BRUSELAS.- “¡So-so-so-solidarité avec les femmes du monde entier! (solidaridad con las mujeres del mundo entero)”, exclaman al unísono unas 150 mujeres –la mayoría jóvenes– reunidas el pasado domingo 1 de diciembre en una explanada cercana a la Gran Plaza de la capital belga.
Con ímpetu imponente, durante tres minutos precisos el coro femenino ejecuta el performance “Un violador en tu camino”, del colectivo chileno LasTesis. Lo hacen primero en español y enseguida en francés.
Cuando finalizan su acto de protesta, la emoción aún desborda. Un grupito comienza a brincar mientras grita varias veces en español: “¡el que no salte es paco [policía]!”, para luego clamar “¡el pueblo unido jamás será vencido, mujeres unidas jamás serán vencidas!”.
Formando ya un gran círculo entre todas, las consignas se encadenan: “¡Abajo el patriarcado, que va a caer, que va a caer; arriba el feminismo, que va a vencer, que va a vencer!”, “¡vivas nos queremos, ni una menos!”, y “¡el Estado no me cuida, me cuidan mis amigas!”.
Un vivo y sentido aplauso de las participantes y los numerosos espectadores selló el final de la emotiva manifestación.
Esther Genicot, una terapeuta belga de 28 años que logró organizar la acción en apenas 24 horas con el apoyo de grupos feministas, opina que el performance les permitió contribuir a alzar más “un grito que emerge fuertemente” en el mundo para “actuar con urgencia” contra la sociedad machista.
“Lo que me emociona mucho del colectivo LasTesis es el uso que hacen del arte para despertar conciencias. Hacer circular las tesis feministas por ese medio es fundamental para que todas las mujeres puedan tener acceso a esa información y no se sientan culpables de situaciones de las que en realidad son víctimas”, comenta Genicot a Proceso.
Bélgica es uno de los países más rezagados de los 28 Estados de la Unión Europea [UE] en materia de combate a la violencia contra las mujeres, según el Instituto Europeo para la Igualdad de Género.
El código penal belga no incluye el término “feminicidio”, por lo que no existe jurídicamente. Las autoridades no disponen de un registro del número de mujeres asesinadas bajo las condiciones particulares de esta figura legal, a pesar de que es una obligación que marca el Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (o Convenio de Estambul), el cual ratificó Bélgica en 2016.
En el país que acoge a las instituciones de la UE las estadísticas más confiables sobre crímenes machistas se basan en notas de la prensa escrita en internet y recogidas por el blog llamado Stop Feminicide, que elabora una plataforma de organizaciones independientes especializadas en la materia.
Sus cifras arrojan que en Bélgica 41 mujeres fueron asesinadas en 2017; 37 en 2018, y 23 en lo que va de este año, un número inferior que “no se puede explicar por falta de elementos de información para investigar”, señala el sitio.
Esos feminicidios con rastro periodístico fueron cometidos en su gran mayoría por parejas o exparejas sentimentales de las víctimas y dejaron 68 menores de edad huérfanos, además de que 11 niños fueron asesinados junto con sus madres. En otros tres casos las mujeres a las que se arrebató la vida estaban embarazadas.
El homicidio de una mexicana
Entre esos hechos trágicos se incluye el caso de la mexicana de 32 años Berenice Osorio de Viena: el 9 de enero de 2018 fue apuñalada por su pareja, un belga con el que vivía en un pueblo al norte de Bélgica en un entorno de violencia doméstica que conocían los vecinos y la policía, pues ésta encontró entonces a la mexicana escondida en el baño con el rostro ensangrentado. En otros episodios ya había sido amenazada con un cuchillo y tratada por una costilla rota, y en 2013 el agresor fue incluso condenado a 10 meses de prisión condicional por violencias conyugales.
Berenice tenía dos hijas pequeñas de 2 y 6 años, quienes dormían cuando se perpetró el homicidio.
“Si las mujeres en Bélgica y en el mundo entero se reconocen en las palabras tan fuertes y precisas del performance es porque (la violencia en contra de ellas es un problema que) incumbe a todas las sociedades”, concluyó Genicot.
*Esta nota fue publicada en la edición 2250 de la revista Proceso (15 de diciembre de 2019) y forma parte de un reportaje especial sobre el himno feminista “Un violador en tu camino”.