En cuestión de semanas, el grupo extremista Estado Islámico de Irak y Levante ha ocupado una franja estratégica de territorio que abarca desde el este de Siria al oeste de Irak y combate ya en ciudades cercanas a Bagdad. Un coctel de factores ha propiciado esta conquista territorial por parte del grupo fundamentalista. Entre ellos destacan las medidas de exclusión y represión que el gobierno del chiita Nouri al-Maliki ha aplicado contra los sunitas, muchos de los cuales han terminado por brindar apoyo a los rebeldes.
Artículo publicado en la edición del 21 de junio de 2014 de la revista PROCESO
BRUSELAS.- La caída a principios de junio de Mosul, la tercera ciudad más grande de Irak, en manos del grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL, el cual implantó un gobierno independiente regido por la sharia o ley islámica) prendió todas las alarmas de la comunidad internacional, que teme una sangrienta fragmentación del país, sobre todo cuando siguen apareciendo en internet imágenes y fotografías donde se observa a militantes de esa organización ligada históricamente a Al Qaeda efectuando ejecuciones sumarias de soldados iraquíes.
Ante el creciente poderío del ISIL –cuyo objetivo es establecer un califato sunita en el territorio que comprende Irak, Siria, Israel, los territorios palestinos y Líbano–, el primer ministro Nouri al-Maliki solicitó al presidente Barak Obama el apoyo militar de Estados Unidos, pero hasta este jueves 19 no había logrado convencerlo.
Según una nota publicada el mismo día por The Wall Street Journal, Obama puso una condición para iniciar cualquier acción contra el ISIL: la formación de un nuevo gobierno iraquí sin Maliki, a quien la Casa Blanca considera incapaz de negociar acuerdos con la minoría sunita, a la que pertenecen los rebeldes.
El ISIL representa “una amenaza para la población iraquí, el gobierno chiita de Maliki –reelecto por segunda ocasión apenas en abril pasado– y los países vecinos”, explica Barah Mikail, investigador titular del Instituto para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, un centro de estudios europeo instalado en Madrid.
En un reporte que contó con el aval del gobierno de Noruega, Mikail refiere que el ISIL opera simultáneamente en áreas diferentes. Al estallar el conflicto en Siria, en marzo de 2011, el grupo abrió un nuevo frente regional y extendió su influencia a varias ciudades estratégicas en el norte del país, incluyendo Homs, Azaz, Raqqa y Abu Kamal.
“En Siria lucha contra varios grupos islamistas como parte de su esfuerzo para convertirse en el grupo líder entre los militantes sunitas. En Líbano asumió la responsabilidad de un atentado con coche-bomba contra uno de los bastiones de la organización islamista Hezbolá el 2 de enero pasado.
“Y en Irak sus acciones en las ciudades de Faluya y Ramadi resultaron en una violenta confrontación con el ejército y en nuevas tensiones políticas entre el gobierno central y las tribus sunitas, cuyas relaciones habían quedado en un impasse desde el fin de la estrategia contra Al Qaeda apoyada por Estados Unidos en 2008”, señala el investigador francés.
Subraya: “La combinación de la reputación sanguinaria y violenta del ISIL con la clara ineficacia de las fuerzas de seguridad iraquíes, probablemente empujarán a algunos sunitas insatisfechos de su lado”, ya que desde hace tiempo el grupo terrorista acusa al gobierno de Maliki de corrupto e incompetente, cuyas fuerzas de seguridad son incapaces de proteger al pueblo iraquí.
Progresión geográfica
El ISIL encuentra su origen en el grupo fundamentalista Al Qaeda en Irak (AQI), surgido en abril de 2004 para combatir a las fuerzas de ocupación encabezadas por Estados Unidos. Su líder fue uno de los hombres más cercanos a Osama Bin Laden, el jordano Abu Musab al-Zarqawi, quien en septiembre de 2005 declaró igualmente la guerra a la población chiita de Irak, a la que acusó de ser cómplice de los ejércitos occidentales.
Zarqawi cayó abatido por un misil estadunidense el 7 de junio de 2006. Su sucesor, el egipcio Abu Ayyub al-Masri, anunció en octubre de 2006 la formación del Estado Islámico de Irak y entregó su mando al iraquí Abu Umar al-Baghdadi, con la finalidad de “politizar las actividades terroristas de AQI” y conferir un “rostro local” a la causa de Al Qaeda, según el Reporte 2014 del Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC) del gobierno de Estados Unidos.
Harta de ser víctima de los ataques de AQI, la población civil sunita se levantó en 2007 contra el grupo y estableció consejos comunitarios para mantenerlo a raya, mientras las fuerzas de la coalición redoblaron los operativos antiterroristas.
Acotados, los fundamentalistas disminuyeron sus embestidas pero no por mucho tiempo. Aprovechando la retirada de las tropas estadunidenses de las ciudades iraquíes en 2009, AQI retomó los atentados terroristas de gran impacto y recomenzó su progresión geográfica, pese a los asesinatos de al-Masri y al-Baghdadi en abril de 2010, ocurridos durante operaciones del ejército estadunidense.
El nuevo líder de AQI, el clérigo iraquí de 43 años Abu Bakr al-Baghdadi, anunció el 8 de abril de 2013 que la organización cambiaba su nombre al de ISIL. Abu Bakr –el terrorista más buscado, según la revista Time– había estado en la cárcel de Camp Bucca entre 2005 y 2009, pero no se le consideró peligroso en esa época. Poco después de ser liberado, en mayo de 2010, tomó el liderazgo del grupo terrorista y desplegó una violenta ofensiva de atentados que costaron la vida a cientos de personas.
El 5 de mayo de 2011, Abu Bakr reivindicó un atentado que mató a 24 policías e hirió a 72 más en la ciudad de Hilla, en venganza por el asesinato de Bin Laden, sucedido tres días antes en Pakistán tras la irrupción de un comando de élite estadunidense en su guarida.
Una escalada de violencia terrorista selló el nacimiento del ISIL: durante aquel primer semestre de 2013 esa organización causó más de mil muertes de iraquíes con numerosos atentados suicidas y ataques con coches-bomba, la cifra más alta desde 2008 hasta entonces, refiere el documento del NCTC.
Franja estratégica
Los expertos en la región acusan que la política autoritaria de Maliki contra los sunitas, que representan oficialmente un tercio de la población, ha favorecido la rápida implantación del ISIL en sus localidades.
Maliki –quien como diputado defendió la mano dura contra los opositores al régimen y fue autor de la actual ley antiterrorista– ha respondido con el uso del ejército a las protestas sunitas antigubernamentales que estallaron desde finales de 2012.
Reaccionó también con la cooptación y represión de los más importantes líderes de la oposición, que incluyó el arresto del viceprimer ministro Saleh al-Mutlaq, el vicepresidente Tarek al-Hashimi y el diputado Ahmed al-Alwani, a quienes imputó cargos de terrorismo.
Las manifestaciones masivas que detonaron en Ramadi y Faluya crearon una “hendidura” que permitió al ISIL infiltrar ambas ciudades, plantea un análisis del International Crisis Group (ICG, un centro, con sede en Bruselas, especializado en el estudio de conflictos).
“Sus combatientes, que durante mucho tiempo adoptaron un bajo perfil y evitaban los centros urbanos, emergieron. Los pobladores, que temían y detestaban por igual al gobierno y Al Qaeda, enfrentaron un dilema crucial”, señala el documento.
En Ramadi, los pobladores y el ejército consiguieron repeler al ISIL, pero en Faluya los extremistas pudieron entrar sin resistencia el 30 de diciembre pasado y colgar sus banderas negras en los edificios de gobierno.
El ICG relata que los habitantes de Faluya habían intentado negociar una retirada del ISIL, pero la policía huyó, el gobierno no los apoyó y en cambio los acusó de terroristas e intensificó sus bombardeos, por lo que se vieron forzados a aliarse con los fundamentalistas para poder confrontar una ofensiva del ejército.
El documento explica que desde la perspectiva de los residentes de Faluya, el apoyo de las autoridades regionales y la comunidad internacional al gobierno de Bagdad confirmaría el sentimiento de que enfrentan una tentativa del gobierno de Irán, también chiita, para someter a los sunitas.
La importancia de ganar el control de Ramadi y Faluya radica en que éstas forman un “corredor” por donde pasa la principal autopista de transporte de carga que llega hasta Jordania y Siria, además de ubicarse a 35 kilómetros del aeropuerto internacional de Bagdad.
La progresión del ISIL ha encontrado hasta ahora con una “tibia resistencia” de la población y, en algunos casos, ha obtenido la activa asistencia de sunitas locales, incluyendo la de otros grupos insurgentes. “Y una vez que en Mosul los jefes militares huyeron al norte en helicóptero, muchos soldados iraquíes se quitaron sus uniformes y se mezclaron entre la gente”, expone un informe del Combating Terrorism Center (CTC, institución de la Academia Militar de Estados Unidos).
Publicado el jueves 12, el documento reporta que después de sus más recientes operaciones de “guerra relámpago”, el ISIL controla una franja estratégica de territorio desde el este de Siria al oeste de Irak. Luego de conquistar Mosul, indica, el grupo terrorista combate por el control de Samarra y Balad, a 80 kilómetros de Bagdad, mientras que otro contingente de combatientes se dirige al sur, a Tikrit, hogar de Sadam Husein, el exdictador sunita derrocado por las fuerzas de ocupación y ejecutado el 30 de diciembre de 2006.
A su paso por la provincia de Nenawa, los extremistas islámicos se han encontrado bases militares abandonadas, de las cuales extraen equipo de guerra provisto por Estados Unidos, desde vehículos Humvee hasta armas cortas, expone el CTC, agregando que también podrían tener en su posesión algunas aeronaves.
Citando declaraciones de las autoridades iraquíes, el informe indica que el ISIL abría sustraído 429 millones de dólares del banco central de Mosul. Otra fuente de financiamiento: el territorio bajo su dominio incluye la zona donde se localiza la refinería de Baiji, una de las más grandes del país, con una producción de más de 300 mil barriles diarios.
El ISIL recuperó exitosamente las posiciones que tenía en 2011 y vive un momento de gloria tras sus recientes conquistas territoriales, expone el reporte estadunidense, el cual valora especialmente el hecho de que el grupo terrorista adquirió mayor credibilidad entre la población sunita.
Subraya: “La combinación de la reputación sanguinaria y violenta del ISIL con la clara ineficacia de las fuerzas de seguridad iraquíes, probablemente empujarán a algunos sunitas insatisfechos de su lado”, pues desde hace tiempo el grupo terrorista acusa al gobierno de Maliki de corrupto e incompetente y a sus fuerzas de seguridad de ser incapaces de proteger al pueblo iraquí.
No obstante, el reporte de la prestigiosa escuela militar advierte que el ISIL podría arrepentirse de su propio éxito, pues ahora tendrá que defender las posiciones ganadas y, según sus análisis, los combates han llegado a un punto en el cual el ejército iraquí puede concentrarse y abastecer sus fuerzas fácilmente.
Así, el jueves 12 se reportó el desplazamiento al corredor Ramadi-Faluya de 13 brigadas de artillería reforzada del ejército iraquí (entre 40 mil y 60 mil hombres) acompañadas de soporte aéreo.
El informe estima que el apoyo militar estadunidense podría llegar a través del aeropuerto internacional de Bagdad, y define dos escenarios: en uno, la ofensiva del gobierno fracasa y termina en una masacre de civiles. En el otro, por el cual se inclina la mayoría de los expertos, el ISIL es derrotado, ya que, estiman, no tiene recursos suficientes para gobernar y defender las posiciones ganadas ni dispone de aliados durables.