“Chucky” Lozano: un demonio en la cancha, un niño tímido fuera de ella

Hirving Lozano, Jurgen Locadia, Gaston Pereiro, Joshua Brenet, Steven Bergwijn, Marco van Ginkel. Foto: PSV

En la cancha es un demonio. Hirving Chucky Lozano, quien a mediados de año se fue a jugar con el PSV Eindhoven, es el goleador de la liga holandesa. Tanto ha sorprendido su rendimiento, que la compañía de electricidad que patrocina al club regala camisetas de él a los nuevos clientes y a quienes renuevan contrato con la empresa. Es tal su brillo en Europa que, pese a estar tasado en 15 millones de euros, hay equipos dispuestos a pagar 70 millones por él. Fuera del campo es un muchacho tímido, casi como un niño regañado que no habla con extraños, ni con fanáticos ni con reporteros.

Eindhoven, Holanda.- Varios equipos de televisión esperan a los jugadores, solicitados previamente para que hagan algunos comentarios sobre el partido que el PSV Eindhoven ganó 1-0 frente al Sparta de Rotterdam, el domingo 3.

El enviado de Proceso y el de Claro, la televisora del empresario Carlos Slim, también aguardaban en la “zona mixta” a que saliera de los vestidores la estrella mexicana del PSV, Hirving “Chucky” Lozano, quien había abandonado la cancha cinco minutos antes de finalizar el encuentro bajo un manto de aplausos de la afición y una cálida recepción del entrenador Phillip Cocu.

No anotó esta ocasión, pero cada jugada de peligro que generó fue efusivamente celebrada por el público holandés, que en un emotivo gesto de cariño y reconocimiento a su entrega en el terreno de juego entona el estribillo de “Cielito lindo”, aunque no lo hizo en este partido.

El Philips Stadion estaba lleno. La energía de la afición estalló cuando el sonido local tocó el coro de la canción Simply the best, de la cantante de pop Tina Turner, y una ovación recibió el nombre de Hirving Lozano al presentarse el 11 titular.

Desde el minuto cuatro del encuentro, el atacante mexicano levantó de sus butacas a los asistentes al llegar a la línea de fondo y cruzar una diagonal que cortó la respiración del público. El remate fue rechazado de milagro en la línea de gol.

Chuchy había salido desatado, generando oportunidades con centros cruzados al área chica o burlando a la defensa para tirar peligrosamente al arco contrario, pero también metiendo en aprietos al rival con su velocidad, ya fuera en un contragolpe al minuto 19 o tres minutos después cuando casi roba el balón que el Sparta retrocedió a su portero.

En el minuto 30, Lozano arrebató con garra el balón en la media cancha, y en una descolgada asistido por Marco van Ginkel mandó un centro en diagonal a Steven Bergwijn, quien no pudo rematar.

En el mediotiempo, el mexicano había sido el mejor jugador por su desempeño y su capacidad para desestabilizar al oponente.

En la segunda mitad, una dura marca personal logró aislarlo. El Sparta recurrió a veces a la rudeza y cometió varias faltas que el público chiflaba y abucheaba.

En el minuto 72, 20 minutos después del gol anotado por Luuk de Jong, Lozano aprovechó un error y entró con el esférico al área chica, pero tropezó al acercarse un contrario; enfurecido pidió al árbitro que marcara el penalti, lo mismo exigió el público con un concierto de silbidos.

La afición esperaba un gol de Chucky para liquidar el partido, pero salió a los pocos minutos de finalizar el encuentro disgustado con la decisión y entre abucheos de la tribuna, que desaprobó el cambio, aunque luego le dedicó sus aplausos.

El mexicano, que a sus 22 años lidera con 10 tantos la tabla de goleo de la Eredivisie, la primera división del futbol holandés, se ha ganado a la prensa deportiva local, que está impresionada con su juego que ha contribuido a colocar a su equipo en el liderato general.

El periodista Taco Van Den Velde, del prestigioso semanario Voetbal International, declaró al diario español Marca que el estreno en la Eredivisie de Chucky, en agosto pasado, había sido “el más prometedor de los últimos años en Holanda”.

La Chuckymanía incluye la preparación de un documental sobre los orígenes del extremo campista en México, cuya realización está a cargo del propio PSV. Es más, el fenómeno ha llegado al punto de que la compañía de luz que patrocina al cuadro holandés, Energie Direct, ha lanzado una campaña publicitaria en la que ofrece gratis una playera del mexicano a los nuevos clientes o a aquellos que renueven su contrato con la empresa.

La promesa

Por fin apareció Lozano en el corredor, enfundado en un moderno traje azul marino, camisa blanca, corbata oscura con finas rayas blancas y rojas y calzado casual, la misma indumentaria que vestía tras su primer partido con el PSV el 14 de agosto, cuando fue declarado el mejor jugador de ese cotejo; luego sería el de ese mes.

Los periodistas mexicanos preparamos nuestros dispositivos de grabación para la corta conversación que se suponía habría con él. Era la única oportunidad que el club ofrecía para abordarlo. El 14 de noviembre anterior, el director de prensa del PSV, Thijs Slegers, respondió negativamente a una solicitud de entrevista de este semanario.

“Lo siento. Chucky recibe un montón de solicitudes de entrevistas y, desafortunadamente, no tenemos tiempo para una exclusiva con usted”, fue la respuesta de Slegers, quien a cambio propuso intentar hablar con él rápidamente, después del encuentro y junto con los demás medios de comunicación, en la “zona mixta” del Philips Stadion, sede del PSV.

Ni siquiera fue necesario acercar la grabadora, Lozano atravesó apresurado y sin detenerse el pasillo, y jalando una pequeña maleta con ruedas sólo articuló tres palabras: “Ahora no. Después”, cruzando luego una puerta que llevaba a unas escaleras piso arriba.

Fue la segunda vez que dejó plantados a los enviados de Claro, que lo han seguido durante las 14 fechas de la temporada, sin haber conseguido todavía una entrevista en forma. Las otras 12 ocasiones, las intervenciones de Lozano ante la cámara no han superado el minuto 20 segundos, y en alguna ocasión ni 30 segundos.

Luego de que Lozano se negó a platicar con los periodistas mexicanos, este enviado se dirigió a la sala de prensa y se encontró con él, quien conversaba tranquilamente por teléfono. “Chucky, soy el enviado de la revista Proceso“, escuchó. “Espérame tantito”, fue lo que prometió, antes de huir otra vez por un pasillo que lo condujo a un área donde lo esperaban su esposa y sus dos pequeñas hijas.

Apreciado

Lozano, que fue transferido del futbol mexicano al PSV a mediados de año, está fichado por esa escuadra holandesa hasta junio de 2023.

Algunos sitios especializados en la materia, como Transfermarkt, le otorgan un valor actual en el mercado de 15 millones de euros (cinco millones más de los que valía cuando fue transferido de los Tuzos del Pachuca).

Sin embargo, el programa holandés de televisión Studio Voetbal y otros medios nacionales han estimado que, con una temporada tan impresionante como la que está teniendo en la liga europea y su buen juego en la selección nacional, el Manchester City pagaría hasta 70 millones de euros para adquirirlo. Y es que para el portal británico Goal, Lozano “muestra un potencial de superestrella”.

La prensa lo solicita, pero sólo algunos pueden acceder a él, resultado de una política de comunicación elitista del club, la cual parece que ha aceptado el propio Chucky.

Sólo algunos medios en español han obtenido luz verde del PSV para entrevistarlo en exclusiva, entre ellos las cadenas estadunidenses ESPN –que posee los derechos de transmisión en México de los juegos del cuadro holandés– y Fox Sports –que cuenta con los derechos de transmisión de la Eredivisie–, así como el periódico deportivo español Marca, al que Lozano confesó el pasado 4 de diciembre su deseo de ser fichado por el Barcelona y jugar a lado de Messi.

Atado

Lozano regresa con su familia. Su hija de algunos meses de edad está en una carriola. En persona, Chucky es más delgado y joven de lo que ya aparenta en televisión. Da la impresión de estar frente a un niño.

–Soy el corresponsal de la revista Proceso y nos gustaría tener una entrevista uno a uno.

–No soy yo el que decide, es el club– responde con una sonrisa apenada.

–Pero ¿usted está de acuerdo en otorgarnos una entrevista? Sería más fácil el trámite…

Se detiene junto con su familia.

–Tienes que preguntarle al club, yo no puedo decirte nada– insiste Lozano con excesiva timidez.

–Acabo de comentarlo con Suzanne Bertens (la asistente de gestión de medios) y me dice que le transmita mi solicitud por escrito, pero quisiera saber si usted está de acuerdo.

–Ella no es quien decide, es otra persona.

–¿Thijs Slegers? Ya me dijo que no, pero si usted está de acuerdo habría probabilidades de obtenerla.

–“Es que yo no puedo decidir– insistió Lozano, ya muy incómodo.

Entonces, sin avisar ni presentarse, intervino su esposa en un tono molesto:

“¡Es que él no puede decirte! ¡El club tiene sus arreglos!”.

–En ese caso, ¿puedo hacerle dos preguntas ahora?

–¡Ya te dijimos que no!– respondió de mala gana la mujer, quien al mismo tiempo tomó del brazo a Lozano y, mientras él se agachaba, lo jaló para continuar caminando.

Un seguidor mexicano comenzó a llamarlo: “¡Chucky, Chucky!”, pero no se detuvo hasta que escuchó: “¡Una foto, una foto!”. Entonces, la esposa del astro del PSV fue quien tomó la fotografía del recuerdo con el fan, que al final le deseó a Lozano “suerte en el Mundial” de Rusia 2018. Foto sí, entrevista no.

*Esta crónica se publicó en el número 2146 del 17 de diciembre de 2017 de la revista PROCESO.Aquí puedes leer la nota original☺