¿Por qué el gobierno húngaro libra una guerra contra la sociedad civil? Por Péter Sárosi

[signoff]PeterSarosiEl primer ministro húngaro Viktor Orban ha emprendido una cacería contra las organizaciones de la sociedad civil críticas de su gobierno. Y lo hace golpeando sus finanzas. Este lunes 8 de septiembre, policías del Departamento Nacional de Investigaciones irrumpieron en las oficinas de dos organizaciones no gubernamentales locales, Ökotars y Demnet, las cuales se ocupan de la distribución de los fondos noruegos de apoyo a las ONG húngaras. La autoridad las acusa de utilizar dicho dinero de manera fraudulenta. Orban, quien gobierna el país desde 2010 y que fue reelecto en abril pasado, quiere deshacerse de las ONG que reciben fondos internacionales y que se oponen a la serie de medidas antidemocráticas que han colocado a Hungría en la misma ruta autoritaria que la Rusia de Vladimir Putin, señala Péter Sárosi, miembro de la Unión Húngara por las Libertades Civiles (HCLU, por sus siglas en inglés). Con permiso del autor, Europafocus reproduce en español el texto íntegro que, bajo licencia Creative Commons, publicó el pasado 25 de junio en el portal de la European Liberties Platform, donde explica la terrible situación que vive la sociedad civil de su país, miembro de la Unión Europea desde 2004.[/signoff]

 

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El primer ministro húngaro Viktor Orban

 

A medida que el gobierno húngaro fortalece su relación con Rusia, Orban lanza simultáneamente una guerra contra la sociedad civil, una de las últimas voces libres y críticas que quedan en Hungría.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban tiene mucho que aprender del Presidente Putin sobre represión política, pero está en el camino correcto. Durante su primer mandato creó el Sistema de Cooperación Nacional, empujado a través de cambios constitucionales que debilitaron los controles y equilibrios de la democracia y que llevaron la corrupción institucional a un nivel sin precedentes. Puso a las instituciones independientes y a la mayoría de los medios de comunicación bajo el control directo del gobierno, y cambió el sistema electoral a favor del partido gobernante Fidesz. Además de la debilidad de la oposición, estos cambios representaron una contribución significativa a la victoria aplastante de su partido en las elecciones de abril.

Parece que el próximo objetivo de la élite gobernante es la sociedad civil crítica e independiente. Al igual que en Rusia, los comentaristas pro-gubernamentales han puesto en marcha una campaña de desprestigio contra organizaciones no gubernamentales (ONG) críticas financiadas por donantes internacionales. Nos acusan de ser los agentes de potencias extranjeras. La disidencia política es con frecuencia condenada como antipatriota, con comunicados de prensa del gobierno etiquetando cualquier crítica como “un ataque contra Hungría” “financiado por George Soros”.

Esta ofensiva retórica ha sido seguida por un acoso administrativo: el gobierno trata de cortar el financiamiento internacional de las ONG independientes. Además de la Open Society Foundations de George Soros, el Fondo para las ONG operado por las agencias de subvenciones de los países del Espacio Económico Europeo (EEE) y Noruega es el que más irrita al gobierno de Viktor Orban. Las subvenciones del EEE y Noruega representan la contribución financiera de Noruega, Islandia y Liechtenstein para reducir las disparidades económicas y sociales en el Espacio Económico Europeo (EEE). El gobierno de Noruega suspendió los pagos de estas subvenciones en mayo de 2014, a raíz de una violación de Hungría a los acuerdos relativos a la aplicación y seguimiento de los planes de subvenciones. Sin embargo, no suspendieron el Fondo para las ONG, que es operado por un consorcio de ONG independientes, no por el gobierno.

En represalia, el jefe del gabinete, Janos Lazar, envió una carta abierta al gobierno noruego, acusándolo de intromisión en la política húngara mediante la financiación de las organizaciones no gubernamentales que, según él, tienen vínculos con partidos de la oposición. Encargó a la Oficina de Control del Gobierno (KEHI) que llevara a cabo investigaciones en contra de las organizaciones no gubernamentales que reciben financiamiento del Fondo Noruego para las ONG (Noruega Grants). La mejor prueba de que esta investigación tiene una motivación política es que KEHI publicó un antiguo artículo en su sitio web afirmando que los “liberales de izquierda” y el “lobby homosexual” están detrás del Fondo Noruego para las ONG. Si las organizaciones no gubernamentales se niegan a cooperar con KEHI, se arriesgan a que su número de identificación fiscal sea suspendido; en el largo plazo, arriesgan su  propia existencia institucional. El gobierno de Noruega –al que pronto se unió el gobierno de Estados Unidos– expresó sus graves preocupaciones acerca de este procedimiento.

Varias organizaciones no gubernamentales húngaras han recibido subvenciones del Fondo Noruego para fortalecer el desarrollo de la sociedad civil y mejorar su contribución a la justicia social, la democracia y el desarrollo sostenible. Cierto: la mayoría de estas organizaciones están entre los críticos más ardientes de los cambios antidemocráticos del gobierno del señor Orban; pero no son los títeres de los partidos de oposición, como afirma el señor Lazar: la mayoría era igualmente crítica con las administraciones anteriores. Por ejemplo, mi propia organización, la Unión Húngara por las Libertades Civiles (HCLU) proporcionó representación legal al mismo señor Orban en 2007, cuando el gobierno socialista presentó contra él una absurda demanda por difamación. En esa ocasión, nuestro financiamiento provenía de los mismos donantes, pero él aceptó nuestra ayuda y sin el menor escrúpulo. Hemos estado luchando por las mismas causas y principios durante todo este tiempo, independientemente de los gobiernos que van y vienen.

No puede decirse lo mismo de las organizaciones de la “sociedad civil” que han recibido grandes fondos por parte del gobierno para organizar mítines en apoyo al régimen, o para ejecutar campañas de desprestigio contra la oposición durante la campaña electoral. El ejemplo más conocido es el  auto-llamado Foro de Cooperación Civil (COF), encabezado por Laszlo Csizmadia, que pasó también a ocupar el puesto de presidente del Fondo Nacional de Cooperación (NEA), el principal organismo de concesión de subvenciones del gobierno. Csizmadia es uno de los organizadores de las llamadas “Marchas de la Paz”, los mítines masivos que implican a decenas de miles de participantes que son trasladados en autobuses desde el campo a la capital para demostrar su apoyo al gobierno. Su Fondo Nacional de Cooperación ha dado subvenciones a organizaciones lideradas por políticos del partido de gobierno, así como a los medios de comunicación pro-gubernamentales.

Es poco probable que los políticos del gobierno realmente crean en su propia historia: que las ONG de derechos humanos conspiran contra la nación. Uno de los motivos reales detrás de sus repetidos y vigorosos ataques es el deseo de colocar todos los sectores de la vida bajo el control directo del gobierno, mediante la eliminación, o al menos debilitando, todas las fuentes de financiación no controladas por ellos. Donantes como la Fundación Open Society o el Fondo Noruego para las ONG proporcionan una oportunidad única para que las organizaciones no gubernamentales crezcan y construyan asociaciones, es decir, una sociedad civil fuerte capaz de catalizar la resistencia contra las violaciones de derechos humanos y hacer que el gobierno sea más transparente y responsable. El Señor Orban, quien alguna vez fue él mismo beneficiario de Soros, se ha dado cuenta que probablemente una sociedad civil fuerte pondrá en peligro su imperio en ciernes.

 

CCchiquito

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