “Misiones para el Crecimiento” de la UE.

Estas “misiones” –explica el comunicado—tienen el propósito de “ayudar a las empresas europeas, en particular a las pequeñas y medianas empresas, para sacar mejor provecho de los mercados emergentes internacionales en rápido crecimiento”.

Así lo expone oficialmente la comunicación titulada Pequeños negocios, un gran mundo: una nueva asociación para ayudar a las pequeñas y medianas empresas a atrapar oportunidades globales, elaborada por la Comisión Europea.

Fechado el 11 de noviembre pasado, el documento, de 21 páginas, señala en su introducción:

“La UE necesita encontrar nuevas fuentes de crecimiento para crear trabajos y bienestar para sus ciudadanos. Los mayores mercados como China, India, Rusia y Brasil, con fuertes índices de crecimiento o con gran potencial, representan significativas oportunidades para las empresas de la UE”.

Prosigue: “Dado el actual contexto económico, las exportaciones para expandir los mercados fuera de la UE puede ser una sólida fuente de crecimiento económico. La internacionalización, más allá de las fronteras de la UE, es el siguiente paso que necesitan dar las pymes europeas para que vayan y aprovechen esas oportunidades”.

México es referido como uno de los países de interés en esa agresiva estrategia europea.

Tal estrategia define los “campos de acción” en los que la UE actuará para favorecer a sus pymes, entre ellos: “elaborar esquemas de apoyo más consistentes a escala europea”; “promover agrupamientos y redes para su internacionalización”; “coordinar la colaboración europea en los mercados prioritarios para aprovechar al máximo los fondos públicos”, y “aprovechar la influencia de las política exterior de la UE para acelerar el crecimiento internacional de las pymes europeas”.

Es más, se enlista una serie de tareas precisas: “crear un ambiente de negocios amigable” en mercados específicos; “establecer en las delegaciones más relevantes de la UE puntos de contacto para las pymes”; “perseguir en sus diálogos regulares con gobiernos socios el objetivo de hacer los mercados más abiertos y amigables para los pequeños negocios”, o “mejorar la comunicación con las pymes sobre los beneficios económicos creados por el comercio internacional y particularmente por los tratados de libre mercado”.

La misma línea maneja un documento de trabajo de la Comisión Europea, con fecha del 12 de diciembre pasado, relativo a un estudio de impacto sobre el posible establecimiento de un Instrumento de Asociación para la Cooperación con terceros países.

Ese documento –realizado por el servicio legal y el de acción exterior de la Comisión Europea—define que una de las principales finalidades de tal instrumento es “proyectar las políticas (exteriores) de la UE en respaldo de la agenda Europa 2020”, la estrategia para restaurar el crecimiento económico del bloque. Esa “proyección”, se precisa, debe desarrollarse especialmente en los países socios estratégicos, y México es uno de ellos.

“La Estrategia Europa 2020 reconoce que el rápido crecimiento de las economías emergentes, con una clase media en expansión, jugará un papel crítico en la exportación sostenible de bienes y servicios europeos en donde la UE tiene una ventaja comparativa”, expone el texto.

Y remata: “El Instrumento de Asociación debe ser determinante en apoyar la política comercial (de la UE), en particular en relación a los socios económicos estratégicos. El apoyo para que las compañías europeas accedan a esos mercados complementará acciones financiadas bajo el programa de competitividad y pymes”.

Durante su visita al país el comisario Tajani también suscribió con el gobierno mexicano memorandos de entendimiento en temas de cooperación industrial y materias primas, así como una carta de intención relativa a una mejor colaboración de sus políticas espaciales.

Superioridad

Las pymes europeas superan en competitividad a sus pares latinoamericanas. En 2008 fue entregada la evaluación final de la tercera fase del principal programa de la UE para la internacionalización de sus pymes en Latinoamérica, AL-Invest, instaurado en 1995.

Dicha fase corresponde al período 2004-2007 del programa (la cuarta, con un fondo de 50 millones de euros, está en marcha y termina este año).

La evaluación, realizada por expertos externos contratados por la Comisión Europea, afirmó:

“Los países europeos siguen invirtiendo fuertemente en América Latina, aunque una gran parte de las pymes latinoamericanas parecen carecer de la preparación necesaria, tecnológica y comercial, para aprovechar en forma competitiva los mercados europeos. Así las pymes (latinoamericanas) muestran una participación muy reducida en las exportaciones”.

La evaluación plantea que “nuevas empresas (europeas) se interesan en el programa y presionan cada vez más por obtener, a través de los instrumentos de AL-Invest, subsidios y apoyos que faciliten en la forma más rápida posible el incremento de sus ventas en el mercado latinoamericano, y sobre esa base miden la eficacia del programa”.

Un caso ilustrativo de la realidad mexicana ocurrió en 2010, cuando fracasó un proyecto de capacitación y asesoría para pymes mexicanas interesadas en exportar a la UE, y cuyo costo fue de 2 millones y medio de pesos que fueron financiados por el Centro de Desarrollo Empresarial México-UE (Cemue).

De acuerdo con una nota de la revista Manufactura, publicada el 21 de junio de 2010, entre los principales motivos por los cuales fracasaron las empresas estaba “el hecho de no saber hacer un organigrama, de no tener un control adecuado en el pago de sus impuestos o simplemente no tener la visión de exportar”.

Después de seis meses de capacitación, sólo dos de 17 pymes mexicanas estuvieron en posibilidad de incursionar en el mercado europeo.

Por otra parte, desde que entró en vigor el acuerdo bilateral, diversos centros de estudio y organizaciones no gubernamentales han acusado que las empresas europeas comercian principalmente con sus propias sucursales basadas en México (comercio intrafirma).

Por ejemplo, una evaluación de tal acuerdo, publicado en 2008 por la fundación alemana Heinrich Böll, concluyó que, a pesar de que el objetivo específico que impulsó la negociación y firma del tratado era diversificar el comercio mexicano, “los resultados negativos para México de esta relación no solo se deben a las limitaciones del grueso de la planta productiva nacional para beneficiarse del tratado, sino a las reglas pactadas que están diseñadas para facilitar la integración intrafirma y garantizar grandes negocios a los inversionistas extranjeros”.

De acuerdo con la oficina europea de estadísticas, Eurostat, el déficit mexicano de la balanza comercial con la UE se elevó a siete mil 500 millones de euros en 2011.

En contraste con todo lo anterior, el 22 de mayo pasado el eurodiputado alemán Jürgen Creutzmann, coordinador de la campaña de la Alianza de Liberales y Demócratas del Parlamento Europeo para impulsar las pymes en Europa, lamentó que la UE no facilite los apoyos económicos a tal segmento en su propio mercado.

“En general –se quejó–, el financiamiento de las pymes es un problema mayor. El estudio de la UE sobre la efectividad de los fondos estructurales destinados a las pymes plantea los enormes obstáculos burocráticos en la etapa de solicitud, registro y obligaciones de auditoría; una falta de distinción entre los distintos tipos de pymes, ya que muchas son micro-entidades; y una falta de armonización de las reglas y los procedimientos a través de los diferentes programas de la UE”.