La rebelión Z

La editora noruega Elise By Olsen es un motor de explosivos manifiestos. Alza su voz rebelde contra el sistema establecido y las presiones que la sociedad de los adultos ejercen sobre su generación, porque esta chica que ha revolucionado el mundo de las revistas de arte y moda sólo tiene 18 años

POR ÉMILIEN BRUNET / BRUSELAS, BÉLGICA

Acaba de cumplir 18 años y ya lleva tiempo convertida en un ícono cultural europeo del segmento más vanguardista de la llamada Generación Z o iGen, la generación de Internet, conformada por menores de 25 años que vienen empujando a los millennials en el frente creativo.

“Tenemos las ganas, la ambición y la creencia en el cambio. Somos privilegiados, ya que no tenemos que preocuparnos por tener una vida estable y un trabajo de nueve a cinco. Podemos explorar, rebelarnos todo lo que queramos. Podemos salirnos de lo previsible, pensar de manera diferente e influenciar a otros de nuestra misma edad. Somos el futuro”, decía con aire desafiante By Olsen hace un par de años al portal británico de moda It’s nice that.

Sobre su precoz ingreso al ambiente creativo, suele citarse que la rubia jovencita comenzó a escribir un blog a los ocho años, y que a los 12 creó la plataforma Archetype, una red de bitácoras temáticas donde los adolescentes discuten las últimas tendencias en la moda, el arte, la fotografía y la música.

Y ese proyecto llevó a otro, que dio visibilidad global a By Olsen: la creación, en 2013, mientras estudiaba la secundaria, de Recens Paper, una revista bianual en papel –sofisticada desde el punto de vista estético-visual, reconocen los expertos– que reivindica a las subculturas urbanas juveniles y sus anhelos. A través de ella se han expresado y dialogado entre ellos unos 500 jóvenes artistas de la generación post-Internet de todo el mundo.

Su contenido, plagado de fuertes opiniones, es temático y gira en torno a acciones/conceptos: Identifícate, Explora, Observa, Inventa, Comparte, Documenta y Recicla.

“Nuestra sociedad, pero especialmente la joven generación –explica By Olsen en Recens–, está envuelta en una idea tóxica de perfeccionismo. Nos evaluamos a nosotros mismos y nos preguntamos si somos lo suficientemente buenos. Nos negamos a cortarnos los oídos por temor a cómo nos perciba la gente. Y luego se dice que estamos afectados por una crisis de identidad”.

En ese sentido, Elise no considera que Recens sea sólo una revista. “Es un movimiento y una manera de enfrentar el declive de la sociedad actual. Nos rebelamos contra los falsos ideales, los estereotipos de género o raza, los estándares de belleza y la homogeneidad del comercialismo”.

Cultura impresa

El funcionamiento de la revista, que se vende en centros de arte moderno tan prestigiosos como el Tate Museum de Londres –y que está agotada por Internet–, corresponde a su época: para empezar, no depende de ninguna marca, y se financia con fondos colectivos de la plataforma Kickstarter, con la venta de poca publicidad y con el dinero propio de By Olsen y las otras dos fundadoras que tienen su misma edad, la diseñadora de ropa Hennie Finnie y la actriz y modelo Lea Meyer.

Quienes elaboran la publicación y sus colaboradores son adolescentes y jóvenes de menos de 25 años, excepto el diseñador gráfico, que anda en sus 30. El éxito de su fórmula ha permitido que el tiraje de la revista haya saltado de 1 000 a 3 000 ejemplares por número, y su extensión de 100 a 270 páginas.

La escandinava, que suele ser presentada en los medios como «la editora de moda más joven del mundo», se queja de que las únicas opciones para los chicos de su edad sean revistas convencionales que cubren la vida de las celebridades, que hablan de productos de belleza y que tratan a los adolescentes con un enfoque digno de Disneylandia. By Olsen afirma que después del género, lo que falta es derribar el prejuicio de la edad.

Frente a esta abundancia de modernidad y hartazgo del establishment, parece absurdo o totalmente coherente con su mensaje de rompimiento con las ideas preconcebidas –según se vea–, la decisión de conferir a un medio en extinción, el papel impreso, su principal vía de comunicación.

Elise ha narrado que creció en una casa donde no se leían periódicos ni revistas. La cultura tampoco formaba parte de su mundo familiar, sin embargo, la curiosidad fue muy grande y después de la escuela ella acudía a una tienda de revistas sólo para hojearlas.

Cuando tuvo la oportunidad, y a pesar de que es una nativa online, la joven se planteó “crear valor” para los jóvenes mediante un “producto físico”.

¿Cuál podría ser el interés en la cultura impresa de una jovencita que interactúa en un entorno abstracto?

La respuesta de By Olsen es inesperada: «No hemos visto todavía un gran boom de lo impreso, pero definitivamente se dará en los próximos años. Al crecer entre medios digitales y contenido de producción digital masivo, lo que buscas es definitivamente el producto físico y tangible. Hay muchos sentidos que entran en juego con el producto físico. Nunca prestas plena atención a un producto cuando todo es tan instantáneo y digital, y cuando todo se desplaza”.

Crítica de arte

Parece broma, pero ahora que es mayor de edad By Olsen ya no encuentra su lugar en la revista, y decidió dejarla a una nueva editora que, sí, es menor que ella cuando empezó.

A finales del año pasado cumplió una residencia en el Laboratorio del Instituto Cultural de Google en París como curadora de un proyecto que exhibió formas innovadoras en que jóvenes artistas combinan la tecnología y el arte.

Por el momento, su atención está centrada en el lanzamiento de otra revista que lleva como nombre Wallet, y que está dedicada a la crítica del arte contemporáneo. Su socio en la aventura es Geir Haraldseth, el joven director de un importante centro de arte noruego, el Rogaland Kunstsenter, quien antes fue curador del Museo Nacional de Arte, Diseño y Arquitectura de Oslo y de la Academia de Bellas Artes de la misma ciudad. Como curador independiente, Haraldseth se ha enfocado en la relación del arte con la industria de la música, la moda y los artículos de lujo.

“Siento la necesidad de fortalecer la dimensión política de la moda”, señala Elise en una reciente entrevista con el portal neoyorquino Topical Cream. Wallet será su nuevo “experimento”, cuyo objetivo en su primer número, titulado Admins of authority (Administradores de autoridad) es ofrecer “un diálogo con la gente con autoridad y poder de la industria”.

Y es que si de algo está convencida después de años como editora de arte y estilos de vida es de que los jóvenes no están siendo escuchados por los adultos, o “los hombres de pelo gris”, como ella los llama, dentro de la industria editorial. Y no sólo eso: explotan comercialmente la cultura juvenil para forrarse de dinero.

By Olsen opina que hay revistas “autocalificadas como para jóvenes” y que son muy atractivas visualmente, pero que en realidad no tienen alma ni identidad propia y, lo peor, ofrecen un “punto de vista exterior”. “Los mayores –se queja– están idolatrando la cultura juvenil y ganando así montones de dinero porque generan clics. Es oro para esos negocios”.

La joven noruega parece haber forjado su propia versión de aquella frase emblemática del punk “No confíes en nadie mayor de 30 años”. Sin embargo, ella propone una especie de antídoto envuelto de advertencia: “Es un hecho que los jóvenes no escuchamos a nuestros padres. Nos escuchamos entre nosotros. Yo todavía creo en el poder de los niños, los adolescentes y los jóvenes. Creo que es muy importante que aquellos con más de 25 años intenten entender nuestro punto de vista. Es cuestión de entenderlo e implicar a la juventud… en lugar de únicamente explotarla”.

*Este reportaje fue publicado en la edición del 14 de enero de 2018 de la revista CAMBIO. Aquí puedes leer el texto original➔