Suecia: ofensiva contra el ciberactivismo

BRUSELAS (apro).- El gobierno de Suecia continúa su ofensiva contra íconos del ciberactivismo internacional: a la solicitud de extradición del creador de Wikileaks, Julian Assange, se sumaron, el 31 de agosto pasado, el arresto en Camboya de Gottfrid Svartholm y la anulación del pasaporte de Fredrik Neij, ambos fundadores del sitio de intercambio libre de archivos por Internet Pirate Bay.

(Artículo publicado el 7 de septiembre de 2012 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

Svartholm, conocido en el mundo virtual como Anakata, fue detenido en su departamento de la capital de Camboya, Nom Pen, donde reside desde hace cuatro años.

El portavoz de la policía de ese país asiático, Kirth Chantharith, declaró a la agencia francesa AFP que el joven sueco había sido detenido “por una infracción relativa a la tecnología informática” y por petición del gobierno de Estocolmo, que pide su captura.

Camboya anunció que había aceptado extraditar a Svartholm después de una reunión entre el jefe de la policía nacional, Sok Pahl, y enviados del gobierno sueco, según reportó el Nom Pen Post el 4 de septiembre.

Coincidentemente, al día siguiente el gobierno camboyano anunció el “fortalecimiento de los vínculos bilaterales con Suecia” con la firma de un acuerdo de ayuda financiera por un valor de 59.4 millones de dólares para el desarrollo democrático y educativo del país.

Svartholm es un personaje que admiran muchos internautas por haber osado tocar los intereses de Hollywood.

A principios de 2003, mientras hacía unas prácticas en una empresa de la Ciudad de México, el genio de la informática, con apenas 18 años, creó los programas de base del sistema que más tarde convertiría a Pirate Bay en el sitio de intercambios más recurrido del mundo (Proceso 1559).

El joven sueco regresó a Suecia a fundar Pirate Bay, ya que, entre otras razones, la calidad del servicio de Internet que desde entonces había en México le impedía proseguir con el proyecto.

“¡Es lentísimo!”, se quejaba.

Juicio a modo

Pirate Bay se posicionó como un símbolo de libertad en Internet y de resistencia a la dominación de los corporativos en la cultura contemporánea.

Sometido a una enorme presión de la industria estadunidense del entretenimiento, el 31 de enero de 2008 el gobierno sueco decidió perseguir a los fundadores del sitio: además de Svartholm, a Fredrik Neij, Peter Sunde y Carl Lundström.

Luego de un juicio que causó mucha polémica en Suecia, el 16 de abril de 2009 la Corte del distrito de Estocolmo los declaró culpables de “promover que otras personas violen las leyes del derecho de autor”. Cada uno fue sentenciado a un año de prisión y a un pago conjunto de dos millones y medio de euros por daños e intereses a favor de las discográficas, las compañías cinematográficas y las empresas de videojuegos denunciantes.

Los condenados apelaron el fallo y exigieron la revisión del proceso, luego de que la radio pública sueca revelara que uno de los jueces del caso, Tomas Norström, era miembro de la Asociación Sueca para la Protección de la Propiedad Intelectual y de la Asociación Sueca del Derecho de Autor.

A esta última también pertenecían los abogados de la parte acusadora, Henrik Pontén, Peter Danowsky y Monique Wadsted, quienes habían representado durante el juicio a la industria del disco y el cine.

Pero la Corte de Apelaciones desechó la solicitud de anulación dos meses después.

Posteriormente, el 26 de noviembre de 2010, esa misma Corte redujo las penas de prisión a Neij, Sunde y Lundström (de cuatro a ocho meses de cárcel), aunque aumentó el monto de indemnización a cinco millones de euros.

Svartholm, sumamente enfermo, no se presentó a las audiencias durante el proceso de apelación; nada se sabía de él desde que se había mudado a Camboya hace cuatro años.

Durante ese lapso de tiempo, en octubre de 2009 la justicia de su país le prohibió participar de cualquier forma en el manejo de Pirate Bay, y dos años más tarde, en octubre de 2011, ordenó que fuera encarcelado por no haber asistido al proceso de apelación, a pesar de que Svartholm envió certificados médicos que justificaban su ausencia. Su condena: un año de prisión y el pago de aproximadamente un millón de euros.

Svartholm tenía que haber ingresado a prisión el pasado 2 de enero.

El caso Neij

El gobierno sueco también decidió tomar acciones contra Fredrik Neij, otro fundador de Pirate Bay autoexiliado en Asia.

Conocido con el alias de TiAMO en el ciberespacio, Neij, actualmente de 34 años, solía desafiar a Hollywood en encendidos y divertidos discursos que pronunciaba durante las manifestaciones de solidaridad con la causa de Pirate Bay en Estocolmo y otras ciudades suecas.

“¡Pirate Bay está de regreso! Y esta vez disparando sus más grandes cañones, ¡y en tu cara, Hollywood!”, proclamaba Neij a una multitud de cientos de jóvenes, días después de que, el 31 de mayo de 2006, media centena de policías suecos desembarcaron en los locales de Pirate Bay y confiscaron sus servidores, acción que provocó una fuerte indignación social.

El diario SVT publicó que la Motion Picture Association America, el grupo de cabildeo de la industria cinematográfica estadunidense, había pedido la intervención policiaca contra el sitio y había amenazado al gobierno sueco de que Estados Unidos aplicaría sanciones económicas contra el país, en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), si no tomaba “acciones verdaderamente necesarias contra Pirate Bay”.

En ese contexto de movilizaciones ciudadanas por el derecho a compartir libremente productos culturales en Internet, se creó en enero de 2006 el Partido Pirata Sueco, el origen de los partidos piratas que existen hoy en casi todos los países occidentales y que luchan por la libertad de información y el respeto de la vida privada en Internet.

El Partido Pirata Sueco obtuvo en las elecciones generales del 17 de septiembre de 2006 apenas 0.63% de los votos. Pero conforme continuaron los ataques oficiales contra el sitio, el porcentaje del partido creció.

Luego del cuestionado proceso contra Neij, Svartholm y los otros fundadores de Pirate Bay, el Partido Pirata se apuntó un inédito éxito en las votaciones para el Parlamento Europeo: alcanzó 7.1% de los votos y dos escaños.

En entrevista con Apro, Amelia Andersdötter, quien ocupa uno de esos escaños, lamentó que Suecia haya implementado políticas digitales anti-piratería tan duras y poco eficientes sólo por presiones de Estados Unidos, y criticó la ley sueca en la materia, concebida en 2006.

El presidente del Partido Pirata Sueco, Rick Falkvinge, considera que esa ley fue escrita por “analfabetas digitales que se comportan como si tuvieran los ojos vendados”, y los acusa de “no ser conscientes del daño que están provocando, simplemente porque estas personas carecen de conocimientos actuales”.

No entienden, dice Falkvinge sobre los autores de dicha ley, cómo Internet está reconfigurando el corazón de las estructuras del poder.

Poco después de su condena, Neij viajó a Laos, donde ahora vive con su esposa tailandesa y sus dos hijos pequeños.

El junio pasado, la Corte del distrito de Estocolmo aseguró que él seguía involucrado en la operación de Pirate Bay –como tampoco podía hacerlo Svartholm–, así que le impuso una multa de 70 mil 690 dólares.

Neij explicó al sitio TorrentFreak que él se había rehusado a revelar a quién le había transferido el sitio, como se lo exigía la justicia sueca.

“Ellos (el tribunal sueco) dicen que si no soy yo, entonces puedo decirles fácilmente quién se está ocupando de operar Pirate Bay”, declaró el 17 de agosto. Agregó que “le vale” totalmente la sentencia, puesto que no vive en Suecia y 70 mil dólares no es nada a lado de los casi 11 millones que ya debe a causa de varios juicios que le han levantado.

Precisó que no piensa saldar la multa, ya que, según comentó, el Estado sueco le retiraría una gran porción en impuestos y sólo la cantidad restante contaría como pago, por lo que se le exigiría más dinero.

De hecho, la autoridad fiscal sueca declaró poco después del fallo de hace tres años que los fundadores de Bahía Pirata –Neij incluido– eran insolventes y no podrían pagar tales sumas.

Su estancia en Laos había transcurrido sin contratiempos hasta que Neij tuvo la necesidad de renovar su pasaporte para viajar a la vecina Tailandia, en donde su mujer dará a luz y es atendida.

Entonces acudió a realizar el trámite a la embajada sueca en la capital tailandesa, Bangkok. Sorpresivamente, se le informó que su pasaporte había sido revocado debido a las sanciones pendientes en Suecia.

Neij protestó: argumentó que el crimen por el que fue condenado en su país no es suficientemente grave para ameritar el retiro de su pasaporte, y advirtió que las autoridades suecas serían las únicas responsables de la suerte que corra su familia como consecuencia de tal disposición.

En el acta de apelación de la decisión de la embajada sueca –revelado por la prensa de ese país nórdico–, Neij explica que sus hijos nacieron en un hospital tailandés y que ahí siguen recibiendo atención médica, ya que en ese país los estándares de higiene y cuidado sanitario son mucho más elevados que en Laos.

Por tal motivo, señala, él y su familia deben cruzar la frontera frecuentemente para efectuar revisiones médicas y atender el embarazo de su esposa.