Europa pide a América Latina aumentar su cooperación militar

BRUSELAS.- (apro).- La Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana (Eurolat), que integran 150 legisladores de los Congresos latinoamericanos y del Parlamento Europeo, concluyó su reunión del jueves 19 de mayo con una resolución política en la que propone impulsar la “cooperación militar, técnica y en materia de exportación de armamentos”, y en particular una mayor implicación de Latinoamérica en las operaciones de pacificación de las Naciones Unidas (ONU) y de la Unión Europea (UE).

(Artículo publicado el 30 de Mayo de 2011 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)

A tal reunión, celebrada el 18 y 19 de mayo en Montevideo, Uruguay, asistieron los senadores mexicanos José Guadarrama, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); el panista Jorge Ocejo, y las priistas Rosario Green y María de los Ángeles Moreno.

La Eurolat fue creada el 9 de octubre de 2006 en Bruselas. Es un órgano derivado de la Asociación Estratégica Birregional que establecieron los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y Latinoamérica en su primera reunión cumbre, el 26 de junio de 1999, en Río de Janeiro, Brasil.

Sus estatutos indican que la asamblea Eurolat es “un foro de debate, consulta, control y seguimiento de todas las cuestiones relativas a la Asociación Estratégica Birregional”.

Entre sus facultades está la de ”adoptar resoluciones y recomendaciones dirigidas a las cumbres UE-América Latina y el Caribe (ALC) y a las instituciones, órganos, grupos y conferencias ministeriales dedicadas al desarrollo de la Asociación, incluidos el Grupo de Río y el Proceso de San José”.

Igualmente, indican sus estatutos, “dispone de la competencia para la emisión de dictámenes y propuestas de adopción de medidas concretas relacionadas con los diversos ámbitos de la Asociación, a petición de las cumbres o de las conferencias ministeriales”.

A las reuniones de la Eurolat pueden asistir representantes del Consejo de la UE (organismo de representación de los gobiernos asociados a la UE), de la Comisión Europea (la institución que gestiona los acuerdos internacionales de la UE) o del secretariado de las Cumbres UE-ALC.

Cooperación militar

De acuerdo con el documento de resolución de Eurolat titulado Relaciones entre la Unión Europea y ALC en materia de seguridad y defensa –que elaboró su Comisión de Asuntos Políticos, de Seguridad y de Derechos Humanos–, ambas partes proponen “como ámbitos de cooperación y esfuerzos conjuntos, con carácter no exhaustivo, todos aquellos de interés mutuo y con consenso dentro de la relación UE-ALC relacionados con la cooperación militar explícita”.

Especifica que esos campos son “mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, medidas de fomento de la confianza mutua, cooperación militar, técnica y en materia de exportación de armamentos”, bajo una perspectiva ”estrictamente multilateral y enmarcada en los mecanismos de Naciones Unidas”.

La resolución, de 11 páginas, subraya que “un elemento clave” de las relaciones entre ambos es “el apoyo al papel de la ONU y de su Consejo de Seguridad en materia de la paz y seguridad internacional”, por lo que “anima” a los socios de uno y otro continente “a seguir participando activamente en las labores humanitarias y en las tareas de mantenimiento y salvaguarda de la paz organizadas por las Naciones Unidas y otras organizaciones regionales”.

En ese sentido, el documento “destaca la participación de países latinoamericanos en acciones emprendidas en el marco de la política común de seguridad y defensa de la UE”.

Y señala que Brasil fue ”el primer país no miembro de la UE ni de la Organización del Tratado del Atlántico Norte que participó en una operación militar de la UE, Artemis, la cual tuvo lugar en 2003 en la República del Congo. Así mismo, remarca la intervención en 2005 de los ejércitos de Argentina y Chile en la operación Eufor-Althea en Bosnia-Herzegovina.

La resolución aboga por el desarme nuclear internacional y el respeto de los derechos humanos como un componente básico de las políticas de seguridad birregionales.

Promueve, además, en la esfera de las políticas internas de justicia, “la cooperación trasnacional” en el combate contra el narcotráfico y en “el control de la banca contra el lavado de dinero”, así como el “reforzamiento de los órganos de auditoría del sistema financiero de cada país, a fin de que los recursos depositados o invertidos procedentes de actos delictivos, inclusive de fondos extraídos de los Estados, sean congelados y sirvan de prueba para condenar a los culpables”.

Así, ambas regiones se “congratulan” de la firma del Acuerdo de Extradición Simplificada entre España, Portugal, Brasil y Argentina, cuya finalidad es “luchar de forma coordinada contra la delincuencia trasfronteriza y la impunidad”.

Compromisos

La UE y sus 27 Estados socios aportan 7 mil efectivos y 40% del financiamiento de las operaciones de paz de la ONU, razón por la que buscan mayor participación de los países latinoamericanos.

En el reporte estratégico Una asociación reforzada entre la UE y América Latina, que dirigió en 2005 la Comisión Europea al Consejo y al Parlamento Europeo, uno de los primeros apartados titulado Combinar las fuerzas de dos actores globales indica que, “uno de los aspectos fundamentales de la asociación birregional es la voluntad de concertación en temas de interés común, en particular en el marco de Naciones Unidas”.

Afirma que “es imprescindible reforzar el diálogo político (con Latinoamérica) para aproximar las posiciones en temas de interés común”, y cita “el mantenimiento de la paz, la prevención de las crisis y las situaciones de crisis en determinados países de la región”.

Al respecto, funcionarios europeos de alto nivel, como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, han reprochado en privado la resistencia mexicana a participar con cascos azules en las acciones de pacificación de la ONU, como sí lo hacen otros países latinoamericanos.

Ese tema fue uno de los primeros que puso sobre la mesa de discusiones la UE en 2001 con el entonces secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge G. Castañeda, en el primer Consejo Conjunto del Acuerdo de Asociación Económica, Diálogo Político y Cooperación, que había entrado en vigor el año anterior.

En la comunicación que envió el 15 de julio de 2008 a eurodiputados y gobiernos de la UE, titulado México-UE: hacia una asociación estratégica, la Comisión Europea considera que México “aspira a jugar un papel más activo” en la escena internacional. Los diplomáticos de la Comisión Europea opinan que México ”gana confianza en sí mismo”, lo que puede llevar a que adopte una posición que difiera con la “cautela que tradicionalmente ha mostrado ante asuntos internacionales”.

Brasil también ha sido con insistencia presionado para que se decida a “cooperar” formalmente con otro organismo internacional de mayoría europea, la OTAN, de modo tal que el Ejército brasileño se convierta en el garante de los intereses del pacto atlántico en la región.

El 15 de abril pasado, los 28 aliados de la OTAN determinaron en Berlín que buscarían nuevas alianzas de colaboración con Brasil y, de acuerdo con reportes aparecidos en Internet, la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, tenía planeado “invitar” a Brasil a “unirse” a las “misiones” de la OTAN en Europa del Este y Asia durante un viaje que finalmente fue cancelado.

Por otro lado, los países de Latinoamérica representan para la industria armamentista europea un mercado con valor de aproximadamente 2 mil 500 millones de euros anuales.

Según el último reporte sobre exportación de armas de la UE, publicado el 13 de enero pasado con datos correspondientes a 2009, Venezuela amarró contratos por 974 millones 365 mil euros; Chile por 492 millones 300 mil euros, y Brasil por 413 millones 282 mil euros.

México ocupó el cuarto lugar regional ese mismo año al comprar armas europeas con valor de 154 millones 831 mil euros. Le siguen en monto Colombia (150 millones 546 mil euros), Ecuador (61 millones 919 mil euros), y Perú (54 millones 337 mil euros).

La resolución de la Eurolat del 19 de mayo pasado estima “imprescindible” que las reuniones ministeriales entre los dirigentes de la UE y del Grupo de Río –un mecanismo permanente de consulta y concertación política conformado por 24 países latinoamericanos– se conviertan “en verdaderos centros de cooperación y coordinación de esfuerzos conjuntos en temas de seguridad y defensa”.

El documento propone que los secretarios de Gobernación y Defensa de tales organismos regionales sostengan “reuniones regulares al más alto nivel”, “con un diálogo continuo a nivel parlamentario”, que derive en “acuerdos de colaboración” militar y de seguridad entre bloques.