La invitación telefónica fue a un “encuentro con la Comisaria” de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Benita Ferrero-Waldner, a quien podríamos plantearle nuestras preguntas. Ese fue el ofrecimiento de Concha Fernández-Puente, la portavoz de Ferrero-Waldner, cuando me llamó dos días antes del evento del pasado viernes 17 de octubre.
(Versión editada del artículo publicado el 24 de Octubre de 2008 en el blog colectivo de periodistas MUNDO ABIERTO)
Horas después de la invitación telefónica, un correo electrónico de la portavoz lo confirmó:
“Tal y como os he dicho, el viernes 17 de octubre habrá un acto sobre el tema de la emigración entre la Unión Europea y América Latina con la participación de la Comisaria Ferrero-Waldner, Enrique Iglesias, Secretario General de la Cumbre Iberoamericana, y de los embajadores de América Latina en Bruselas.
El acto tendrá lugar a las 10h00 en el Berlaymont.
Si estáis interesados en participar (habrá sesión de preguntas y respuestas), debéis estar en el lobby del Berlaymont (junto a los scanners) a las 9h40.”
En su llamada, Concha insistió que fuéramos “muy puntuales”, “para poder empezar a tiempo”.
A la hora indicada estábamos 12 o 15 periodistas. Concha nos condujo a un pequeño auditorio dentro de una zona restringida del edificio Berlaymont de la Comisión Europea.
Nos sentamos, esperando que en cualquier momento llegara la Comisaria para poder empezar. Pero nada. Dieron las 10 y quienes llegaron fueron varios embajadores latinoamericanos y otros funcionarios.
Dieron las 10 y cuarto y nada, pero había ya instalada una cámara de televisión del servicio oficial de información de la Comisión Europea (Europe by Satellite). El auditorio se veía concurrido, sobre todo las primeras filas. Habíamos más o menos 45 personas entre periodistas y diplomáticos.
Poco después apareció la Comisaria, sonriente, como siempre. Y arrancó el espectáculo.
Una potente lámpara de iluminación se prendió y la cámara comenzó a grabar “el acto”. En resumen, Benita expuso un discurso sobre el diálogo que le había ofrecido la Comisión Europea a los gobiernos latinoamericanos en materia de migración para evitar los “malentendidos” que ocasionó la Directiva Retorno.
Fueron 10 minutos a lo mucho. Luego, la Comisaria le dio la palabra a Enrique Iglesias, quien, según dijo, estaba presentando en ese “acto” un libro con las conclusiones de una reunión que había tenido lugar en abril pasado, lo cual no se nos había informado en la invitación.
Después habló el embajador argentino en Bruselas. Una vez que éste terminó, la Comisaria de inmediato se despidió de nosotros (“tengo una reunión que atender y ya voy retrasada”), se paró y, sonriente como llegó, se fue. El camarógrafo dejó de filmar y apagó la lámpara de iluminación.
Ferrero-Waldner dejó en su lugar a un subalterno, cuya aportación a lo que resultó ser “un debate”, según dijo él, fue pronunciarse por un nuevo diálogo migratorio entre la UE y Latinoamérica que promueva una “agenda positiva”.
El corresponsal del diario El Comercio, de Perú, Erik Struyf, fue el primero al que le dieron la palabra en la ronda de “preguntas y respuestas”. Se quejó a nombre de todos los periodistas presentes. “Lamentamos que se haya ido la Comisaria cuando se nos dijo que podríamos plantear nuestras preguntas a ella. Me parece una falta de educación de parte de la Comisaria”, expresó bastante molesto el colega.
Al finalizar el evento, un corresponsal comentó que mientras nosotros ya estábamos dentro del auditorio, Concha Fernández-Puente salió a recibir a Iglesias, que venía llegando al Berlaymont. Mientras lo saludaba le comentó, en tono triunfante, algo así: “Conseguimos traer a la prensa; hay mucha gente en el auditorio”.
Una hora después, un grupo de corresponsales tomábamos un café en el bar de la sala de prensa cuando observamos en las pantallas del circuito cerrado de televisión a la Comisaria Ferrero-Walder, hablando ante un auditorio que, gracias a una toma de las primeras filas, parecía lleno de asistentes quienes aparentaban enorme interés en lo que escuchaban. Era el mismo evento en el que habíamos estado.
El poder de la imagen. Y nosotros englutidos por ella.