BRUSELAS (apro).- El expresidente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos –quien en septiembre anunció su incorporación al equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador– fue el operador de la campaña internacional que emprendió Vicente Fox en 2007 en contra de los “populistas latinoamericanos” de izquierda, entre los que estaba incluido el político tabasqueño.
Luego de que en diciembre de 2006 lo sucediera Felipe Calderón Hinojosa en la presidencia de la República –tras una elección que el entonces candidato perredista López Obrador impugnó ante los tribunales por considerarla fraudulenta–, Fox decidió “no bajarse del caballo” y transformarse en el paladín regional de la democracia.
Espino orquestó una robusta operación de cabildeo en Europa, cuyo objetivo fue posicionar al expresidente mexicano como el único líder latinoamericano capaz de articular una ofensiva política de las fuerzas de oposición contra los seguidores ideológicos de los entonces presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro, para sacarlos del poder o “frenarlos”, como lo había hecho con su enemigo ideológico mexicano.
Fox había ganado renombre entre la derecha extranjera por haber impulsado, entre 2004 y 2005 y a través de la Procuraduría General de la República, el proceso de desafuero contra el jefe de gobierno del Distrito Federal para sacarlo de la contienda presidencial de 2006, según lo reconoció el propio Fox en diciembre de 2010.
El gobierno foxista se desistió de la acción penal, tras un amplio rechazo popular y el ascenso de la figura de López Obrador. Como nuevo presidente del PAN, Espino participó directamente en la última fase de esta guerra sucia contra el jefe de gobierno del DF, que incluyó una intensa campaña para situarlo como “un peligro para México”.
Envalentonado, en abril de 2005 Espino declaró que su partido asumiría los costos políticos que generara el desafuero, ya que, dijo, “es parte de la congruencia con que se defiende el Estado de Derecho”.
Aunque en octubre de 2006 declaró que no había estado de acuerdo con el desafuero, ese procedimiento penal y la victoria de Calderón sobre López Obrador fueron ejes importantes de la estrategia de posicionamiento de Fox cuando en 2007 viajó con el exmandatario a Francia e Italia.
Espino, además de presidente del blanquiazul, era desde noviembre de 2006 presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), una rama de la Internacional Demócrata de Centro (IDC) que asocia a los partidos demócrata-cristianos de diversos países, principalmente de Europa y América Latina.
El PAN, junto con el Partido Popular (PP) de España –presidido en ese momento por Mariano Rajoy, quien después fue presidente de gobierno de su país–, el Partido Demócrata Cristiano de Chile y la Unión Demócrata Cristiana de Alemania, eran las fuerzas políticas más fuertes de la IDC.
El 23 y 24 de abril de 2007, Espino asistió al Parlamento Europeo de Estrasburgo, Francia, para cabildear el apoyo de la derecha europea a la postulación de Fox como presidente de la IDC, desconociendo el acuerdo al que había llegado la ODCA para que la peruana Lourdes Flores fuera postulada “candidata de unidad” a ese organismo.
Los aliados europeos se desbordaron en halagos al expresidente mexicano, que viajó con Espino. El francés Joseph Daul, presidente del Partido Popular Europeo (PPE) lo consideró “el hombre ideal para coordinar la lucha contra el populismo”; el secretario general de la IDC desde entonces, el eurodiputado español Antonio López-Isturiz, lo describió como “el capitán del portaaviones mexicano de la libertad”.
Espino y Fox cenaron la primera noche en el hotel Hilton de Estrasburgo con una veintena de influyentes eurodiputados del PPE, la mayoría españoles. Ese partido regional y la IDC –cuyos dirigentes acusaban a López Obrador de ser un “populista peligroso”– fueron las primeras organizaciones internacionales en felicitar el triunfo electoral de Calderón sin esperar los resultados definitivos.
Espino y el exmandatario se reunieron también con responsables de las fundaciones europeas Konrad Adenauer, Robert Schuman y la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presidida hasta la fecha por el expresidente español José María Aznar, cerebro de la doctrina del “área de prosperidad”, la cual consiste en “erradicar” el populismo en América Latina y asociar la región a un “área única de prosperidad”, “occidental y cristiana”, conformada también por Estados Unidos y la Unión Europea y defendida por la OTAN.
Dos meses después de ese viaje a Estrasburgo, Aznar visitó a Fox en su rancho de San Cristóbal y, posteriormente en Madrid, ambos exmandatarios se reunieron con López-Isturiz y el italiano Pier Ferdinando Casini, el presidente temporal de la IDC y candidato a continuar en el puesto, con el propósito de llegar a su congreso de septiembre con un candidato de consenso.
Pero ello no fue posible a causa de las divisiones creadas por Espino al seno de la ODCA. Los chilenos del Partido Demócrata Cristiano (PDC) –y otros partidos de la ODCA– le reclamaban a Espino que incumpliera el compromiso común de apoyar la candidatura de Flores.
Además, los chilenos lo acusaban de sostener lazos con los partidos pinochetistas Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente, y le reprochaban que los criticara por participar en el gobierno socialista de Michelle Bachelet.
Espino estaba decidido a imponer la candidatura de Fox durante la cumbre de la IDC en Roma el 19 y 20 de septiembre de 2007. Después de que fracasara una reunión organizada por los demócrata-cristianos alemanes entre Espino y el representante del PDC, el presidente del PAN llamó por teléfono a la presidenta de ese partido chileno, Soledad Alvear, para proponerle que él reconsideraría su apoyo a los pinochetistas si ella abandonaba su oposición a Fox. Alvear no aceptó.
Espino entonces convocó a sólo algunos delegados de la ODCA a una “cena”, en el restaurante del Hotel Valadier, donde les pidió el apoyo en bloque al expresidente mexicano. Los delegados de Argentina, Colombia o Venezuela que no fueron invitados acusaron a Espino de haberlos excluido de las negociaciones finales.
Sin poder lograr un acuerdo sobre la candidatura de Fox entre los miembros de la ODCA, Casini presentó al día siguiente al Comité Ejecutivo de la IDC una “fórmula de solución” en la que él y Fox compartieran la presidencia.
A puerta cerrada, esa solución fue aprobada “por aclamación”, y no por votación, por los 88 delegados. Uno de ellos, el expresidente Andrés Pastrana, expresó durante la discusión su repudio a esa propuesta, ya que, opinó, debilitaba a la organización. Molesto, Pastrana denunció que los partidos de “centro”, como el suyo, no estaban siendo bien representados por Espino en la ODCA. En 2015, Pastrana fue electo presidente de la IDC.
Fox nunca destacó en su cargo internacional y lo abandonó antes de que comenzaran sus problemas con el PAN en 2012 y fuera expulsado del partido el año siguiente. Espino –expulsado del PAN en 2011, un año después de acabar su presidencia en la ODCA– anunció el pasado 27 de septiembre que se integraría al gobierno de la llamada Cuarta Transformación por invitación de Andrés Manuel López Obrador, a quien combatió en foros internacionales a lado de Vicente Fox.
*Esta columna Europafocus fue publicada el 15 de octubre de 2019 en el portal de la revista PROCESO.Aquí puedes leer el texto original.