En medio de un periodo de transición del futbol holandés, que comenzó desde su derrota contra España en la final del Mundial de Sudáfrica 2010, Louis Van Gaal disputa la Copa en Brasil con un equipo renovado y talentoso, pero que se ha derrumbado en momentos de mucha presión.
Artículo publicado en la edición del 28 de junio de 2014 del suplemento especial Brasil 2014 de la revista PROCESO
BRUSELAS.- “He entregado cuatro años de mi carrera de entrenador a la Selección de Holanda. Primero en 2000 y 2001, y ahora desde 2012. Se podrá dar cuenta de lo que esto significa para mí”, confesó Lou Van Gaal a Simon Zwirtkruis, uno de los periodistas estelares del popular semanario holandés de futbol Voetbal International, que en mayo le dedicó una de sus portadas.
En ella Van Gaal muestra un aspecto alejado de la imagen de “dictador” que tiene en la prensa deportiva europea: porta un moderno traje oscuro y corbata, luce el cabello engominado y recién cortado, y exhibe una enigmática sonrisa. Es la apariencia del hombre que “brilla” como entrenador del equipo nacional holandés, escribe Zwirtkruis.
El técnico de 62 años, cuya mediocre trayectoria como jugador comenzó en el legendario Ajax de Ámsterdam, ha manifestado que la Selección naranja es lo que más le importa, pues ha esperado “mucho tiempo para estar en una cita mundialista”, tal como aseguró a la prensa británica a finales de marzo, cuando corría el rumor de su contratación por parte del Manchester United.
La mayoría de los analistas opina que el seleccionado holandés es un “bloque sólido” difícil de romper, estructurado en torno a sus habilidosos centrocampistas Wesley Sneijder (que juega en el Galatasaray de Turquía), Rafael van der Vaart (Hamburgo SV) y Arjen Robben (Bayern Múnich), así como a su delantero estrella Robin van Persie, del Manchester United, todos ellos sobrevivientes de la justa sudafricana.
En el camino se quedaron jugadores importantes como el guardameta Maarten Stekelenburg, que juega en el Fulham de la liga inglesa y quien es visto como el sucesor de Edwin van der Sar, uno de los mejores porteros de Europa en los años noventa. Stekelenburg no fue incluido en la lista de convocados que anunció Van Gaal el pasado 13 de mayo, como tampoco lo fue el mediocampista del Roma Kevin Strootman, el “tercer capitán”, a causa de una lesión en la rodilla izquierda.
El heredero
Caracterizado por su fuerte temperamento (que le ha provocado conflictos con jugadores, directivos y periodistas), Van Gaal escaló la cima del balompié internacional por su mentalidad ganadora y el sistema de juego ofensivo conocido como Futbol total (en el que todos los jugadores pueden intercambiar posiciones de ataque y defensa), popularizado por la impresionante Selección holandesa de los años setenta, la Naranja Mecánica.
El técnico neerlandés imprimió su filosofía de juego en los clubes que ha dirigido, como el Ajax de Áms-terdam, el FC Barcelona o el Bayern Múnich, a los que convirtió en campeones de sus ligas y de varias copas europeas.
“Yo entreno para jugar un futbol atractivo y ganar”, ha declarado varias veces Van Gaal, quien se granjeó el mote de El Tulipán de Hierro por la rigidez de su esquema de juego.
La popular revista inglesa especializada Four Four Two describe el estilo de Van Gaal como “fundamentalista”, ya que, citando las palabras de Dennis Berg-kamp (actual entrenador del Ajax), se basa en un “sistema sagrado” de “responsabilidad colectiva y mutuo entendimiento”.
La “mayor obsesión” del seleccionador holandés –dice la publicación deportiva– “es la continua circulación del esférico y pasarlo sin cesar como recurso para cansar al rival, hasta encontrar el espacio y marcar el gol”.
“Para que el Futbol total de Van Gaal funcione es necesario que todos los jugadores actúen como uno solo, y se muevan en el terreno de modo automático, sin pensarlo, y ese nivel únicamente se alcanza si han jugado juntos mucho tiempo”, comenta desde Londres Jair Muñoz, director de Los Europeos (www.loseuropeos.eu), un sitio en internet que sigue las carreras de los futbolistas mexicanos en las ligas europeas.
Por lo anterior, puntualiza Muñoz, “los peores enemigos de la escuadra holandesa son ellos mismos”, pues cuando pierden el control del juego “fácilmente pueden imponerse los temperamentos individuales y cada jugador toma la iniciativa de su posicionamiento en la cancha, descomponiendo el sistema”. Esto ya ocurrió. En la final de Sudáfrica 2010 los holandeses terminaron repartiendo patadas a los españoles, que a la postre los vencieron 1 a 0.
“Es parte de la cultura holandesa: tienen su opinión y no obedecen la del jefe si están disconformes, no importa que tenga tanta autoridad como Van Gaal”, opina el entrevistado.
Primeros tropiezos
La primera prueba mundialista de Van Gaal fue una pesadilla que terminó con la eliminación de Holanda en la fase clasificatoria para el Mundial de Japón y Corea de 2002.
En un partido decisivo jugado en el estadio Lansdowne Road de Dublín el 1 de septiembre de 2001, un gol de Jason McAteer al minuto 68 dio el pase a Irlanda (detrás de Portugal) y desmoronó el sueño del combinado holandés, que contaba con figuras como Ruud Van Nistelrooy, Phillip Cocu, Marc Overmars o Mark Van Bommel.
Van Gaal renunció a pesar de que tras la derrota contra los irlandeses –“el día más triste de mi vida”– había expresado que respetaría el contrato que lo comprometía cuatro años con el combinado.
Pasó casi una década para que el entrenador volviera al puesto de seleccionador de su país. Ocurrió en julio de 2012, luego del catastrófico papel que hizo Holanda en la Eurocopa de ese año, dirigida por Bert Van Marwijck. En aquel torneo no sumó ni un solo punto.
El conjunto de Van Gaal despertó el entusiasmo de los holandeses y parte de la prensa europea, luego de una brillante fase eliminatoria al Mundial en la que obtuvo 28 de los 30 puntos posibles y anotó 34 goles, sólo superado por Alemania con dos anotaciones más.
Pero sus rivales –Turquía, Rumania, Andorra, Estonia y Hungría– no habían sido los más temibles, por lo que Van Gaal tuvo que bajar de la nube a la Real Federación Holandesa de Futbol (KNVB, por sus siglas en neerlandés), cuyos dirigentes aseguraron que Holanda quedaría entre los cuatro finalistas del Mundial de Brasil. “En el mejor de los casos”, matizó Van Gaal, quedará entre los ocho primeros.
El ícono del balompié de ese país, Johan Cruyff, fue particularmente crítico. En la prensa de su país advirtió que Brasil 2014 sería “muy duro: salir vivos de nuestro grupo será ya un gran logro. España y Chile… aaargh, dos muy buenos equipos, muy buenos equipos ofensivos”.
Para quien fuera uno de los más grandes jugadores y técnicos del mundo, el talón de Aquiles del equipo holandés es la falta de experiencia: “Les falta un par de temporadas extra para estar listos y alcanzar un nivel de clase mundial”, señaló, subrayando otro punto débil: “Nuestros jugadores clave son los delanteros. Pero cuando el medio campo o la defensa no pueden aguantar la presión, no importa mucho a quién tengamos en la delantera. Podríamos tener a Lionel Messi o a Cristiano Ronaldo, pero sin el balón no anotarían nunca”.
Si Holanda juega a la defensiva se boicoteará, valoró el exentrenador del FC Barcelona, quien resume así la fórmula de la victoria: “Es simple: queremos el balón para dárselo a Van Persie o Robben. Hay que aprovechar nuestras fortalezas, y si nuestros muchachos son jóvenes y rápidos, hay que jugar un futbol imprevisible y poner la presión: debemos asegurarnos que anotaremos más que nuestro adversario”.
Liga de filigrana
Holanda es un país que ha dado grandes futbolistas internacionales y aportado al mundo una manera de entender el balompié.
La actual organización del futbol holandés –que Van Gaal ayudó a delinear en 2002– es tan exitosa que, en abril de 2011, la Unión de Federaciones de Futbol Europeas (UEFA, por sus siglas en inglés) recomendó replicarla en otros países.
El modelo neerlandés se basa en la promoción del futbol juvenil, así como en la integración de las fuerzas básicas de los clubes profesionales con las ligas amateur, siendo común que ambas categorías compitan entre sí, hecho impensable en otras naciones.
De los 3 mil clubes registrados en la KNVB, sólo 36 son profesionales: 18 compiten en la Eredivisie (División de Honor, que es la primera división) y la otra mitad en la Eerste Divisie (segunda división). Del millón 209 mil afiliados. En ese sentido, llama la atención que la KNVB esté registrada como una organización sin ánimo de lucro bajo la figura legal de “fundación”.
Los niños de Holanda pueden ingresar a un equipo desde los cinco años, donde se les inculca el juego ofensivo (se privilegia la alineación 4-3-3). A diferencia de las competitivas ligas infantiles de otros países, la filosofía deportiva de los holandeses sostiene que los pequeños deben, ante todo, jugar al balompié para divertirse y pasarla bien.
Como parte de la misma mentalidad, los equipos no profesionales son propiedad de sus agremiados, que se organizan en consejos de dirección para administrarlos, y si bien obtienen ingresos de patrocinadores locales y del pago de membresías (alrededor de 180 euros al año), quienes los hacen funcionar son trabajadores voluntarios, desde el entrenador hasta los jardineros.
El futbol amateur holandés dispone de un presupuesto de mil millones de euros anuales, que incluyen el mantenimiento de excelentes estadios; 90% de ese dinero proviene de las autoridades locales y el resto de fondos del gobierno federal, refiere el periodista especializado Jamie Jackson, del diario británico The Guardian.
Las dos ligas profesionales se rigen por un modelo de negocios distinto al de otros campeonatos europeos de alta calidad futbolística, cuyos ingresos mayoritarios derivan de los derechos de transmisión de los partidos. En Holanda, 50% de los ingresos de los equipos proviene de los patrocinios.
Los derechos de transmisión son adjudicados en subasta, agrupados en paquetes. Actualmente, la difusión por televisión y radio de lo más destacado de la jornada la realizan la cadena pública NOS y la privada RTL, en tanto que los partidos en vivo son transmitidos desde 2008 por un consorcio formado por Fox Sports (51%), la empresa trasnacional holandesa de entretenimiento Endemol y los clubes de futbol, agrupados en la compañía Eredivisie CV (ambos dueños del otro 49%).
La televisora Fox Sports –propiedad del australiano nacionalizado estadunidense Rupert Murdoch–, firmó en 2012 un contrato de mil millones de euros para asegurar la transmisión en directo de la Eredivisie los próximos 12 años. Con esto se calcula que cada equipo elevará sus ingresos por ese concepto a 4 millones de euros anuales. En la temporada 2008-2009, obtuvieron 2.9 millones de euros de la misma fuente.
Otra particularidad del modelo holandés es que fomenta a los jugadores nacionales, en detrimento de los extranjeros. El salario de los jugadores en dicha nación ronda el medio millón de euros al año. “Para prevenir la invasión de jugadores extranjeros mediocres”, la ley nacional ordena que los salarios de los nacionales deben superar ese monto, expusieron en un ensayo publicado en 2011, Michiel Pieters y Tom de Schryver, miembro de la junta directiva del PSV/FC Eindhoven y profesor de administración de la Universidad de Twente, respectivamente.
“En una era donde la comercialización y la desregulación se han incrementado en el futbol profesional europeo, los equipos holandeses han sido muy creativos y corrieron riesgos para mantener una posición viable en el juego”, señalan Pieters y De Schryver, quienes concluyen: “Gracias a inversionistas públicos y privados, quienes en su mayoría son de la región, pudientes y con frecuencia también aficionados, los conjuntos holandeses han sido capaces de sobrevivir muy fácilmente”.