BRUSELAS (apro).- De las dos jornadas que duraba normalmente, la reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta (CPM) Unión Europea (UE)-México se redujo en el programa a únicamente cuatro horas y se llevó a cabo en apenas tres.
El pasado 3 de febrero, legisladores mexicanos y del Parlamento Europeo sostuvieron en la sede del Parlamento Europeo en esta ciudad la “sesión solemne” de la XXVII edición de la CPM, cuya misión es “fortalecer la cooperación política entre ambos pueblos” en vista “de los desafíos comunes que enfrentan”.
La CPM es el principal foro de diálogo entre la Cámara de Diputados y el Senado de México con los miembros del Parlamento Europeo, el órgano legislativo conjunto de los ahora 27 Estados miembros de la UE. Cada año tiene lugar una sesión en México –que desde 2008 fue reconocido como “aliado estratégico” de la Unión Europea– y otra en alguna de las sedes del Parlamento Europeo en Bruselas o Estrasburgo, Francia.
Sin embargo, esta ocasión apenas hubo tiempo para presentar en una sala de tamaño apenas suficiente los discursos de introducción de cada lado y las ponencias que ofrecieron los legisladores sobre dos temas: violencia de género y protección del medio ambiente. Se tuvieron que anular cuatro ponencias más porque ya no cabían en la agenda.
Y es que la burocracia no ayudó. Por primera vez ninguna reunión de las muchas delegaciones internacionales con las que cuenta el Parlamento Europeo fue autorizada a alargarse más allá de lo que estipula el reglamento, que limita su realización a un lunes o jueves por la tarde.
“Todo ha sido un desastre”, comentó a este columnista unos días antes de la reunión una fuente interna del Parlamento Europeo implicada en la organización.
Delegación pro AMLO
Una reducida delegación mexicana viajó a la capital belga y estuvo compuesta por congresistas de Morena y partidos aliados. El PRD y el PAN prefirieron ahorrarse el vuelo de 10 horas “por lo escueto de la agenda”, afirmó una persona al tanto del asunto.
Asistió la senadora Citlalli Hernández (copresidenta de la reunión) y las diputadas Beatriz Robles, Guillermina Alvarado y Aleida Alavez por Morena, así como la senadora Nancy de la Sierra, del Partido del Trabajo y el diputado Jesús Alcántara, del Partido Verde Ecologista de México.
Teóricamente, la única voz opositora al gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue la senadora priista Hortensia Noroña, quien en la práctica se ajustó al tono amable y condescendiente con el gobierno de la llamada 4T que dominó del lado mexicano durante la sesión.
Como ya es costumbre, la presencia de los eurodiputados brilló por su ausencia. Algunos enviaron a sus asistentes o consejeros sólo a tomar nota, ya que no pueden intervenir en las discusiones.
Unos cinco o seis eurodiputados llegaron a la reunión, pero únicamente tres (quizás cuatro) permanecieron todo el tiempo: el presidente de la delegación para México, Massimiliano Smeriglio; la vicepresidenta de la misma, Clara Aguilera –ambos socialistas–, y Eugenia Rodríguez, del partido español Podemos que forma parte del grupo de la Izquierda Unida Europea.
Reunión tediosa
Debido al formato tan corto y sin pausas, y a la conformidad natural que se dio entre fuerzas políticas afines, la cadencia de la reunión fue tediosa y con mensajes reiterativos.
Una dinámica muy distinta fue la que se generó en las negociaciones sobre el contenido de la declaración conjunta, el documento que contiene las posiciones comunes a las que llegan ambas partes.
Los desacuerdos entre los grupos políticos de derecha y de izquierda del Parlamento Europeo prevalecieron hasta el final de la reunión. Afuera de la sala los negociadores se instalaron frente a una computadora colocada encima de un carrito de refrigerios vacío. En medio de ásperas discusiones, tardaron todavía media hora para poder presentar finalmente un documento que cerrara la sesión.
Algo preocupante que llamó la atención fue que, tratándose de un diálogo entre poderes legislativos, haya sido directamente el gobierno mexicano el que a través del personal de su embajada ante la UE negociara el contenido de la declaración conjunta con los consejeros políticos de las fracciones europarlamentarias. Las congresistas mexicanas platicaban mientras la embajada velaba por los intereses del gobierno obradorista.
De acuerdo con representantes de los grupos de la derecha que consultó este columnista, el contenido de la primera propuesta de declaración conjunta estaba “totalmente cargado” a favor del gobierno de AMLO.
El texto, dice una de esas fuentes, incluso responsabilizaba a Donald Trump por la política migratoria de López Obrador, la cual ha sido fuertemente criticada por organizaciones de derechos humanos por su dureza.
“Lo felicitaban por todo y apenas ha pasado poco más de un año en el poder”, comentó uno de los entrevistados.
Rechazo
Ese texto fue rechazado por los grupos del Partido Popular Europeo (PPE), Renew (liberales) y el de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE).
“Nos parecía patético; no podíamos negociar a partir de esa versión”, explica alguien que participó en las discusiones.
Al ver que el texto propuesto no generaba consenso, el secretariado reunió de última hora a los asesores de las bancadas europarlamentarias el viernes 31 de enero para que intentaran alcanzar acuerdos.
El contenido de ese primer borrador de declaración conjunta, que sólo circuló a nivel interno, hacía referencia únicamente a los dos temas presentados durante la reunión de la CPM. Ese documento fue entregado a la embajada mexicana.
El punto de discordia era que las bancadas de derecha exigían que el documento incluyera ciertas problemáticas de derechos humanos que subsisten en México a pesar del cambio de gobierno, en particular los asesinatos de periodistas y activistas y el maltrato a los inmigrantes centroamericanos que cruzan el territorio nacional.
Algunos de los consultados aseguraron que la mayoría de los grupos de izquierda del Parlamento Europeo, así como la embajada mexicana, se conformaban con que apareciera la expresión “violencia” o “ataques contra los periodistas”.
“Hay que tener poca vergüenza para decir que a los periodistas mexicanos los están maltratando y no asesinando”, refiere uno de ellos.
“Era un eufemismo difícil de justificar, por lo que no apretamos mucho para defenderlo”, reconoció alguien que negoció por un grupo de izquierda.
Un integrante de la embajada mexicana recalcó que el gobierno obradorista no se negaba a hablar de la situación de los derechos humanos en el país. “Lo que no está bien –puntualizó– es la manera en que (los europeos) lo hicieron”. Se quejó de que habían recibido a última hora del 31 de enero una nueva versión del documento con agregados.
Violencia heredada
La embajada mexicana retomó la narrativa del presidente López Obrador y presionó para que quedara escrito que las amenazas y crímenes contra periodistas y defensores de derechos humanos son herencia de anteriores gobiernos, por lo que se acordó añadir que el problema se venía dando “particularmente en la última década”.
La diplomacia mexicana quería también que quedara constancia en el texto que el gobierno morenista impulsaba en sus relaciones internacionales una “política exterior feminista”, un término que asumieron públicamente por primera vez las autoridades suecas en 2014.
“Eso nos pareció una broma. Para empezar porque López Obrador designó a un hombre, Marcelo Ebrard, como secretario de Relaciones Exteriores”, comentó una de las personas involucradas en la negociación.
Tal término quedó fuera del texto en la versión final que entregaron eurodiputados a la prensa; en cambio, se incorporaron tres párrafos (el 14, 19 y 20) bajo el título de “Protección y promoción de los derechos humanos” que mencionan el asesinato de periodistas y la atención que merecen los migrantes. Se borró la palabra “avances” con el que comenzaba tal título.
En el párrafo 19, por ejemplo, la declaración pide “a las autoridades (mexicanas) que tomen todas las medidas necesarias para garantizar su integridad física y psicológica (de los periodistas y los defensores de derechos humanos) y que garanticen investigaciones inmediatas, exhaustivas e imparciales para llevar a los responsables ante la justicia”.
Migración
Un párrafo que provocó también “muchísima discusión” fue el relativo a la migración. Se hablaba de los derechos de los migrantes pero la derecha quería que se reconociera igualmente la necesidad de “controles fronterizos”, lo que le parecía una incoherencia a la izquierda, que logró eliminar este último término y mejor pedir “medidas para facilitar y mejorar la movilidad legal entre los países”.
El párrafo sobre migración establece “que las políticas y prácticas en materia de migración deben garantizar el respeto de los derechos humanos establecidos bajo los estándares internacionales (…) teniendo en cuenta la no criminalización de los migrantes”.
“Las mayorías en el Parlamento Europeo difieren con el nuevo gobierno mexicano”, evidenció el representante de otro grupo de izquierda, quien se refería al dominio en el Parlamento Europeo de las fuerzas políticas de derecha (el grupo más numeroso es el del PPE), las cuales consideran ideológicamente contraria a la administración obradorista.
Esa misma persona afirmó que lo desacuerdos tenían que ver con los “matices” que unos y otros defendían.
Los verdes europeos, que no apoyan en principio el tratado de libre comercio bilateral “modernizado” y quienes más han acusado las violaciones a los derechos humanos en México, se retiraron de la negociación y han manifestado que “para nada” están de acuerdo con la declaración resultante, mientras que Vox, el partido español de extrema derecha que pertenece al grupo CRE, anunció que no la suscribe.
El eurodiputado Hermann Terscht, de ese partido, explicó a este columnista que habían decidido no participar en un juego de “cambalache de palabras” entre grupos políticos respecto a temas que, desde su perspectiva, fueron tratados con una “retórica izquierdista” y dentro de un “supuesto consenso ideológico progresista”.
Lamentó que su ponencia sobre libertad de expresión haya sido cancelada y que no se hablara de asuntos importantes como la protección que da el gobierno de López Obrador a personas acusadas de terrorismo en Bolivia.
Reunión “súper aburrida”
Concluida la sesión, en el corredor de salida el jefe de cancillería de la embajada mexicana, Noel González, preguntó a las legisladoras mexicanas qué les había parecido la reunión.
–Súper aburrida. De veras, súper aburrida –respondió la senadora De la Sierra, lo que hizo reír al resto de sus colegas. Y agregó: “¡Me hubiera ido directo a París!” (a pasear).
–¡Ay, no! Hay que decir que es una reunión muy importante para el desarrollo del país –continuó bromeando la senadora.
El jefe de cancillería comentó: “Digamos que es diplomacia parlamentaria”.
Más risas. Al partir, la senadora dijo a las diputadas morenistas mientras tomaba del hombro a una: “A darle muchachas. Hoy estuvieron súper productivas. Ya vámonos”.
Y se alejaron sonrientes.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 7 de febrero de 2020 en el portal de la revista PROCESO. Aquí puedes leer el texto original.