Bruselas.– En una penosa falta de consideración diplomática, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Ernesto Derbez, rechazó reunirse el pasado lunes 6, durante una gira de trabajo en La Haya, con Arsène y Roeland Van Nierop, los padres de la joven holandesa asesinada en septiembre de 1998 en Ciudad Juárez, Hester Van Nierop, cuyo caso está aún sin resolver.
Peor aún: el jefe de la diplomacia mexicana ni siquiera se comunicó personalmente con ellos para anunciarles su decisión de no verlos. Lo supieron a través de un correo electrónico firmado por la embajadora en Holanda, Sandra Fuentes-Berain.
(Artículo publicado el 13 de Febrero de 2006 en la sección Prisma Internacional de la Agencia PROCESO)
En tal misiva, Fuentes-Berain señaló que a Derbez le era “imposible” entrevistarse con ellos debido a problemas de agenda. No había tiempo. En su lugar les propuso que platicaran con algunos subalternos que viajaban con él, lo cual no aceptó la familia Van Nierop, que reside en La Haya.
Esa justificación, sin embargo, no parece convincente. De acuerdo con José Rafael Cervantes, jefe de cancillería de la misma embajada –con quien habló este corresponsal el pasado jueves 2 y el día siguiente–, la “apretada” agenda de Derbez era la siguiente: 8:30 de la mañana, desayuno con el ministro holandés de Economía, Laurens Jan Brinkhorst; 12:30, almuerzo con el ministro holandés de Exteriores, Ben Bot; y 8:30 de la noche, cena con el juez mexicano de la Corte Internacional de Justicia, Bernardo Sepúlveda Amor, en la residencia de la embajadora.
Cervantes afirmó que esa era la “agenda oficial”, puesto que habría otras “actividades personales”, sin especificar cuáles. El funcionario se negó a proporcionar a Apro una copia en papel de tal agenda.
Pero eso no fue todo. Cuando algunos periodistas de México y Holanda solicitaron, a través de la embajada, encontrarse unos minutos con Derbez, su respuesta fue una negativa. El motivo: “sólo” se trataba de tres medios y, en el caso de los mexicanos –Proceso uno de ellos–, sus corresponsales no tenían base en Holanda.
Sin embargo, durante su última visita a Bruselas, el 20 de enero de 2004, Derbez tampoco quiso entrevistarse con los periodistas acreditados que lo perseguían. Si finalmente lo hizo fue por que el entonces embajador ante la Unión Europea, Porfirio Muñoz Ledo, llevó a los corresponsales a la puerta por donde saldría el secretario de una reunión con el ministro de Exteriores irlandés, Brian Cowen, no dejándole escapatoria alguna.
“Nosotros no somos los que decidimos eso. Es directamente Derbez y su gente”, insistía Cervantes a manera de disculpa.
Las preguntas
Ni las autoridades mexicanas ni las holandesas advirtieron a Arsène Van Nierop sobre la visita de Derbez. Ella se enteró por su cuenta el 23 de enero.
Lo primero que hizo la mañana siguiente fue escribirle a Hans J. M. Janssen, director consular del Ministerio holandés de Exteriores, pidiéndole su intermediación para arreglar una cita con Derbez .También le preguntó si en la reunión con Bot se abordaría el tema de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
El 1 de febrero, Janssen contestó que Bot y Derbez hablarían del caso Van Nierop en la parte “informal” de su reunión (o tête a tête, en el argot diplomático), pero que no tendría oportunidad de platicar con Derbez, porque “otros temas captaban su atención”.
Ese mismo día por la tarde, todavía con la esperanza de poder lograr su objetivo, Arsène se comunicó epistolarmente con la embajadora Fuentes-Berain, quien le respondió el viernes 3.
En la carta, Arsène explicaba las razones de su insistencia para entrevistarse con el secretario mexicano. Señala: “A principios de enero, recibí un correo electrónico suyo con un documento escaneado en el cual el gobierno mexicano solicitaba a Interpol la búsqueda del presunto asesino de mi hija Hester. Por un lado, yo estaba contenta porque siempre es bueno obtener una respuesta. Pero por otro, estaba bastante sorprendida por lo siguiente: en septiembre de 2004 yo había recibido exactamente la misma promesa de parte de María López Urbina (entonces fiscal especial para los homicidios de mujeres en Ciudad Juárez, de la Procuraduría General de la República)”.
Continúa: “En julio de 2005, el señor H. J. M. Janssen, del Ministerio holandés de Relaciones Exteriores, me escribió que Interpol no podría buscar al presunto homicida porque conocía muy poco de él. Yo no estoy enterada de que algo haya cambiado desde entonces, por lo que me gustaría escuchar cómo es ahora posible que Guadalupe Morfín (la actual fiscal especial) pudo arreglarlo de una mejor manera”.
Según consta por escrito, el pasado 14 de julio Janssen reveló a la familia Van Nierop que el compromiso hecho por López Urbina, el 25 de septiembre de 2004 cuando viajaron a México, no podría cumplirlo. La razón: de acuerdo con Interpol, la policía mexicana no disponía de algunos datos básicos para siquiera considerar tomar el caso: era indispensable contar con el segundo apellido del sospechoso –sólo se proporciona el nombre de Roberto Flores– y con su fecha de nacimiento.
Por eso, cuando la embajadora Fuentes-Berain le anunció que México había solicitado a Interpol su intervención en el caso de su hija, Arsène se sintió confundida.
Tal petición oficial está fechada el 3 de enero de 2006. La dirige Eduardo José Gómez Arriaga, subprocurador general de Justicia de Chihuahua, a Ricardo Gutiérrez Vargas, director de asuntos policiales internacionales de Interpol en la Ciudad de México.
En ella la PGJ de Chihuahua pide la “atenta colaboración” del organismo “a efecto de localizar a quien aparece como probable responsable en el expediente señalado –554/03 del Juzgado Tercero de lo Penal del Distrito Judicial Bravos–, por su participación en el delito de homicidio cometido en perjuicio de la ciudadana holandesa Hester Sussane Van Neierop (sic)”.
Sin embargo, la información proporcionada sigue siendo incompleta: “De acuerdo con las investigaciones realizadas con relación al homicidio que nos ocupa, se tienen datos que quien privó de la vida a dicha persona se ostenta con el nombre de Roberto Flores, quien actualmente tiene librada en su contra una orden de aprehensión en el expediente antes señalado, y se presume que pudiera encontrarse en alguna ciudad fronteriza de Estados Unidos de Norteamérica con nuestro país”.
La solicitud –en poder de Apro y con número de oficio 0007/06–, agrega la entrega de “información relacionada con la edad y la media filiación, así como el retrato hablado del fugitivo”.
La segunda inquietud que la familia Van Nierop pensaba plantearle a Derbez, se relacionaba con el acuerdo al que había llegado la exfiscal especial de la PGR, Mireille Roccatti, con el gobierno holandés, en el sentido de tramitar el aumento del número de agentes de la PGJ de Chihuahua que investigan el caso de Hester.
Como lo dio a conocer Proceso en su edición del pasado 25 de diciembre (No 1521), dicho acuerdo fue desconocido tanto por la fiscalía especial de la PGR como por la PGJ de Chihuahua, una vez que Mireille Roccatti dejó el puesto el pasado 14 de septiembre. A través de su portavoz en la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de México, Víctor Manuel Azcoitia, Roccatti confirmó la existencia de un acuerdo verbal.
Dirk-Jan Vermeij, el portavoz del ministro holandés Bot, informó vía telefónica el contenido de la reunión entre los cancilleres, la cual duró dos horas.
El vocero subrayó que el “tema más importante” del encuentro tête à tête había sido el caso Van Nierop: “Bot solicitó a Derbez ponerle atención al asunto. Le manifestó su deseo de que el caso Van Nierop sea sujeto de una máxima atención y que sea rápidamente resuelto”, explicó Jan Vermeij.
Remarcó también que, por primera vez, la discusión del tema había quedado registrada en la “memoria diplomática” del encuentro, elevando así el grado de importancia del caso Van Nierop en las relaciones bilaterales.
Derbez, por su parte, explicó a Bot la “situación general” en Ciudad Juárez, el estado de avance en las investigaciones del asesinato de Hester, y prometió “mayores acciones”, sin comprometerse a nada en concreto, indicó el portavoz holandés.
Sin embargo, lo que la delegación mexicana al mando de Derbez expuso a los holandeses como una novedad, fue la solicitud para la intervención de Interpol. La misma que, un mes antes, había ya recibido por correo electrónico la familia Van Nierop, despertando en Arsène y su esposo varias incógnitas que, ni a ellos ni a la prensa, el secretario mexicano quiso aclarar.