BRUSELAS. La Comisión Temporal del Parlamento Europeo qie investigó los vuelos y las detenciones ilegales de la CIA en Europa no tuvo una tarea fácil. El motivo: varios gobiernos y líderes políticos se rehusaron a colaborar y, en algunos casos, recurrieron al engaño para ocultar documentos oficiales.
(Artículo publicado en la edición del 4 de febrero de 2007 de la revista PROCESO)
Dicha Comisión, señala su informe final, realizó “no menos de 130 audiencias”. Recibió y tuvo acceso a documentos confidenciales de la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación aérea (Eurocontrol) y del gobierno alemán, “además de otras fuentes”; así mismo envió delegaciones de investigación a la antigua república yugoslava de Macedonia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Rumania, Polonia y Portugal.
La Comisión incluso contactó con “antiguos agentes de la CIA” que estuvieron dispuestos a colaborar, en particular durante una serie de reuniones confidenciales en las cuales confirmaron que el programa de ‘entregas extraordinarias’ había comenzado en los años 90″.
Sin embargo, la Comisión denuncia “la extrema reticencia de la casi totalidad de Estados miembros (de la Unión Europea), así como del Consejo de la UE para cooperar completamente”. Lamenta, por ejemplo, que el mencionado Consejo (que representa a los 27 gobiernos socios de la UE en Bruselas) y su presidencia (que ostentaron Austria y Finlandia durante los trabajos de la comisión el año pasado), “no hayan cumplido con su obligación de mantener plenamente informado al Parlamento Europeo”.
El reporte destaca que el Consejo ocultó información acerca de los intercambios de opinión que había sostenido con altos funcionarios del gobierno estadunidense con respecto al tema, y que sólo después, a solicitud del Parlamento Europeo, facilitó versiones parciales, “amparándose en el derecho expreso de un estado miembro de que no se divulgara el acta exhaustiva de dichas reuniones, según se refleja en los documentos de uso exclusivamente interno de dicha institución de la Unión”.
Carlos Coelho, el presidente de la Comisión Temporal, detalló en una rueda de prensa: “Cuando pedimos al Consejo los registros de las reuniones de sus grupos de trabajo sobre Derecho Público Internacional y sobre Relaciones Trasatlánticas, con altos responsables del Departamento de estado estadunidense, el 8 de febrero y 3 de mayo de 2006, nos enviaron un documento y nos dijeron que era el original. Nos percatamos que era sólo un fragmento. El texto completo lo obtuvimos posteriormente de una fuente confidencial, lo que reconoció el propio Consejo. Eso se llama engaño”.
Otro documento decisiovo que obtuvo la Comisión al margen del Consejo, fue una grabación de la reunión informal entre la UE y los ministros de Asuntos Exteriores de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), celebrada el 7 de diciembre de 2005. En esa reunión participó la secretaria de Estado estdunidense, Condoleezza Rice, , a quien se le escucha confirmar que los Estados miembros estaban al tanto del programa de “ntregas extraordinarias” y de las prisiones secretas. Meses después, el 6 de septiembre de 2006, el propio presidente George W. Bush reconoció que dicho programa sí existía.
Por tal motivo, el informe deja constancia de la preocupación por las “omisiones y negaciones” de javier Solana, el secretario general del Consejo, “acerca de los métodos urilizados por Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo, a la vista de que los trabajos de la Comisión Temporal han confirmado todos los abusos y violaciones cometidos (por la CIA en territorio de la UE)”.
Coelho abundó: “Solana nos decía que no sabía nada, cuando él mismo había asistido a encuentros con funcionarios estadunidenses donde se habló de estas ‘entregas’. Si todos nos comportamos como él ¿a dónde vamos a llegar?”.
Hay más casos. La Comisión se pregunta para qué sirve la función de coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo, que desempeña el holandés Gijs de Vries, frente a “la falta de credibilidad de sus declaraciones” cuando explicó lo que sabía durante una comparecencia.
Max-Peter Ratzel, el director de la Oficina Europea de Policía (Europol) se negó a dar explicaciones a la Comisión Temporal, a pesar de que “algunos oficiales de contacto de los servicios de información estadunidenses habían trabajado en dicha oficina”, indica el reporte. Tampoco aceptaron comparecer el antiguo secretario general de la OTAN, el británico George Robertson, y el actual, el holandés Jaap de Hoop Scheffer.
Un caso aparte es el de Michael Wood, exasesor jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores y del commonwealth británico, quien además de rechazar la invitación de la Comisión a comparecer, estimó en documentos secretos que “recibir o poseer” información bajo tortura, a condición de no participar directamente en ésta, no está prohibido por la respectiva convención de la Organización de Naciones Unidas.
Italia y Polonia son los países que más críticas reciben en el informe. En el primer caso, la Comisión lamenta que tanto los representantes de los servicios secretos del actual gobierno de Romano prodi, como del anterior de Silvio Berlusconi, se negaran a colaborar.
En particular, el reporte acusa al antiguo director del servicio de Inteligencia y seguridad Militar Italiano (SISMI), el general Nicolo Pollari, de ocultar la verdad en su comparecencia ante la Comisión el 6 de marzo de 2006, cuando declaró que ningún agente italiano había participado en los secuestros de la CIA. Varios de ellos, sin embargo, han sido procesados por jugar un papel activo en la entrega ilegal del ciudadano egipcio Abu Omar, y documentos oficiales prueban que el SISMI “fue regularmente informado por la CIA'” sobre dicha detención.
El caso de Polonia es todavía peor: “todos” los representantes del gobierno y del parlamento se negaron a sostener reuniones con la delegación de la Comisión Temporal durante su estancia en el país, recalca el informe.
“A la luz de las graves pruebas circunstanciales citadas (acerca de las extrañas condiciones que rodearon el aterrizaje de cuatro aviones Gulfstream en el aeropuerto de Szymany en 2002 y 2003), el centro de formación de los servicios secretos de Stare Kiejkuty puede haber albergado instalaciones provisionales de detención secreta”, concluye el informe.