Los gobiernos de la Unión Europea disminuyen de manera gradual su ayuda para el desarrollo de los países pobres, a pesar de que se comprometieron a aumentarla para cumplir los Objetivos del Milenio, entre éstos el de reducir a la mitad la pobreza en el mundo para 2015. Más aún, varios gobiernos condicionan sus contribuciones a que los países subdesarrollados compren productos o contraten servicios de empresas europeas, con lo que la ayuda se convierte en un negocio.
(Artículo publicado en la edición del 14 de septiembre de 2008 de la revista PROCESO)
BRUSELAS.- Durante la Conferencia Internacional sobre la Financiación del Desarrollo de Naciones Unidas -realizada del 18 al 22 de marzo de 2002 en Monterrey, México-, los países más ricos de la Unión Europea (UE) se comprometieron a destinar 0.7% de su Producto Interno Bruto a la ayuda para el desarrollo de los países pobres.
De esa manera, apoyarían el cumplimiento de los llamados Objetivos del Milenio acordados en 2000, en el período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
Sin embargo, “después de años de incrementos sostenidos, y por primera vez en la última década”, las contribuciones de los países europeos decrecieron de 47 mil 500 millones de euros en 2006 a 46 mil millones el año pasado.
Francia, por ejemplo, disminuyó 16% tales aportaciones y Gran Bretaña 30%, revela un informe de la Confederación Europea de Organizaciones No Gubernamentales de Emergencia y Desarrollo (Concord), con sede en Bruselas.
El análisis de Concord -que agrupa a 600 ONG de toda Europa-, cuyo título es Sin tiempo que perder: los gobiernos europeos retrasados en calidad y cantidad en sus programas de ayuda al desarrollo, fue realizado con base en datos oficiales.
La cantidad aportada por la UE en 2007 representó 0.38% de su PIB, lo que está por debajo del 0.39% que prometió para 2006, y queda muy lejos del 0.51% fijado para 2010, indica el informe.
Agrega que, a ese paso, salvo Dinamarca, Suecia, Luxemburgo y Holanda -que desde 2002 alcanzaron el objetivo de 0.7%-, es “probable” que el resto de los 27 países de la UE incumpla el compromiso que asumió.
De los 12 países que ingresaron a la UE el 1 de mayo de 2004, Lituania es el único que, “probablemente”, cumplirá con el objetivo que se fijó el grupo de naciones europeas menos prósperas: 0.33% de su PIB para 2015.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) confirma esa tendencia. En un informe que difundió el martes 2, el organismo internacional acusa a los 22 países del Comité de Ayuda al Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -en el que están incluidos los 15 países más ricos de la UE, además de Estados Unidos, Japón y Noruega- de no sobrepasar en conjunto 0.45% de su PIB. La ONU les advierte que deben aumentar sus contribuciones en 18 mil millones de dólares por año para cumplir con sus compromisos.
En lo que se refiere a Latinoamérica, en el período 1994-2004 los países de la región captaron entre 6.3% y 9% de la ayuda mundial al desarrollo, pero en 2005 esta cifra bajó a 4.2%, de acuerdo con un reporte del Parlamento Europeo divulgado el jueves 11. En el caso de México, la reducción fue de 60% entre 1995 y 2005, al captar 246 millones 670 mil dólares en 2006, según la misma fuente.
Costo humano
Los países de la UE suministraron 60% de la ayuda global para el desarrollo: 68 mil millones de dólares de 113 mil millones globales en 2007. Esas aportaciones, menciona el informe, han servido para que “2 millones de personas reciban tratamiento gratuito contra el sida, para pagar salarios de maestros y enfermeras, comprar medicinas o abastecer de semillas y fertilizantes a los países más golpeados por el aumento en los precios de alimentos”.
El reporte de Concord advierte: “El costo humano de que Europa no cumpla con los montos prometidos será enorme”.
En la actualidad, 2 mil 600 millones de personas en el mundo viven con menos de dos dólares por día, 40% de ellos con menos de un dólar diario, mientras que una persona muere de hambre cada 3.6 segundos, alertan datos de la ONU citados por el informe de las ONG europeas.
La misma fuente advierte que es tan grave el problema de la pobreza que los países ricos deben aumentar 80% el volumen de la ayuda para el desarrollo.
Esa es la única manera en que la comunidad internacional podrá cumplir con los Objetivos del Milenio que la ONU estableció en 2000, los cuales pretenden reducir a la mitad el número de pobres en el mundo para 2015.
El informe destaca que en los hechos ocurre lo contrario, lo cual califica de “inaceptable”: “Si continúa la tendencia actual, la UE entregará 75 mil millones de euros menos de los que prometió transferir de 2005 a 2010” a los países pobres.
En 2007, revela el documento, únicamente nueve de los 27 Estados integrantes de la UE aumentaron sus aportaciones, pero algunos de ellos, como Alemania y Austria, lo consiguieron porque incluyen en el rubro de desarrollo grandes montos de la deuda que condonaron a ciertos países. España también maniobró así, aunque en menor medida.
Una parte importante del informe condena ese tipo de prácticas tramposas, a las que recurre la mayor parte de los países europeos. Éstos inflan sus cifras de ayuda para el desarrollo al incluir como tal la reducción de deuda, los gastos que generan los refugiados del tercer mundo y las becas que otorgan a los estudiantes de dichos países.
Nuria Molina, coordinadora del estudio de Concord, explica a este corresponsal que los anteriores rubros “no corresponden con el concepto de la ayuda al desarrollo”, ya que “no son apartados que crean infraestructura, como puentes o carreteras, ni benefician de modo directo a los habitantes”.
De esta forma, el gobierno de Nicolas Sarkozy y el de Angela Merkel inflaron en 2007 hasta una tercera parte de la ayuda que sus países destinaron para el desarrollo. Francia contabiliza uno de los montos más elevados en becas -junto con Gran Bretaña- y en costos de refugiados; y Alemania, presenta una de las cifras más abultadas en condonación de deuda, lo mismo que Austria, que canalizó la mitad de su ayuda para el desarrollo en este rubro.
En 2007, los gobiernos europeos inflaron sus cifras de ayuda al desarrollo en 17%; es decir, 8 mil millones de euros. Las ONG europeas anticipan que pronto agregarán también los gastos de la migración, la seguridad en las fronteras o la lucha contra el cambio climático.
Gran Bretaña, menciona el reporte, acaba de anunciar que en los próximos tres años incluirá un nuevo fondo ambiental con un valor de mil 169 millones de euros, dirigido a países de medio ingreso.
Carmen González, experta en la materia en la organización española Oxfam-Intermón y quien colaboró en el documento de Concord, explica que dichas trampas “distorsionan” la realidad de tales ayudas y dañan su eficiencia. Cita un ejemplo: “En 2005, Europa elevó sus porcentajes de ayuda al desarrollo de manera extraordinaria debido a que muchos países condonaron deuda a Irak. Tales inyecciones (de recursos), que se hacen en forma puntual, crean una situación engañosa”.
Escamoteos
Un caso notable es el de las deudas que generan los créditos a la exportación y que España y Holanda, entre otros países, registran como ayuda al desarrollo. Mediante esos mecanismos financieros, los gobiernos europeos garantizan a sus compañías el pago de una indemnización en caso de que fracasen las inversiones que hagan en naciones en desarrollo.
“La Agencia de Créditos a la Exportación de los países europeos -se lee en el informe- paga los costos a la compañía inversionista, pero con frecuencia trata de recuperar esas indemnizaciones al transferir a los gobiernos de los países pobres el riesgo que toman las empresas privadas al invertir en sus países.”
Y abunda: “Esta práctica es particularmente injusta porque evita a las firmas europeas el riesgo natural de entrar a esos mercados, mientras que por otro lado las empresas europeas ingresan a éstos con proyectos que son muy lucrativos pero que nada tienen que ver con los conceptos de desarrollo”.
Otra práctica que el informe critica, sobre todo al gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, es la que se conoce como “ayuda ligada”. Ésta impone al país que la recibe la condición de adquirir con ese capital bienes y servicios del país donador.
El problema es que éstos son más caros en los países europeos. Así, refiere el informe, al no haber una competencia por el precio más bajo, los países pobres terminan por pagar 20% adicional por esas mercancías, con lo que disminuye la eficiencia de la ayuda, y por otro lado perjudica el crecimiento del mercado local al eliminar las opciones de oferta de las empresas nacionales.
Molina, coordinadora del informe de Concord, recuerda que en Latinoamérica eso ha ocurrido con el financiamiento de libros educativos.
Cuenta que el gobierno español ha condicionado la entrega de sus fondos a que tales obras sean elaboradas por compañías españolas. “Al final, ese apoyo se emplea en la expansión de la industria editorial española”, asegura.
En 2007, casi 14% de la ayuda española para el desarrollo correspondió a “ayuda ligada”, y ese rubro sigue creciendo, afirma Concord. Este país acumuló en total 229 millones de euros en “ayudas engañosas” el mismo año.
En contrapartida, el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE estima que la “ayuda ligada” que aportan sus miembros ha disminuido entre 80% y 90%.
Carmen González, por su parte, señala que esa afirmación es “relativa”, pues el organismo no toma en cuenta en ese registro la asistencia alimenticia ni la técnica que producen la mayor proporción de “ayuda ligada”.
El pasado 26 de junio, la secretaria española para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, anunció en una rueda de prensa que su país destinaría mil 300 millones de euros para el desarrollo de las naciones latinoamericanas.
Remarcó que esa partida es 30% superior a la que se asignó en 2006 (900 millones de euros).
Sin embargo, esa asignación es inferior, por ejemplo, a las ganancias que el Banco Santander Central Hispano reportó el primer semestre de 2008 por sus operaciones en Latinoamérica: mil 472 millones de euros.
Al respecto, el informe de Concord ofrece datos elocuentes: en 2006, los países en vías de desarrollo transfirieron a las naciones ricas 524 mil millones de euros por concepto de intereses de la deuda, beneficios comerciales e inversiones. En cambio, los países más prósperos de la OCDE, muchos de ellos europeos, desembolsaron en asistencia para el desarrollo 83 mil millones de euros.
-¿Qué órgano se encarga de monitorear las políticas de ayuda para el desarrollo? -pregunta el corresponsal a la experta de Oxfam-Intermón.
-Los países ricos se reglamentan y evalúan entre ellos. Los rigen las directrices y recomendaciones de la propia OCDE, que no son vinculantes.
Y agrega: “Es cierto que no es una evaluación independiente. Algunos países son más progresistas que otros y, por tanto, tienden a ser más exigentes en la calidad de la ayuda. El problema es que este tipo de evaluaciones entre los mismos gobiernos está dominado por el lenguaje diplomático, que les impide decir de manera clara los problemas que pueden existir. En general, es muy difícil poder avanzar hacia nuevos criterios. Hasta el momento, la mayoría de los países prefiere que persista el marco normativo actual”.
Matiza: “No hay que verlo todo negativo. En el caso de España, la evaluación de que fue objeto en 2002 la hizo reaccionar. Entonces el gobierno decidió excluir la condonación de deuda de sus cifras de ayuda para el desarrollo. Aunque lo hará una vez que haya alcanzado el objetivo de 0.7%”.