BRUSELAS (apro).- El que fuera ministro de Asuntos Exteriores de Muamar el Gadafi, Moussa Koussa –refugiado en Londres desde el pasado 30 de marzo tras el comienzo de los bombardeos aliados contra la artillería del dictador libio–, solicitó los influyentes servicios del británico Lord Timothy Bell, presidente y accionista mayoritario del poderoso grupo de lobby y relaciones públicas Chime Communications, al que pertenece su propia firma Bell Pottering Communications.
(Artículo publicado el 25 de abril de 2011 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)
(Leer posteriormente nota informativa de Perla Rodríguez)
A principios de abril, un representante de Koussa se acercó al publirrelacionista británico para proponerle una oferta de trabajo, confirmó el propio Lord Bell al sitio de noticias por internet Euobserver.
Bell no quiso dar a conocer la identidad del enviado ni la naturaleza de la oferta de Koussa.
En su página de internet, Bell Pottering Communications presume que “Tim es una de las figuras mejor conocidas en la industria de la comunicación en el Reino Unido: asesora a presidentes y directores ejecutivos de los principales corporativos británicos, así como a jefes de Estado, políticos y hombres de negocios extranjeros”.
Esta empresa británica ha sido recientemente objeto de fuertes críticas debido a que aceptó trabajar para instituciones de regímenes autoritarios, como el Ministerio de Información de Egipto o el Consejo de Desarrollo Económico de Bahréin.
A principios de marzo, la BBC reportó que también Bell trabajó para el hoy derrocado gobierno del dictador Zine El Abidine Ben Ali en Túnez.
“Es una moda pasajera atacar a las firmas de relaciones públicas”, comentó Bell al rotativo London Evening Standard el 9 de marzo.
En lo que respecta a Koussa, por el momento las autoridades de Gran Bretaña no le han querido proporcionar la inmunidad legal a cambio de informaciones sobre Gadafi; sin embargo, el pasado 6 de abril el ministro de Exteriores, William Hague, aseguró que él hablaría con sus contactos de la Unión Europea (UE) para plantearles la conveniencia de levantar las restricciones contra Koussa, como poder descongelar sus cuentas bancarias, tal como lo había hecho Washington un día antes.
Maestro del espionaje
Koussa fue director de los temidos servicios libios de espionaje entre 1994 y 2009, año en el que fue nombrado ministro de Exteriores. Él conoce como pocos el tejido del poder que rodea al coronel Gadafi, puesto que además controlaba los llamados comités revolucionarios, considerados la espina dorsal del régimen.
En 1980, Koussa fue expulsado de Gran Bretaña. En esa época era el embajador de Gadafi en ese país. En una entrevista con el periódico The Times, declaró que los comités revolucionarios habían decidido la noche anterior asesinar a dos disidentes libios residentes en Gran Bretaña, lo cual él aprobaba.
El gobierno británico lo acusó de financiar grupos terroristas y le dio 48 horas para abandonar el país.
Koussa formó parte del primer círculo de Gadafi durante tres décadas, incluyendo los años más sombríos del régimen libio. Desde mediados de los años 90, fuentes de inteligencia lo señalan como el arquitecto del atentado ocurrido el 21 de diciembre de 1988 contra el vuelo 103 de la aerolínea estadunidense Pan Am, en el que murieron 270 personas.
El avión, que despegó del aeropuerto londinense de Heathrow y se dirigía al John F. Kennedy de Nueva York, explotó en pleno vuelo sobre la ciudad escocesa de Lockerbie.
En noviembre de 1991, después de una larga investigación conjunta del FBI, la CIA y Scotland Yard, fue acusado del atentado el agente libio de inteligencia Abdelbaset Ali Mohmed Al Megrahi y otro ciudadano libio que finalmente fue absuelto.
Gadafi se negó al principio a entregar a los sospechosos, por lo que la Organización de las Naciones Unidas sancionó a Libia.
Tras unas ríspidas negociaciones, el 5 de abril de 1999 el agente fue entregado en Holanda a la policía escocesa. Dos años después Al Megrahi fue condenado a 27 años de prisión, pero el 20 de agosto de 2009 fue liberado por el gobierno escocés que alegó para ello “razones humanitarias”: el prisionero sufría de un cáncer terminal.
Koussa habría jugado un rol en la liberación prematura del exagente libio. De acuerdo con el diario The Telegraph, Koussa viajó al menos en dos ocasiones a Gran Bretaña para encontrarse con oficiales del gobierno británico y escocés cuando la salud de Al Megrahi se había deteriorado.
El exministro de Gadafi también tiene cuentas pendientes por el ataque terrorista contra un vuelo de la compañía aérea UTA, ocurrido el 19 de septiembre de 1989 cuando sobrevolaba Níger, en el que perdieron la vida 170 personas, 58 de ellos franceses.
El pasado 1 de abril, los familiares de las víctimas solicitaron a la fiscalía antiterrorista de Francia que interrogue a Koussa sobre el caso, ya que él podría ayudar a localizar al menos a uno de los seis culpables, el cuñado de Gadafi, sentenciado a cadena perpetua en 1999 por un tribunal francés.
Pero así como orquestó los ataques más brutales contra las potencias occidentales, Koussa fue así mismo el ejecutor del estratégico regreso al seno de la comunidad internacional del otrora impresentable régimen de Gadafi.
A partir de 2002, el gobierno libio reconoció su responsabilidad en el atentado de Lockerbie, ofreció indeminizaciones millonarias a los deudos del vuelo de Pan Am y de UTA, y renunció a las armas de destrucción masiva, lo que le permitió a Gadafi en parte codearse hasta hace poco con los líderes europeos.
En su nueva faceta, Koussa entregó información sobre la red de Al Qaeda y el movimiento terrorista global al M16, la agencia de inteligencia británica, así como al espionaje galo.
Lavar reputaciones
La referida nota del London Evening Stardard señala que Chime Communications reportó un crecimiento de 14% en sus beneficios anuales (21.2 millones de libras) y espera “un crecimiento continuo”. Sus ingresos se elevan a 149.3 millones de libras, es decir un crecimiento de 21% anual.
El grupo está organizado en cuatro divisiones: relaciones públicas, publicidad, mercadotecnia deportiva e investigación de mercados, las cuales, afirmó Bell, mostraban un “fuerte crecimiento en beneficios operativos”.
El publirrelacionista aseguró que la situación del corporativo es tan sólida que se están planteando nuevas adquisiciones. Es más, mencionó que las turbulencias económicas británicas no lo inquietan, debido a que la mitad de los ingresos provienen del extranjero, donde hay instaladas 24 oficinas.
Y expresó: “Nuestros negocios en Medio Oriente no han sido afectados por la agitación que existe en la región. Casi es seguro que toda esta turbulencia dará como resultado que tengamos más contratos. La necesidad de comunicar ha ido creciendo y creciendo. El cambio está en el aire y la gente necesita entender cosas y el crecimiento de internet: éste necesita ser gestionado, administrado y usado efectivamente, y eso es lo que nosotros hacemos”.
Mientras eso sucede, Bell Pottering Communications continúa su contrato con el Consejo de Desarrollo Económico de Bahréin, donde el mes pasado las fuerzas gubernamentales asesinaron a 23 manifestantes. Y no solo eso: mantiene una oficina de representación en la capital Manama.
El año pasado, Lord Bell ayudó a la firma estadunidense Qorvis Communications para que el gobierno de Bahréin contratara “sus servicios de asesoría de relaciones públicas y consultoría en Estados Unidos”.
Cuando se le cuestiona, Bell contesta que “Bahréin es el país que más reformas democráticas ha realizado en Medio Oriente”, donde existe un parlamento y donde las mujeres pueden ocupar una curul, “además de que su embajador en Estados Unidos es judío”.
Hace dos años, la prensa europea reportó que la agencia rusa de noticias, Ria Novosti, y la consultoría RJI Companies, habían planeado una amplia campaña de comunicación con el fin de justificar las ambiciones de poder de Rusia y mejorar la imagen en Europa del genocida José Stalin.
RJI Companies –con oficinas en Washington, Londres y Zurich– se encargaría de contratar a una de las 10 firmas de relaciones públicas más grande de Bruselas, sede de las instituciones de la UE.
Un alto ejecutivo de RJI contactó al representante de la firma seleccionada. Éste narró a Euobserver su diálogo:
“Yo le pregunté: ‘¿Quieres que nosotros digamos que Stalin no era tan mala persona?’ Él me contestó: ‘Bueno, sé que será un poco difícil’. Le dije: ‘Entonces, ¿ustedes quieren que la historia sea reescrita?’ y él respondió ‘sí, de alguna manera: queremos ver más artículos en los diarios europeos diciendo que Stalin también tenía sus buenas cosas’”.
RJI y la agencia de noticias rusa negaron la existencia de tal campaña.
*******
(Nota informativa de MILENIO DIARIO del 22 de abril de 2012)
Londres • Cientos de documentos hallados en Libia revelan los “vínculos estrechos” que supuestamente mantuvieron los agentes de los servicios secretos británicos y los de la inteligencia libia, informa hoy el dominical “The Mail On Sunday”.
Según esos documentos encontrados en archivos libios, espías de los servicios secretos británicos (MI5) entregaron a espías libios información sobre algunos de los opositores al régimen del desaparecido Muamar el Gadafi que se habían marchado al Reino Unido.
En 2006, dos agentes libios del régimen gadafista fueron recibidos en el aeropuerto londinense de Heathrow, antes de asignarles una vivienda segura en el céntrico barrio de Knightsbridge y proporcionarles teléfonos móviles.
El diputado conservador David Davies indicó a este rotativo que la información contenida en los archivos sugiere que el MI5 estaba implicado en actividades “peculiares” que involucraban a ciudadanos libios que se encontraban en el Reino Unido.
El pasado miércoles, el líder rebelde libio Abdel Hakim Belhadj, opuesto al régimen del ya desaparecido coronel Gadafi, inició trámites legales contra el exministro británico de Exteriores Jack Straw porque supuestamente autorizó su detención y entrega ilegal a Libia en un vuelo secreto de la CIA en 2004.
Belhadj, que en ese año era dirigente del Grupo de combate islámico libio y estaba exiliado en Pekín, acusa a Straw de haber aprobado una operación del MI6 que llevó a su arresto en Tailandia y a su eventual entrega al régimen de Muamar el Gadafi.
El demandante, que fue jefe del Consejo militar de Trípoli durante la revuelta que acabó con la caída de Gadafi el año pasado, asegura que fue arrestado en Bangkok junto con su esposa embarazada, Fatima, con quien había vivido exiliado en China, cuando se dirigían al Reino Unido para solicitar asilo.
Después ambos fueron trasladados a Libia, donde él fue encarcelado y presuntamente torturado.
Davies señaló que “la operación que llevó a Belhadj y otros a ser extraditados a Libia no fue la única que se llevó a cabo junto a los servicios de seguridad libios”.
Según las actas de una reunión entre agentes secretos, un miembro de los servicios de inteligencia británicos indicó que ese organismo debía “tener cuidado sobre cómo se aproxima a un objetivo, pues esa persona podría llamar a organizaciones de derechos humanos o a la prensa y causar un escándalo grave de seguridad que exponga la cooperación entre los servicios secretos de Reino Unido y Libia”.
Esas relaciones cercanas entre Trípoli y Londres también quedan expuestas en otros documentos confidenciales a los que accedió otro dominical británico “The Sunday Telegraph”.
Ese rotativo indica hoy que el espionaje británico y los servicios secretos libios crearon una mezquita radical en una ciudad europea para atraer a terroristas de Al Qaeda.