BRUSELAS (apro).- La trasnacional mexicana de productos químicos, Mexichem, puso en marcha una campaña de cabildeo en la Unión Europea (UE) en contra de una ley que prohibiría un tipo de gases contaminantes conocidos como hidrofluorocarburos (HFC), que en Europa son utilizados en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, interruptores eléctricos, bombas de calor y calefactores.
(Artículo publicado el 28 de septiembre de 2012 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)
La industria de los gases de flúor (o gas-F) genera en Europa ganancias por un valor de 30 mil millones de euros, y los HFC representan 90% del uso de tal gas. La empresa mexicana obtuvo en 2011 ingresos globales por 2 mil 800 millones de euros y cuenta con 11 mil trabajadores.
Mexichem –cuya sede corporativa se encuentra en el Estado de México– es el mayor abastecedor de fluorita (un mineral no metálico con propiedades fundantes) y productor de ácido fluorídrico del mundo; ambos son componentes primordiales en la producción de refrigerantes a base de HFC.
La empresa –que cuenta con una división específica de negocios Mexichem Flúor– es incluso propietaria de la mina de fluorita más grande del planeta, ubicada en el estado mexicano de San Luis Potosí.
En su página de internet, Mexichem Flúor explica que, además, la fluorita es usada en la fabricación de acero, vidrio, cerámica y cemento, “que son materiales primordiales en el sector de la construcción de viviendas y grandes obras de infraestructura urbana”.
Ahí mismo se expone que la trasnacional “es la única compañía en el mundo que tiene su cadena de valor totalmente verticalizada, desde la extracción de la fluorita, pasando por el ácido fluorhídrico, hasta la producción de los gases refrigerantes producidos por Mexichem en América, Europa y Asia”.
Sin embargo, estos gases-F (compuestos principalmente por HFC) son altamente contaminantes por su contenido de flúor, y por tal motivo son también llamados “súper gases de efecto invernadero”, porque en algunas décadas impactarán más sobre el cambio climático que el dióxido de carbono.
En junio de 2009, Achim Steiner, jefe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, describió en particular los HFC como el desafío a más corto plazo del cambio climático”, y agregó que detener la producción de estos contaminantes ahorraría el equivalente a una década de emisiones de CO2.
Efectos tóxicos
Actualmente la Comisión Europea lleva a cabo un proceso de revisión de la Regulación de gases-F, que estableció en 2006 y que entró en vigor en julio de 2007. Esta normativa cubre la regulación de los sistemas de aire acondicionado y de refrigeración industrial, así como otras aplicaciones industriales “inmóviles”, aunque los refrigeradores domésticos no fueron incluidos.
A ese respecto, en 2005 la embajada mexicana, encabezada entonces por María de Lourdes Dieck-Assad, desplegó una campaña de cabildeo en las instituciones europeas para impedir que la UE prohibiera la importación de refrigeradores mexicanos con HFC a través de su inclusión en la regulación que entonces se negociaba (Proceso, 19 de agosto de 2007).
El 27 de octubre de 2005, un día después de que el Parlamento Europeo rechazó en segunda lectura una enmienda que pretendía prohibir la comercialización de los refrigeradores, la embajada mexicana ante la UE difundió un comunicado. Decía: “Durante varios meses la misión de México coordinó con la representación de la Secretaría de Economía ante la UE, una estrategia de información entre los miembros del Parlamento Europeo para argumentar el rechazo a la enmienda en cuestión (…)
“Esta representación diplomática argumentó, en nombre de la industria nacional que produce este tipo de refrigeradores, que los HFC que se utilizan como refrigerantes en los equipos que se exportan a la UE no son tóxicos ni inflamables y no afectan la capa de ozono, además de ser la mejor alternativa existente en el mercado en términos de eficiencia energética, cuestiones en las que sustentaba técnicamente la enmienda.”
Y se ufanó: “Este logro es el resultado del esfuerzo de promoción y cabildeo del gobierno de México”.
La regulación de 2006 obliga a las empresas del ramo a usar contenedores contra filtraciones de material, recuperar los equipos utilizados, etiquetar sus productos, reportar a la autoridad información sobre emisiones de esos gases, y prohíbe el uso de algunos gases-F en subsectores que no interpusieron resistencia por su poca capacidad de cabildeo, como los fabricantes de zapatos deportivos, neumáticos o extinguidores de incendios.
A lo largo de 2011 se publicaron varios reportes de evaluación sobre la efectividad de tal regulación. La Comisión Europea señaló en un documento de septiembre de ese año que los gases-F son gases de efecto invernadero con un alto potencial de calentamiento global, que son usados y emitidos en un amplio rango de aplicaciones cerradas (refrigeración y aire acondicionado) y abiertas (aerosoles).
“Mientras que la regulación de gases-F tiene como objetivo reducir las emisiones a través de la utilización de aplicaciones cerradas, el uso de los gases-F en equipos –y entonces las emisiones globales– hace esperar que éstas continúen incrementándose”, señaló.
De acuerdo con la organización no gubernamental Corporate Europe Observatory, dedicada a monitorear las actividades de cabildeo empresarial en las instituciones de la UE, las emisiones de gases-F a la atmósfera causados por los HFC podrían representar 20% del total de los gases de efecto invernadero en 2050.
Batalla desigual
La Comisión Europea se plantea dictar medidas prohibitivas en una nueva regulación que está en estos momentos a discusión entre los diferentes departamentos de esa institución. Un borrador será presentado en noviembre o diciembre de este año para que el Parlamento Europeo y el Consejo (el órgano de representación de los 27 gobiernos nacionales de la UE) discutan, enmienden y resuelvan un texto de ley definitivo.
Corporate Europe Observatory (CEO) denuncia en un reporte, fechado en septiembre, que “la industria de los gases-F está intentando influenciar el proceso de revisión de la regulación europea para prevenir un cambio pionero a una lógica de costo-beneficio y de alternativas seguras, las cuales ya están, o estarán pronto disponibles en el mercado”.
Señala, entre otras grandes empresas, a Mexichem.
Expone: “La batalla del lobby está actualmente en marcha en los corredores de Bruselas. A principios de septiembre la Dirección General sobre Acción Climática de la Comisión Europea sometió a la consulta de las otras direcciones una nueva propuesta legislativa sobre HFC. Esto significa que las charlas formales ya comenzaron”.
Mexichem se inscribió el 24 de octubre de 2011 en el registro voluntario de “representantes de intereses” (cabilderos) de la Comisión Europea.
Pese a su talla –Mexichem es considerada por la revista Expansión una de las empresas mexicanas más internacionales a lado de Cemex–, la empresa sólo reporta la existencia de un cabildero interno (empleado de la propia compañía) y un gasto en cabildeo anual de “menos de 50 mil euros”.
En el momento de su inscripción, Mexichem tenía presencia en Reino Unido, tras la compra en 2010 del corporativo Ineos Flúor, con sede en Runcorn, una localidad de ese país, donde estableció la mexicana su base operativa en Europa.
En el mencionado registro, Mexichem estipula que sus actividades de cabildeo se enfocan a “la revisión de la regulación de los gases-F”.
La entrada del fabricante mexicano de químicos a Europa fue espectacular. Mexichem operaba hasta hace poco 95 plantas en 19 países, además de México, Canadá, Estados Unidos, seis países centroamericanos, siete de Sudamérica, Japón y Taiwán en Asia, y en Europa, Reino Unido.
En mayo de este año, con la adquisición de la holandesa Wavin –operación recientemente aprobada por el órgano de competencia de la Comisión Europea– Mexichem sumó 43 fábricas en 25 países, 18 de ellos pertenecientes a la UE: Holanda, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Francia, Irlanda, Polonia, República Checa, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Italia, Hungría y Rumania, además de Reino Unido.
También extendió operaciones a Noruega, Rusia, Ucrania, Bielorusia, Turquía, Croacia y Serbia. Mexichem pertenece a las federaciones de cabildeo más poderosas en su ramo en Bruselas: la Federación Europea de la Industria Química (CEFIC por sus siglas en inglés) y la Asociación Europea para la Energía y el Medio Ambiente (EPEE, también por sus siglas en inglés), ambas dominadas por las trasnacionales estadunidenses (como DuPont o Honeywell) y japonesas (como Daikin, Hitachi o Mitsubishi).
Miembros de la EPEE también pertenecen al Comité Técnico Europeo del Fluorocarbón, que a su vez forma parte del CEFIC. CEO contabiliza 111 empresas fabricantes de HFC con presencia en Bruselas y que están ejerciendo presión sobre las autoridades europeas. Cien de ellas están registradas en el citado registro de cabilderos de la Comisión Europea y comunican un gasto total en lobby de 23.9 millones de euros anuales.
En contraste, apunta la ONG, las organizaciones de defensa del medio ambiente y activas en el tema de los gases-F declaran en el mismo registro un presupuesto para esos fines de 2.2 millones de euros. Ocho compañías o plataformas que apoyan los refrigerantes naturales reportaron apenas 900 mil euros en esa área.