Tras la muerte de Kim Jong-Il, uno de los regímenes más cerrados y oscuros del mundo enfrenta un proceso de sucesión que, según analistas, podría adquirir tintes violentos y ya preocupó a la comunidad internacional. El heredero del “trono” de Corea del Norte, Kim Jong-Un, lleva ya al menos un año tomando decisiones de Estado y, de acuerdo con medios sudcoreanos, emprendió una cacería de brujas para eliminar a quienes podrían oponerse a su toma del poder absoluto.
(Artículo publicado en la edición del 24 de Diciembre de 2011 de la revista PROCESO)
BRUSELAS.- La muerte del dictador de Corea del Norte, Kim Jong-Il, anunciada oficialmente el sábado 17, abre dos frentes de preocupación para la comunidad internacional: uno gira en torno a la llegada al poder de su hijo de 28 años, Kim Jong-Un; el otro es la estabilidad de la región, en permanente tensión a causa de las repetidas provocaciones armadas del régimen norcoreano –con capacidad nuclear y apoyo estratégico de China– contra Corea del Sur, aliada de Estados Unidos.
Desde que en 2008 corrieron los rumores de que Kim Jong-Il había sufrido un accidente cerebrovascular, la sucesión en Corea del Norte se convirtió en la principal preocupación de China, asegura el International Crisis Group (ICG), reconocido centro de análisis con sede en Bruselas, en un reporte titulado China y los enfrentamientos intercoreanos en el Mar Amarillo.
“El encumbramiento, relativamente terso, de Kim Jong-Un en 2010 para suceder a su padre significó un alivio y aumentó la confianza de China acerca de la capacidad del régimen para llevar a cabo la transición política”, señala el reporte publicado el pasado 27 de enero.
Aun así, el proceso de sucesión en Corea del Norte puede desatar en la región una escalada de violencia.
El 26 de marzo de 2010 la corbeta Chanon de la armada sudcoreana fue hundida por un proyectil que, según los resultados de una investigación internacional, provino de un submarino norcoreano. En el ataque murieron 46 de los 104 ocupantes de la corbeta. El 23 de noviembre de ese año Norcorea bombardeó la isla de Yeonpyeong, causando la muerte de dos civiles y dos marinos. Fue el primer ataque a territorio surcoreano desde 1953, cuando terminó la Guerra de Corea.
Daniel Pinkston, director adjunto del proyecto de ICG para el noreste asiático, explicó en el número de julio pasado de la revista Asia Policy que tales agresiones tuvieron como propósito “vengarse de antiguas derrotas ocurridas en esa zona con la finalidad de elevar la moral del ejército surcoreano”.
Pero también esos ataques sirvieron al régimen de Pyongyang para “construir una narrativa acerca del liderazgo militar de Kim Jong-Un” y reforzar su posición como sucesor en el poder, además de que así “la familia Kim envió una clara señal a sus potenciales rivales de que está dispuesta a correr riesgos increíbles para mantener el poder”.
Ascenso
El reporte de ICG refiere que “algunos analistas chinos expresan sus dudas acerca de la habilidad para gobernar de Kim Jong-Un: ‘Es muy joven y carece de experiencia política’, dicen, aunque también notan que los movimientos de su padre para levantar la posición de su hijo, rodeándolo de familiares y personas leales al régimen, han sido efectivos”.
Kim Jong-Un nació el 8 de enero de 1983. Su madre, Ko Yong-Hee, una bailarina de origen japonés, fue la tercera esposa de Kim Jong-Il. Murió de cáncer en 2004.
Jong-Un apareció como posible sucesor de su padre a comienzos de 2009. Sus hermanos ya habían sido descartados: el mayor, Kim Jong-Nam, viajó en 2001 a Japón con un pasaporte falso para visitar el Disneylandia de Tokio y fue expulsado por la policía nipona.
El segundo, Kim Jong-Chol, jamás fue considerado por Kim Jong-Il digno de ser su heredero político debido, se cree, a que en los círculos del poder tiene fama de “afeminado”.
Entre 1996 y 2000, con el nombre ficticio de Pak-Un, Kim Jong-Un estudió en la escuela privada suiza Steinhölzli, en Liebefeld, cerca de Berna. Decía que era hijo del embajador de Corea del Norte. En ese periodo aprendió inglés y alemán.
Fanático del equipo de basquetbol Bulls de Chicago y de las películas de James Bond y de artes marciales, en particular las del belga Jean-Claude van Damme, Jong-Un regresó en 2000 a Pyongyang para continuar sus estudios en la Universidad Kim Il-Sung, donde siguió una formación militar.
En su libro de memorias, el excocinero de Kim Jong-Il, el japonés Kenji Fujimoto, describe a Kim Jong-Un como “un hombre hecho de la misma madera que su padre, su vivo retrato, su misma cara, corpulencia y personalidad”.
Y como su padre, el joven sucesor comienza a moldearse la misma fama de déspota. El informe de ICG evoca una campaña de eliminación de opositores a la dinastía, dirigida por él, y cita información del Chosun Ilbo, uno de los principales diarios de Corea del Sur, que en su edición del pasado 22 de septiembre publicó una nota titulada “Kim Jong-Un desata reino de terror”.
Según ese medio Kim Jong-Un había ordenado una “purga” de altos funcionarios que podrían oponerse a su sucesión. Así el ministro de Seguridad Pública, Ju Sang-Song; el vicepremier Ri Tae-Nam, y el director adjunto del Departamento de Seguridad del Estado, Ryu Kyong, fueron “despedidos o ejecutados” tras haber sido acusados de cometer actos de corrupción. La élite política del país, agregaba el rotativo, se encontraba “muy agitada” por esa ola de persecuciones.
De acuerdo con una fuente que no cita el periódico, Kim Jong-Un efectúa “una caza masiva de potenciales opositores”, decidió establecer una “fuerza especial móvil armada” para acallar brutalmente cualquier levantamiento popular y sustituyó a varios comandantes de edad avanzada por otros más jóvenes y leales. Esto hizo que los militares de más de 60 años que fueron afectados por la medida protestaran en masa.
Esa misma fuente confió a Chosun Ilbo que incluso el medio hermano de Kim Jong-Il, Kim Jong-Nam, busca asilo político en el extranjero porque teme ser asesinado en su país.
Un día antes de que se celebrara la conferencia de su partido, el de los Trabajadores de Corea (PTC), en septiembre de 2010, Kim Jong-Il promovió al generalato de cuatro estrellas a su hermana, Kim Kyong-Hui y a Kim Jong-Un, sin que ninguno de los dos hubiera servido en el ejército.
Kim Jong-Un también obtuvo un puesto en el Comité Central y una de las dos vicepresidencias de la Comisión Central Militar (CCM) del PTC.
Pugnas internas
A principios de 2009 la constitución norcoreana fue modificada: la Comisión Nacional de Defensa (CND), el máximo órgano de poder y que presidía Kim Jong-Il, aumentó de ocho a 12 miembros.
Pinkston explica en el citado número de julio de Asia Policy que con “ese movimiento se extendió el círculo cercano de la dinastía Jong y se acrecentó la capacidad de tal institución para manejar un rango mayor de asuntos de Estado”.
El hijo de Kim Jong-Il no forma parte de la CND, a cuyos integrantes los elige el Comité Central del PTC. Pero, recuerda Pinkston, tras su muerte en 1994 Kim Il-Sung fue designado “presidente eterno”, por lo que cabe la posibilidad de que Kim Jong-Un ceda igualmente de por vida el puesto que ejerció su padre en la CND y él gobierne desde otra institución: el CCM del partido, que sirve a los intereses del heredero.
El experto del ICG señala que la realización de la conferencia del PTC en septiembre de 2010 fue un hecho político “inusual”: la anterior había tenido lugar en 1980 a pesar de que los estatutos del partido establecen que ese tipo de congresos deben organizarse cada cinco años.
Pinkston expone que el Comité Central parecía “moribundo” y que muchas altas posiciones estaban vacantes a causa del fallecimiento de los funcionarios.
“El reabastecimiento de las instituciones del partido cumple dos funciones relevantes para la continuidad de Kim Jong-Un –expone–: por un lado, restauran la capacidad de los órganos que estaban inactivos y por otro garantizan la lealtad de los nuevos altos cuadros seleccionados; como en todos los sistemas comunistas, las promociones son frecuentemente cruciales para comprar apoyos, incluyendo aquellos para respaldar la transición a favor de Kim Jong-Un.”
Andrew Marble, el editor de la revista Asia Policy, pregunta (en un debate en las páginas de la publicación) cuál es el papel de los militares en el sistema político norcoreano.
Pinkston responde: “Sería impreciso decir que en Corea del Norte existe un régimen militar. Pero el liderazgo coreano decidió elevar el papel político e ideológico de los militares y la subordinación de éstos al partido es mucho menos clara que en otros regímenes comunistas”.
Agrega: “En cualquier sistema autoritario de partido dominante el ejército representa un potencial desafío. Siempre existe el riesgo de un golpe de Estado. Recientes acontecimientos reflejan esas presiones de parte de las fuerzas armadas”.
Pinkston narra que en abril de 2010 Kim Jong-Il promovió a rango de general a 100 militares. Esa cantidad de promociones sólo había sido efectuada a un número mayor, 129, en 1997, cuando el país estaba sumido en la hambruna y Kim-Jong-Il necesitaba con urgencia el apoyo castrense.
Pero matiza: “Es notable que en la cima de las instituciones del Estado el poder está dividido de forma compleja con el propósito de poder contener a los rivales: por ejemplo, el vicemariscal Ri Yong-Ho es considerado el guardián de Kim Jong-Un en el ejército. Él fue recientemente ascendido a esa posición, que corresponde a la de un general de cinco estrellas; además es uno de los cuatro miembros del Comité Permanente del Politburó. Pero Ri Yong-Ho no pertenece a la CND”.
Jang Song-Taek es visto por algunos dirigentes como un posible sucesor de Kim Jong-Il, sigue Pinkston. Jang está casado con la hermana menor de Kim Jong-Il y sí forma parte de la CND: ocupa una de las cuatro vicepresidencias. No obstante sólo es miembro suplente del Politburó y no tiene ninguna influencia en el aparato militar y de seguridad del Estado.
“A pesar de que las fisuras en lo más alto del Estado no son imposibles, Kim Jong-Il parece haber utilizado los nombramientos de cargos importantes y tácticas de ‘divide y vencerás’ para conservar en línea a sus partidarios”, indica el experto del ICG.
Marble pregunta entonces si en Corea del Norte existe la posibilidad de que se configure un escenario que derive en protestas populares, como en Medio Oriente, o en el colapso del régimen.
Stephan Haggard, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales y Estudios del Pacífico de la Universidad de California, contesta en el debate que varias transiciones a la democracia de países con sistemas semiautoritarios se llevan a cabo gracias a que hay un margen de acción para las fuerzas sociales y los partidos de oposición, pero que en Corea del Norte no existen instituciones de la sociedad civil que puedan empujar una presión sostenida sobre el régimen.
–Si ustedes no perciben que el actual sistema se vaya a colapsar súbitamente, ¿cuáles son las posibilidades de que tenga lugar un tipo de reformas o liberalización que pudiera ablandar los elementos más represivos del sistema? –pregunta Marble.
Responde Haggard:
“Una ventaja de los sistemas autoritarios es que pueden virar fácilmente. Si la sucesión es exitosa, Kim Jong-Un podría decidir emular el gradual reformismo de China. Pero las limitaciones del liderazgo de Corea del Norte son muy ceñidas en este momento. El ejército es muy poderoso. No sólo es reticente a hacer concesiones en relación con la seguridad, también podría resistirse a las reformas económicas. Éstas pondrían en peligro importantes prerrogativas del ejército, que incluyen un hinchado presupuesto y el control de varias actividades que generan sumas importantes.”
Lee Jo-Woo, profesor de la Universidad de Chungang en Corea del Sur, afirma en la edición del pasado 20 de diciembre del diario francés Libération que Jang Song-Taek podría intentar tomar el control del ejército y arrebatarle el poder a la familia Kim, lo que desataría una cruenta “guerra civil”.
A ese respecto, Ryu Dong-Ryeol, investigador del Instituto de Ciencia Política de Corea del Sur, declaró al Chosun Ilbo el 8 de junio de 2010 que Song-Taek –quien un día antes había sido nombrado vicepresidente de la CND– “goza de un fuerte apoyo del ejército gracias a las amplias conexiones de sus hermanos mayores Son-Woo y Sung-Gil”.
El mismo diario destaca lo que en 2003 dijo Hwang Jang-Yop, exsecretario del PTC, acerca de él: “Si el régimen de Kim Jong-Il se colapsa, Jang Song-Taek es su más probable sucesor”.
En la nota del Chosun Ilbo se explica: “Los funcionarios de Corea del Sur creen que Jang podría convertirse en el próximo líder de su país si Kim Jong-Il muere súbitamente. El poder pasará inevitablemente a manos de Jang si Kim Jong-Un fracasa en mantener el control”.
Y remata: “Los reportes de inteligencia indican que Jang ha gobernado su país con amplias competencias desde que, en agosto de 2008, Kim Jong-Il sufrió un accidente cerebrovascular masivo”.
Pero Lee Jo-Woo advierte: “Kim Jong-Un no tolerará un segundo mando tan poderoso… y Jang lo sabe”.