BRUSELAS (apro).- El nombramiento del brasileño Roberto Azevedo como director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) –oficializado el martes 7– representó una derrota para los países ricos, que votaron por el candidato mexicano Herminio Blanco y quien fue promovido a ese cargo internacional por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Estados Unidos, los países de la Unión Europea (UE), Japón o Corea del Sur apoyaron la candidatura de Blanco, mientras que naciones emergentes como China, India o Sudáfrica favorecieron a Azevedo.
(Artículo publicado el 10 de mayo de 2013 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)
Simon Evenett, profesor de economía de la Universidad de Saint Gallen en Suiza, declaró el miércoles 8 al diario británico The Guardian que “una victoria de Blanco –con el apoyo trasatlántico detrás suyo, más el de Japón y el de Corea del Sur— hubiera sido percibida como si otro país rico se hubiera confiscado un puesto de una organización internacional”, lo cual, agregó, “hubiera sido de muy poca ayuda en la búsqueda de progresos en la OMC”.
Blanco, que realizó su doctorado en economía en la Universidad de Chicago y quien fue secretario de Comercio del presidente Ernesto Zedillo, “es ampliamente conocido por ser un agresivo y comprometido promotor del libre comercio, con una fuerte personalidad para negociar”, apuntó el rotativo inglés. México además es uno de los países con más acuerdos de libre comercio. Esas características, asegura el profesor suizo, le sirvieron a Blanco para obtener el respaldo de los países ricos, “pero pudieron haber atemorizado a varios países emergentes de la OMC”, que prefirieron votar a favor de Azevedo, quien ocupará el cargo a partir del 1 de septiembre próximo, y durante cuatro años, en sustitución del francés Pascal Lamy.
El diario suizo La Croix remarcó también la diferencia de perfiles. Destacó que Blanco negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cursó su carrera de economía en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), así como un doctorado en la misma materia en la Universidad de Chicago, y fungió como subsecretario de Comercio Internacional en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari quien, acotó el diario, “llevó a cabo un programa de privatización masiva en la industria mexicana”.
Después de mencionar su paso como secretario de Comercio del presidente Zedillo, el rotativo recuerda que Blanco se convirtió en consultor de gobiernos y empresas cuando su partido, el PRI –“que gobernó México sin interrupción entre 1929 y 2000”, subraya La Croix—, perdió el poder.
Azevedo, en cambio, no proviene del mundo de la economía. Estudió ingeniería y después se dedicó a la diplomacia. El brasileño es desde 2008 el representante permanente de su país ante la OMC, periodo durante el cual Azevedo se ha forjado una reputación de “negociador y adepto del consenso”, analiza el diario. Además, ganó en la OMC varios litigios comerciales para Brasil en contra de países ricos que sostuvieron la candidatura de Blanco: así sucedió en el caso de las subvenciones al algodón en el que derrotó a Estados Unidos, y el de las subvenciones a la exportación del azúcar en el que venció a la UE.
El pasado 28 de abril el rotativo brasileño Folha de Sao Paulo –considerado uno de los más influyentes del país– publicó una entrevista con Blanco, en la que le cuestiona esa imagen de “aspirante próximo de Estados Unidos y la UE”.
Respondió: “Cien por ciento no (es verdad). El hecho de que fui el responsable de negociar con Estados Unidos, Japón y la UE me permite saber cómo lidiar con ellos. Sé cómo funciona todo el engranaje de negociación y también cómo funcionan los países pequeños. Soy alguien con credibilidad en los países desarrollados, pero también en los países en desarrollo”.
–El hecho de que México le de preferencia al comercio bilateral en detrimento del multilateral ¿no es un problema para su candidatura? –preguntó el diario.
Blanco contestó que México “acredita el sistema de comercio internacional”. El país, dijo, fue uno de los más activos en la Ronda de Uruguay y es uno de los que más ha hecho pare encontrar soluciones que rompan el bloqueo de la Ronda de Doha, así como uno de los países que más utiliza el procedimiento de solución de controversias de la OMC, en muchos casos, señaló, contra Estados Unidos y otras naciones desarrolladas.
Protesta de Kenia
La UE, que votó por el candidato mexicano en la ronda final, fue acusada por el gobierno de Kenia de haberse saltado las reglas del procedimiento de selección para imponer un candidato en línea con sus intereses comerciales.
El gobierno de Nairobi acusó que, derivado de ese hecho, su aspirante al cargo, la embajadora Amina Mohamed, fue eliminada el 12 de abril tras la primera ronda de consultas realizadas por el presidente del Consejo General del organismo y dos “facilitadores”.
Al día siguiente, el diario keniano Nation Daily publicó que la UE habría puesto en marcha “un esquema para mantener el status quo (en la OMC), asegurándose que un candidato avalado por ella sea nominado (director general del organismo)”.
Kenia protestó ante el Consejo General de la OMC enérgicamente. En una declaración, realizada el mismo 12 de abril, consideró que “el proceso de selección (en la primera ronda de consultas) fue deficiente, ya que los procedimientos fueron violados”. El país africano acusó que el comité de selección del nuevo director general del organismo permitió a algunos países miembros declarar cinco candidatos preferentes y no cuatro, como, aseguró, se había acordado entre los Estados miembros.
Bajo la perspectiva de Kenia, ello jugó en contra de su candidata.
El gobierno de Kenia denunció que el comité de selección permitió a la UE manifestar una preferencia suplementaria en las consultas, lo que afectó negativamente a los africanos.
Junto con Amina Mohammed fue eliminado el otro candidato de ese continente, Alan John Kwadwo Kyerematen, de Ghana, además de los candidatos de Costa Rica, Anabel González, y de Jordania, Ahmad Thougan Hindawi.
Continuaron disputando el cargo los candidatos Tim Groser, de Nueva Zelanda; Mari Elka Pangestu, de Indonesia; Taeho Bark, de Corea del Sur –quienes fueron eliminados en la segunda ronda de consultas–, además de Blanco y Azevedo.
La primera ronda de consultas cuestionada por Kenia tuvo lugar del 2 al 9 de abril y los resultados fueron dados a conocer por el Consejo General el 12 del mismo mes.
Un alto diplomático keniano –que bajo anonimato cita el diario Business Daily de Nairobi en su edición del 16 de abril– afirmó que el “voto negativo” de los 27 países miembros de la UE sepultó las esperanzas africanas de encabezar la OMC. “Esa jugada de la UE –advirtió el diplomático— fue como asesinarnos, debido al tamaño masivo de representación europea. Su decisión la consideramos muy desafortunada, dado que ellos (los europeos) persiguen muchas alianzas y acuerdos comerciales en África. Ahora sabemos con quién estamos negociando”.
El enojo de los kenianos llegó a tal punto que el ministro de Relaciones Exteriores, Thuita Mwangi, amenazó con exigir la repetición de la primera ronda de consultas, lo cual no sucedió.
El documento que establece los procedimientos para el nombramiento del director general fue adoptado el 10 de diciembre de 2002 por el Consejo General de la OMC, el órgano de decisión de más alto nivel del organismo. Lo integran los Jefes de Delegación (representantes de los Estados miembros).
El capítulo dedicado al proceso de consultas señala que “el Consejo General reducirá el número de candidatos y hará, por último, su elección para el nombramiento”, al que “tratará de llegar a través de una decisión por consenso”, pero no hace más precisiones sobre el particular.
Tales compromisos quedaron recogidos en un documento tipo JOB, es decir de carácter no oficial y restringido, que fue entregado a los jefes de delegación luego de una reunión en Ginebra el 19 de marzo pasado.
Así lo informó el presidente del Consejo General de la OMC, el paquistaní Shahid Bashir el 12 de abril, en el comunicado en que divulgó el nombre de los candidatos eliminados en la primera ronda de consultas, entre ellos el de Kenia.
Bashir explicó que el contenido de ese texto se acordó en una reunión celebrada días antes, el 13 de marzo, con los mismos jefes de delegación, quienes –señaló.. “dispusieron que se limitaran totalmente nuestras facultades discrecionales y que evaluáramos únicamente el número de preferencias y la amplitud del apoyo en las distintas regiones geográficas y categorías de miembros reconocidas” (países menos avanzados, en desarrollo y desarrollados).
En un recuento de hechos, Bashir expone que el 20 de marzo “se pidió por fax a todos los miembros que concertaran una cita para reunirse conmigo y con los facilitadores en la sala 2011 (de la sede de la OMC en Ginebra) con el fin de comunicarnos sus preferencias”. El 25 de marzo, agregó, se envió a los mismos un recordatorio por fax y, si fue necesario, se les contactó directamente.
A cada uno se le hizo la misma pregunta: “¿Cuáles son sus preferencias?”, subrayó Bashir, quien detalló que las respuestas de cada miembro se dieron en forma de “preferencias múltiples, sin establecer un orden específico” y que, “de conformidad con el documento JOB del 19 de marzo, lo instamos a que formulara cuatro preferencias”.
Los miembros tampoco pudieron indicar “preferencias negativas” y cada una de las reuniones “de confesionario” con los jefes de delegación duró apenas unos pocos minutos; en ellas sólo estuvieron presentes Bashir y los dos facilitadores del proceso, el presidente del Órgano de Solución de Diferencias, el embajador canadiense Jonathan Fried, y el presidente del Órgano de Examen de las Políticas Comerciales, el embajador sueco Joakim Reiter.
Bashir afirma que en la reunión del 19 de marzo “se instó a los miembros a que formularan cuatro preferencias”, pero reconoce que hubo “pocas excepciones”, que permitieron a “pocos miembros” expresar “cinco preferencias o menos de cuatro”, lo cual, según él, no afectó el resultado eliminatorio de la primera ronda.
No explicó las razones para permitir esas excepciones.
Para la segunda ronda, en la que fueron eliminados tres candidatos, se exigió a los miembros que expresaran dos preferencias, “ni más, ni menos”, dijo el paquistaní.
Pero las explicaciones no convencieron a Kenia. Una semana después de la eliminación de Mohamed, el gobierno de Nairobi entregó una breve carta a Bashir en la que amenazó con vetar el proceso de nombramiento del nuevo director general si continuaban las “irregularidades” en las dos etapas eliminatorias posteriores.
La carta reiteró: “Más allá de nuestra declaración dirigida a los jefes de delegación del Consejo General en la reunión del 12 de abril, Kenia desea manifestar que permanece convencida de que el proceso de selección de la primera ronda de eliminación fue extremadamente defectuoso y ha mermado la credibilidad del proceso entero”.
Agregó que, “al permitirle a un miembro, sea un bloque o un Estado individual, apartarse de las cuatro preferencias, usted contraviene las directrices y procedimientos que usted mismo delineó a los miembros”.
El representante de Kenia en el proceso, Daniel Owoko, solicitó a la institución que adoptara esa carta de protesta como parte de su comunicación oficial y que la hiciera circular entre todos los miembros.